Conocer el potencial real del país para producir energía, a través de fuentes limpias, y así aprovechar las tecnologías lo mejor posible e implementar acciones más enfocadas y concretas, es la oportunidad que brinda actualmente el Atlas de Bioenergía de Cuba, en su edición 2022.
Presentado en el contexto de la Feria Internacional de Energías Renovables, desarrollada recientemente en el capitalino recinto ferial de Pabexpo, el documento no fue el resultado del análisis de datos de solo un año, sino que abarcó la información que muestra comportamientos, en un tiempo mayor, de varios sectores para producir biogás, biocombustibles sólidos, biomasa forestal y biodiésel.
Alfredo Curbelo Alonso, jefe del Departamento de Energías Renovables y Eficiencia Energética de Cubaenergía, un centro para la gestión de la información y el desarrollo de la energía, que pertenece al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), explicó a Granma los pormenores de esta herramienta.
Detalló que, si bien existe una primera edición elaborada en 2018, en la cual se evaluó ese potencial, la de hoy propone maneras para satisfacer las demandas de portadores energéticos de ramos industriales vinculados a la eficiencia energética, como la Agricultura, la Alimentaria y Azcuba, entre otras esferas.
Especificó que entre las conclusiones está el peso que tienen estas industrias en la producción de calor en los hornos y calderas en el aseguramiento energético, pues habitualmente se le presta la atención fundamental a la electricidad.
Sin embargo, ejemplificó, en la industria alimentaria más del 65 % de la energía final, como promedio, procede de hornos y calderas, lo que indica la necesidad de atender ese suministro de energía.
Como fuente de combustible sólido, para poder ser utilizado en las calderas en sustitución del diésel o el fuel oil, se está valorando el potencial de incremento de la producción de leña si se explotaran las plantaciones energéticas que se declaran como existentes.
A corto plazo es suficiente y se puede avanzar en la conversión de esos hornos y calderas a biomasa, utilizando esa fuente de energía, afirmó.
Por otro lado, cuánto se debería producir de biodiésel –a partir de aceite vegetal, fruto de plantaciones de piñón de botija– para sustituir el 20 % del diésel que se utiliza en la maquinaria agrícola, es una cuestión que, de acuerdo con Curbelo Alonso, también se expone en el Atlas.
Al respecto, el especialista alertó que la cantidad para ello solo sería equivalente al 5 % del área que se cultiva en el país, y no llega a ser el 2 % de las tierras ociosas declaradas en 2017, por lo que no hay una competencia en relación con la producción de alimentos.
OTROS DETALLES QUE APORTA EL ATLAS
El Jefe del Departamento de Energías Renovables y Eficiencia Energética de Cubaenergía subrayó, como otra de las conclusiones, que en el balance realizado sobre la producción, de biogás quedó claro que la mayor posibilidad está en el sector agrícola, pues al comparar, en la rama alimentaria no es tan significativo el potencial de producción, con sus residuos, contra las demandas del propio sector, acotó Curbelo Alonso.
Con respecto al programa de bioeléctricas, dijo que la proyección es suficiente como para poder cubrir esa demanda de biomasa, y se incluye el establecimiento de nuevas plantaciones energéticas a mediano y largo plazo, con un enfoque regional.
Refirió que, usando los residuos de los aserraderos, es posible generar toda la electricidad que consume el Grupo Agroforestal; mientras que, con los residuos de la cáscara de arroz, se puede generar un porciento importante de la electricidad de todo el Grupo Agrícola.
En resumen, aseguró que en el siguiente paso se necesitarían acciones de transferencia de tecnologías e innovación a un nivel más avanzado. No obstante, donde aún queda mucho por investigar es en la producción del aceite vegetal para el biodiésel, un proceso más largo, aunque ya se comienzan los trabajos.
Lo seguro es que el Atlas de Bioenergía de Cuba, edición 2022, cuenta con un balance por provincias, aunque, reconoció Curbelo Alonso, no siempre se pudo obtener la información de cada municipio.
Además, contiene alrededor de 43 mapas que guían el camino, e incluso, se piensa en elaborar un texto de esta naturaleza cada dos años, y que en el futuro sea solo uno de los resultados de todo un sistema de indicadores estadísticos referidos a la transformación de la matriz energética en Cuba.



















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