La historia de aquel jinete de nombre Juan Candela, que al atravesar sobre su mula de carga el río de las Lajas, allá por Coliseo, terminó con «dos pescados de a libra cada uno trincados en las espuelas» quizás no sonaría tan mágica y tan exagerada de haber ocurrido en algún recodo de la presa Zaza, o en las inmediaciones de los sistemas que explotan hoy los acuicultores en las llanuras camagüeyanas.
Al menos eso es lo que dicen las estadísticas de 2019, cuando las provincias de Sancti Spíritus y Camagüey terminaron aportando más del 35 % de las capturas de peces de agua dulce del país; un frente que, lo mismo en estos territorios punteros que en el resto de la Isla, cuenta con potencialidades reconocidas para multiplicar los resultados.
A ello se refirió en fecha reciente el ministro de la Industria Alimentaria, Manuel Santiago Sobrino, quien en el contexto de las reuniones territoriales realizadas en Holguín, Sancti Spíritus y La Habana para afinar la puntería en el siempre complicado camino de asegurar los alimentos a una nación sitiada –y ahora golpeada por el impase que ha impuesto la pandemia– recordaba las posibilidades de la acuicultura, sobre todo a partir de la infraestructura creada y el potencial científico existente. «Esta rama puede aportar mucho más», dijo en el centro del país.
LA ZAFRA DE LA ZAZA
Con 113 millones de metros cúbicos de agua en la barriga, cualquier presa cubana fuera feliz después de haber atravesado esta sequía a rajatabla que acaba de regalarnos el marzo más seco desde 1961; cualquiera menos la Zaza, que hoy se mantiene en ascuas, al 13 % de su capacidad y a punto de cerrar sus entregas a la agricultura.
Los bajos niveles de almacenamiento del embalse y la alta concentración de peces en el espejo, les han abierto los ojos a los acuicultores de Sancti Spíritus, que desde finales del pasado año han movido la totalidad de sus brigadas de captura hacia la represa o el llamado Paso de los Caballos, el segmento final del río antes de desembocar en la obra hidráulica.
Las cuadrillas La Silenciosa, Tuinucú, Río Hondo, Taguasco e Itabo, entre otras, vienen facturando en estos predios lo que se dice una verdadera zafra, con más de 941 toneladas al cierre del primer trimestre del corriente 2020 (131,9 % del plan aprobado), según las cifras oficiales que aporta Orlando de la Cruz Rivadeneira, director de Producción de la Empresa Acuícola de Sancti Spíritus.
Los números, incluso, pudieran ser muy superiores, pero los pescadores no pueden exceder la capacidad de la industria procesadora, que asimila hasta 20 toneladas diarias que convierte en producción terminada –unos 20 surtidos de gran demanda en la red de pescaderías de la provincia–, además de realizar envíos de troncho, banda y picadillo hacia Cienfuegos, Villa Clara y La Habana, donde se le da continuidad al proceso de elaboración.
Reconocida como el mayor reservorio de especies de agua dulce en el país, sobre todo de ciprínidos, la Zaza en condiciones normales aporta el 85 % del plan espirituano, pero en los últimos tiempos, cuando apretaron las dos sequías, la hidráulica y la del combustible, prácticamente todos los pescadores del territorio se han mudado para el embalse, que hasta ahora no da señales de agotamiento.
Antonio Olaya, director de la Empresa Acuícola de Sancti Spíritus, confirma lo que ya se ha convertido en una práctica en este territorio: sobre la Zaza no solo están los pescadores, sino también los ojos de los responsables de explotar la biomasa acuícola, de manera que la pesquería pueda acelerarse o desacelerarse en dependencia del comportamiento de las lluvias y los escurrimientos. «Por ahora –dice él– no hemos notado falta de oxígeno ni ninguna señal de alarma; si eso ocurriera, entonces habría que buscar variantes para incrementar las capturas y evitar un desastre».
También con los ojos en la Zaza están ahora mismo los trabajadores y técnicos de la Estación de alevinaje, encargada de producciones estratégicas; entre ellas el aseguramiento de las siembras para todo el fomento acuícola de la provincia –más de 30 millones de todas las especies como promedio anual–, una encomienda que obviamente requiere agua sin falta.
De todas formas, Antonio Olaya descarta que pueda sobrevenir algún tiempo muerto para los acuicultores de esta parte del país: si flaqueara la Zaza, habría todavía reservas por explotar en La Felicidad, Dignorah, Manaquitas, Tuinucú y en cuanto arroyo quede por ahí.
UN ESPEJO DE 22 000 HECTÁREAS
En niveles de captura de especies de agua dulce, Camagüey le sigue de cerca los pasos a Sancti Spíritus. Solo precisar un detalle: si bien en esa última provincia el grueso de la producción se concentra en la presa Zaza, las llanuras agramontinas disponen del mayor espejo de agua de Cuba, con 22 000 hectáreas.
