ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

A las 2 y 10 de la madrugada del 26 de julio, el Consejo de Ministros se trasladó hacia Santiago de Cuba para efectuar en el Cuartel Moncada la reunión acordada el pasado 21 de julio. La sesión del Consejo de Ministros estaba programada para iniciarse a las 05:15 de la madrugada, la hora exacta en que comenzara el histórico asalto.

En el Consejo, Armando Hart propuso que fuese declarado el 26 de julio «Día de la Rebeldía Nacional», proposición que fue aprobada unánimemente y, seguidamente, Pedro Miret propone declarar el día 30 de julio de cada año «Día de todos los Mártires de la Revolución Cubana».

Haydée Santamaría Cuadrado, invitada por Dorticós, muy emocionada, toma los micrófonos y después de varias palabras dijo: «Hoy, no está Fidel aquí, en estos momentos; no está porque no es Primer Ministro, y no ha querido venir. […] Hoy aquí pido en nombre de los mártires –ya que son muchos los vivos que le van a pedir que vuelva–, hoy aquí también pido en nombre de ésos que sé que se lo están pidiendo, que Fidel vuelva, que vuelva al puesto que le pertenece, porque así lo quieren los vivos y porque así lo quieren los muertos».

En La Habana, a las diez de la mañana, comienza el desfile militar y de la caballería campesina. Fue presenciado por Fidel, acompañado por el general Lázaro Cárdenas, expresidente de México, y por más de medio millón de personas, congregados a todo lo largo del Paseo del Prado, desde el Castillo de la Punta hasta la calle Monte.  

Tan pronto como terminó el desfile, el líder de la Revolución tomó un helicóptero que lo trasladó al Parque Maceo, donde se fueron situando los tanques y una sección de artillería pesada para realizar un simulacro de combate con la participación de fuerzas de mar, tierra y aire.

Más tarde, campesinos de todos los rincones de Cuba, junto al pueblo habanero e invitados extranjeros, colman la Plaza Cívica. A las cuatro de la tarde, comienza el acto. Entre los oradores, el general Lázaro Cárdenas pronuncia un importante discurso.  

También usó de la palabra el Presidente de la República Osvaldo Dorticós Torrado y el Comandante Raúl Castro.

En las palabras finales, Dorticós exclama: «Esta vez, por vez primera en la historia de nuestra Revolución, no manda Fidel Castro; manda el pueblo que ordena a Fidel Castro cumplir con su deber como gobernante».

Las emociones en la Plaza van en aumento. Interviene Raúl, y casi al finalizar, dice que la única cosa que piden los cartelones y las exclamaciones es que regrese Fidel. Y es en ese momento en medio de una prolongada e ininterrumpida ovación, que Dorticós toma el micrófono y dice: «Compañeros: en el instante más cargado de emoción de mi vida, puedo hoy como Presidente de la República, anunciar a ustedes que el compañero Fidel Castro, ante vuestro mandato, ha aceptado retornar al cargo de Primer Ministro del Gobierno Revolucionario». La ovación fue estruendosa.

El discurso de Fidel es el más esperado en el gigantesco acto, quien argumenta que el Gobierno Revolucionario es un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, y se ha cumplido la voluntad no de un hombre, sino de un pueblo. Y por segunda vez repite a los detractores de nuestra Revolución: «condenadme, no importa, la historia me absolverá».

El 27 de julio Fidel ofrece una conferencia de prensa, en la que responde varias preguntas. Este día también está presente en el Congreso de Estudiantes de la Segunda Enseñanza y, después de una reflexión de la situación actual, declara a los estudiantes que quizá tengamos que combatir con las armas en la mano una y otra vez.

El 30 de julio se prevé que Fidel, acompañado del Presidente y del Consejo de Ministros, asista a la velada que a las 09:00 p.m. tendrá lugar en Santiago de Cuba en honor a Frank País; sin embargo, el líder de la Revolución se dirige a la Cervecería Modelo, ubicada en el poblado del Cotorro, para compartir con los delegados de la Ciclo Therapy Company a la X Convención Anual que celebra dicha organización industrial, radicada en Adanville, Pensylvania, en Estados Unidos.

A las nueve de la noche, en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santiago de Cuba, se inicia la velada solemne con la presencia de Fidel Castro. En una parte de su intervención expresa que ese día es de meditación y había que ir todos los años a recordar a los muertos de la Revolución, pero como un examen de la conciencia y de la conducta de cada uno de nosotros, tenía que ser como un recuento de lo que se ha hecho. Más adelante, Fidel reflexiona acerca de la ética de los verdaderos revolucionarios y rinde honores a Frank País y René Ramos Latour, al tiempo que define los principios del Ejército Rebelde y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias vigentes hasta nuestros días.

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