El 12 de abril, después de haber participado en el inicio del carnaval habanero, Fidel llegó a Camagüey e inmediatamente departió con Pastorita Núñez sobre la construcción de la primera vivienda para el pueblo que se edificaría en Camagüey. Luego se trasladó a la arrocera San Antonio, finca que fuera propiedad del exsenador Guillermo Aguilera y el depuesto tirano Fulgencio Batista.
Tras recorrer la zona, se dirigió a los cientos de campesinos que se habían reunido para manifestarle su respaldo. Fidel les explica que de ahora en adelante cada cual tiene que ser un soldado de la Revolución y cada casa campesina tiene que ser una trinchera de la Revolución.
En el coliseo de la Ciudad Deportiva, el 13 de abril, convocada por el Colegio de Maestros Normales y Equiparados, y el Colegio Municipal de La Habana, se efectuó una reunión de maestros de escuelas públicas y privadas para apoyar al Ministerio de Educación. Entre los asistentes se hizo una colecta de dinero en favor de la Reforma Agraria, similar a la que se hacía en todo el país. Fidel resumió el evento y en su intervención anunció que el antiguo campamento de Columbia se convertiría en una ciudad escolar.
En el atardecer del 14 de abril, a instancias de los estudiantes y sus padres, Fidel concurre a la reunión de la Asociación de Alumnos del Colegio Baldor, que se efectúa en el teatro Auditorium. En dicha escuela los profesores estaban en huelga desde días atrás, a consecuencia de un conflicto con el dueño y director, Aurelio Baldor, que comenzó por una demanda de aumento de salarios.
Después de escuchar los argumentos, el líder de la Revolución emitió sus criterios y les dijo que había que ofrecer una solución práctica, independiente de quien tuviese o no la razón. Les recordó a los maestros que estaban obligados a enseñar, a pensar, a valorar el pro y el contra de todas las cosas, a tener calma.
En horas de la noche, quedó inaugurada la Liga Internacional de Béisbol. Fidel lanzó la primera bola y el comandante Camilo Cienfuegos fungió como receptor. Momentos después declaró que comenzaba una nueva era de la pelota cubana, bajo el cielo libre y un Estado libre.
Horas más tarde se inició el Consejo de Ministros que duró hasta el siguiente día. Entre sus acuerdos estuvieron la creación de la Ciudad Universitaria Abel Santamaría, la entrega de 1 895 000 pesos al Ministerio de Salubridad, y se establece un aumento del 12 % a los salarios correspondientes al corte y alza de la caña. En horas de la tarde del 15 de abril, Fidel arriba al aeropuerto del Campamento Libertad para partir, presidiendo una destacada delegación, rumbo a Estados Unidos. En sus palabras de despedida dijo que la visita era una continuación de la Operación Verdad, para defender a la Revolución contra todas las calumnias.
El Britannia en el que viajó aterrizó en la base del Transporte Aéreo Militar, exactamente a las 9:02 de la noche. Amigos, simpatizantes y adversarios se dan cita en el aeropuerto. Cuando se abre la portezuela metálica del avión y aparece el Primer Ministro estalla la ovación: «¡Fidel, Fidel!».
Durante toda la visita algunas personas vociferan contra Fidel y enarbolan carteles contra la Revolución. El traidor Rafael del Pino, meses después, cuando es capturado en Cuba, revela en una entrevista que esas personas eran asalariadas de él, y les pagaba 15 dólares diarios.
Fidel llegó entre banderas el miércoles 15 a Washington, banderas cubanas, dominicanas y nicaragüenses sostenidas por puños del destierro.
Fidel no pudo ir hasta la gente que lo saludaba, lo atajó un fornido detective de la celosa policía secreta puesta para cuidarlo, vista su disposición de llegar hasta una alambrada próxima. El Jefe de la Revolución montó en una limosina negra que le esperaba en la pista, pero sorpresivamente abrió la portezuela contraria para escapar de la vigilancia.
Roy Rubottom y Wiley Buchanan, a cargo del protocolo, quedaron boquiabiertos. Más conocedora de Fidel, la comitiva cubana –el embajador Dihigo, los delegados en la ONU Manuel Bisbé y Carlos Lechuga– reía la travesura: esa fue la primera experiencia tenida por quienes no lo conocían. «Nunca pasé tan mal rato», confesaba después el encargado de su seguridad personal Jack Lynch.








 
     
    










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Maria Elena Perez Lugo dijo:
1
29 de abril de 2019
08:07:51
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