El ejemplo de la Revolución Cubana acelera los planes de agresión del Gobierno de Estados Unidos, y al no tener éxitos todas sus acciones contra Cuba, el 17 de marzo de 1960 el presidente de Estados Unidos, Eisenhower, aprueba el denominado Plan de Acción Encubierta Contra el Régimen de Castro, para destruir la Revolución Cubana. Este plan, entre otras medidas, preveía crear una oposición al Gobierno Revolucionario, iniciar una poderosa ofensiva propagandística en nombre de la oposición declarada, crear una organización secreta de inteligencia y acción dentro de la Isla, y crear una fuerza paramilitar adecuada fuera del país, así como los mecanismos para el necesario apoyo logístico a operaciones militares encubiertas en el territorio nacional.
También el 17 de marzo, EE. UU. canceló el permiso para exportar helicópteros a Cuba, para su empleo en la Reforma Agraria. Al siguiente día, la urss regaló uno al Gobierno Revolucionario. En el aeropuerto de las far, Fidel recibió el helicóptero y expresó el agradecimiento al Gobierno y al pueblo soviéticos.
La edición del 26 de marzo del periódico Revolución ofrece una nota de congratulación de la comunidad hebrea al líder de la Revolución, agradeciendo a Fidel su declaración en relación con la discriminación contra los hebreos, afirmando que en un Gobierno revolucionario y democrático no cabe ninguna clase de discriminación por raza, religión o color.
El domingo 27 de marzo, en las pistas del aeropuerto de la Fuerza Aérea Revolucionaria, en Ciudad Libertad, están presentes más de 50 000 hombres y mujeres, campesinos, obreros y estudiantes. En la terraza del edificio se encontraban el Comandante en Jefe Fidel Castro; el Ministro de las far, Comandante Raúl Castro, y otros jefes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Al dirigirse a los presentes, Fidel expresó que Cuba ya tenía un pueblo organizado y preparado para defender la Revolución, es decir, un ejército nuevo, un ejército de pueblo, los que junto al Ejército Rebelde conforman la defensa de la patria. Asimismo, reconoció que teníamos un pueblo armado de fusiles y de pensamiento, y reiteró el papel del pueblo en la defensa del país y que en los batallones de milicias estaba el gran ejército de la guerra y la paz.
Ese mismo 27 de marzo, en horas de la tarde, se clausuran las seis plenarias provinciales azucareras, donde se le hace entrega al líder de la Revolución el acuerdo unánimemente aprobado por los 500 000 trabajadores azucareros, de congelar sus condiciones de trabajo y salario, y si las circunstancias lo exigen están dispuestos a todos los sacrificios y privaciones, por duras y difíciles que sean, por el triunfo definitivo y consolidación de nuestra Revolución.
Fidel, en sus palabras, expresó que cuando se escriba la historia de la Revolución Cubana se analizará, tanto el acto de esta mañana, en que al cabo de cinco meses de haberse lanzado la consigna de organizar a las milicias de trabajadores, desfilaron en perfecta y marcial formación 50 000 combatientes; como el acto de esta tarde, en que los trabajadores azucareros hacen entrega de las actas contentivas de su acuerdo de congelación de salarios. Tendrán que ser considerados como dos hechos de los más admirables y significativos; dos hechos realmente inolvidables y profundos de esta Revolución.
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