Con la bandera de la honradez, la dignidad y el honor ciudadano

La noche del 1ro. de octubre, con la presencia de más de 30 000 personas se inició la Pequeña Serie Mundial, en el capitalino estadio del Cerro. Fidel asistió a este espectáculo deportivo jamás visto en Cuba. Los aplausos y exclamaciones no cesaban. Cuando Fidel salió al terreno a coro le gritaban: «¡Que hable! ¡Que hable!».

Le extienden el micrófono y sonriente, dijo que había venido aquí a ver la pelota, como uno más, como cualquiera de los allí presentes. Y pidió que no lo obligaran a un discurso. Finalmente dijo: «¡Si Cuba ganó la Revolución, ya verán que también gana la Pequeña Serie Mundial!».

Después de la ceremonia estrechó las manos de los peloteros de ambos equipos: el  cubano y el de Minneapolis. Y por último, lanzó la primera bola, que la recibió Guerra Matos.  Este juego terminó una por cero, favorable a Cuba en la décima entrada.

La noche del 2 de octubre, se enfrentan de nuevo los equipos de béisbol. Esta vez acompañado por el Presidente de la República y la mayoría de los ministros del Gobierno Revolucionario, Fidel estuvo en el estadio desde antes de comenzar el juego y no lo abandonó hasta que se consumó la victoria de los cubanos.

El domingo 4 vuelven a enfrentarse los equipos de Cuba y de Minneapolis. Fidel junto al Comandante Camilo Cienfuegos presencia el juego desde el banco del equipo cubano.

La noche del 6 de octubre es el juego decisivo de la Pequeña Serie Mundial. El público colmó las graderías y el palco detrás del home lo ocupó Fidel junto con los comandantes Raúl Castro, Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos y Juan Almeida. En la novena entrada, el equipo Cuba dejó en el campo a Minneapolis.

Más que la victoria precedente esto es un símbolo para el futuro, de lo que serán en Cuba los deportes, expresó Fidel al terminar el juego. Destacó que él siempre vendría al estadio con la bandera de la honradez, la dignidad y el honor ciudadano. Más tarde visitó a ambos equipos y el mánager Gene Mauch se acercó a Fidel para agradecerle su presencia.