Tal superficie se traduce en la existencia de 54 presas y 185 micropresas, de ahí el enorme potencial de pesca que los expertos calculan en más de 10 000 toneladas anuales, de concretarse un programa de desarrollo integral de la acuicultura, capaz de estimular una de las principales fuentes probadas de alimentos del país.
«Aunque estamos lejos aún de esos propósitos, explica Jesús García Collazo, director de la Empresa Pesquera de Camagüey (Pescacam), este año tenemos, como prioridad, un plan de captura de 4 215 toneladas, de las cuales 3 915 corresponden a la acuicultura y 300 a la pesca de plataforma».
Según el directivo, para su cumplimiento se cuenta con lo fundamental: un alto nivel de biomasa en los embalses que es preciso pescar de manera rápida y oportuna, sobre todo entre los meses de abril y septiembre, considerada la etapa pico dentro de la estrategia productiva de la entidad.
Con sentido de la urgencia se prevé trabajar, además, en la recuperación de los estanques destinados a la producción de alevines, única manera de poder alcanzar los 40 millones previstos este año, para repoblar los embalses y asumir las necesidades del programa en marcha de fomento de la acuicultura familiar.
«Hay en la provincia, informa García Collazo, miles de reservorios subutilizados, entre canales, estanques y lagunas, en los cuales, previo acuerdo con los propietarios, se sembrarán alevines y después se les comprará el pescado. En definitiva, lo importante es que haya comida, pésquela quien la pesque».
INDUSTRIAS PROCESADORAS A LA ORDEN
Pescacam ha trabajado en los últimos años con luz larga: tres de sus cinco unidades empresariales (Acuinicú, Acuiflor y Estrella Roja) poseen plantas procesadoras, lo que les ha permitido asumir sin dilación el llamado a incrementar la variedad, calidad y cantidad de los productos conformados provenientes de la pesca.
«En medio de la situación que tiene el país, comenta el director de la empresa, la respuesta del colectivo obrero no se hizo esperar: ya desde este mismo mes de abril aportaremos cerca de 70 toneladas por encima de lo planificado, entre croquetas, embutidos, hamburguesas, picadillo y filete condimentado».
Estrella Roja, la mayor industria de Pescacam (asume más del 70 % de la producción) duplica por estos días los niveles de entrega diarios que garantizan las ofertas a la población a través de la red de 23 pescaderías del territorio, y cubren las necesidades del llamado consumo social.
Edel Pérez Escalona, jefe de la planta de conformados, reconoce el esfuerzo de los trabajadores, en su mayoría mujeres, quienes, además de proteger su salud, permanecen en sus puestos dando una muestra de compromiso e incondicionalidad para sacarle el extra al pescado que a diario llega desde los embalses.
A esos menesteres ha dedicado 30 años la operaria Adamina Vanegas Canda: «Si todos nos vamos para la casa, ¿qué sucedería entonces? No solo hay que cuidarse, sino también producir alimentos. Mientras haya materia prima, medios y recursos para trabajar, nosotros estaremos aquí».
Ese es el ambiente que se respira hoy en Pescacam, un colectivo que espera sea este un año de altos dividendos en la acuicultura, y quitarse así el sambenito del incumplimiento de 2019, cuando la escasez de combustible en los últimos meses del calendario trastocó la buena marcha productiva.
En Contexto, la pesca en Cuba
- Hay 168 asentamientos pesqueros identificados; en varios, la actividad pesquera es el sustento principal y son escasas las alternativas de empleo en otras ramas.
- Actúan sobre los recursos pesqueros 3 376 pescadores comerciales estatales y 245 pescadores para autoconsumo.
- Realizan pesca comercial privada unos 18 638 y otros 17 600 la deportiva.
- Se encuentran vinculados a la acuicultura 2 329 pescadores.
- Se vinculan a la pesca estatal de manera indirecta 10 843 trabajadores.
- Las concesiones se otorgan para la explotación pesquera y la acuicultura, por el Consejo de Ministros, en la zona donde el Estado ejerce su soberanía, a las personas naturales o jurídicas extranjeras.
- El Ministerio de la Industria Alimentaria es el organismo de la Administración Central del Estado facultado para conceder, renovar, modificar y cancelar las autorizaciones de pesca y establecer los requisitos y procedimientos correspondientes, así como las autoridades competentes para su otorgamiento y control.
Fuente: Ley de Pesca
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José flores dijo:
1
15 de abril de 2020
13:10:11
Ramon dijo:
2
15 de abril de 2020
14:14:37
PESCADOR dijo:
3
16 de abril de 2020
13:20:41
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