Alguna vez se ha preguntado cuántos materiales diversos intervienen en la confección de cualquier artículo que se hace en una instalación productiva, cuyo objetivo se conoce simplemente por el resultado final que le da nombre como «fábrica de muebles».
Pensemos un poco. Si se trata, por seguir este ejemplo, de hacer camas para las instalaciones turísticas, estamos hablando de madera, herramientas para cortarla y darle forma, tornillos, pegamento, lijas, barniz o pintura, nasobucos, overoles, y muchos otros insumos más.
Incluso, pueden intervenir cooperativas contratadas o empresas grandes, medianas o pequeñas, cuyas producciones formen parte o estén incluidas en el plan económico de otra entidad mayor que tenga financiamiento para comprarlas.
Esos insumos o «eslabones» son los que constituyen la cadena de valor, pues todos intervienen en el costo de producción y, junto con la mano de obra y la transportación, aportan su parte a la hora de fijar el precio de ese producto para el mercado, en este caso, las instalaciones hoteleras para el turismo.
Cualquiera de esos elementos que falten, demoren su entrega, o carezcan de la calidad adecuada, ponen en peligro el producto final y, por ende, a toda la cadena productiva de muebles y resulta prioridad enlazar a todos los que producen los insumos mencionados.
Eso es a lo que se llama «encadenamiento productivo», y cobra especial importancia si algunos de los elementos que intervienen en el producto final son importados, su producción es deficitaria en el país, o la calidad del componente nacional no es la adecuada.
Se trata entonces de evaluar cómo la entidad receptora, en este caso el turismo, puede contribuir a potenciar con financiamiento a otras que intervienen en su «cadena», lograr sustituir importaciones y avanzar en la total soberanía nacional de cada uno de los procesos.
Ello incluye identificar y promover la creación de nuevos sectores o ramas de producción sobre la base de una combinación eficiente entre las fortalezas del país y la evolución de la economía mundial.
Los encadenamientos productivos incluyen a un conjunto de actores económicos asociados en la cadena de valor de un producto, que interactúan entre sí para obtener beneficios en conjunto y aumentar sus niveles de competitividad.
Esta relación de insumos y productos finales, donde existe además un compromiso que va más allá de una transacción de compra o venta, supone la especialización de las entidades productivas que intervienen en diferentes fases del proceso de producción o servicio, para alcanzar mayor eficiencia en el resultado final.
Así establece este objetivo el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, cuando llama a desarrollar actividades productivas, comerciales y de servicios con baja dotación de capital, basadas en pequeñas y medianas empresas que tributan a encadenamientos productivos eficientes con empresas principales y al desarrollo local.
Para ser un país económicamente independiente, soberano, próspero y sostenible, se requiere priorizar los encadenamientos productivos en la industria alimentaria, la producción de alimentos, la construcción, servicios sociales y personales, de reparación y mantenimiento.
También, en las ofertas al turismo, producciones artesanales, transporte, comunicaciones y servicios comunitarios, entre otras actividades que favorecerían la competitividad y contribuirían a reducir costos fijos y al beneficio de la población, según las características de cada territorio.



















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raonel dijo:
1
15 de octubre de 2019
08:30:39
Emelio G Sanchez Fonseca dijo:
2
15 de octubre de 2019
10:32:29
Omar Medina Quintero dijo:
3
15 de octubre de 2019
11:24:55
roberto.herrero dijo:
4
21 de octubre de 2019
14:58:59
Néstor dijo:
5
7 de enero de 2020
08:15:13
Isbel Navarro dijo:
6
7 de enero de 2020
08:42:51
Elise Laurene Pusey Mitchell dijo:
7
6 de julio de 2021
22:02:57
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