ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La majestuosa fachada de incontables arcos del Palacio de los Capitanes Generales . Foto: de la autora

 Vamos a andar La Habana, amor,
                                                    ………..
                                                    Apunta el día y la ciudad
                                                    se quiere levantar.

                                                                             (Canción/ Ireno García)    

LA Oficina del Historiador de la Ciudad prepara cada verano un atrayente programa de visitas a sitios históricos y culturales denominado Rutas y Andares que propicia para citadinos y visitantes un acercamiento de primera mano a sitios declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. .
  Ha devenido tradición que esos recorridos se inicien justamente en la Plaza de Armas, en la Calle de Madera, única de la ciudad cuyos adoquines son de madera dura, en vez de piedra, frente a los portales del majestuoso Palacio de los Capitanes Generales, desde 1968 establecido como Museo de la Ciudad.

 La imponente edificación, que fuera residencia de los gobernadores coloniales españoles, fue construida entre 1776 y 1792, en el terreno donde se erigió en el siglo XVI la primera iglesia de La Habana, denominada en su momento Parroquial Mayor, y que según algunos historiadores fue incendiada por el pirata Jacques de Sores en 1555.

Gran portón de madera que conduce al luminoso patio interior del Palacio de los Capitanes Generales. Foto: de la autora


  La obra fue proyectada por el ingeniero Antonio Fernández Trebejos y Zaldívar, por encargo del Capitán General, el Marqués de la Torre, e inaugurada por su sucesor, don Luís de las Casas.
  Macizo, regio y bello, el Palacio-Museo es considerado ejemplo de lo que se ha llamado barroco cubano y ocupa toda una manzana. Se ubica en el lado oeste de la Plaza de Armas, la más antigua de la ciudad (en 1589 adquirió la forma y tamaño actual).
  Construido con rocas calizas de las canteras de San Lázaro que le confieren un aspecto rústico, en su ejecución se emplearon ricas maderas cubanas, ladrillos de Málaga, rejas de Bilbao y mármoles de Carrara.
   Luego de apreciar su sólido y sobrio exterior, lo primero que destaca es su gran pórtico con sus columnas de piedra labrada desde el piso al techo y sus arcos que se extienden por toda la fachada.
   Un gran portón de madera conduce al luminoso patio interior, dominado por la estatua en mármol blanco del Almirante Cristóbal Colón que data de 1862 y luego de disfrutar del frescor del jardín, puede comenzarse el recorrido por algunas de sus 40 salas de exposiciones permanentes, con colecciones artísticas de gran valor histórico y cultural.
   Casi cinco siglos de historia atrapados en sus magníficos salones.
De la colonia se encuentra uno de los despachos públicos con que contaba el Capitán General; el Salón del Trono, construido imitando al gran salón del Palacio Real de Madrid; uniformes de soldados y oficiales de distintas gradaciones del ejército español, sus armas, documentos, óleos y fotografías.
   De las guerras independentistas del siglo XIX, rige la Sala de las Banderas,  entre ellas la enarbolada en 1868 por Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria; armamento mambí, y pinturas alegóricas a los próceres y los combates.  
  Una de las galerías exteriores muestra, en tarjas de bronce, las cuatro constituciones que fueran elaboradas y aprobadas a lo largo de las guerras de independencia: Guáimaro, 1869; Baraguá, 1878; Jimaguayú, 1895 y La Yaya, 1897, y los nombres de los próceres que las suscribieron.
  Otras hermosas salas están decoradas con piezas de alto valor, muebles de época bien conservados, lujosos espejos venecianos, joyas y vajillas pertenecientes a familias aristocráticas de la colonia.

Óleo del pintor cubano Servando Cabrera Moreno donde reproduce la caída en combate del Apóstol José Martí. Foto: de la autora


   Como decíamos al inicio, desde el Palacio comienzan varios recorridos por la ciudad patrimonial, pero, atención, en la propia Plaza de Armas encontrará otros edificios seculares, el primero, el castillo de la Real Fuerza, construido en el siglo XVI, con su puente levadizo que pasa sobre un foso, es uno de los más antiguos del continente americano. Tiene otro valor agregado, en la torre occidental se emplaza una réplica de la veleta conocida como La Giraldilla, símbolo de la ciudad de La Habana.

Entre las valiosas vajillas que atesora el hoy Museo de la Ciudad se encuentra este plato con el escudo de Napoleón Bonaparte. Foto: de la autora


  En el lado este de la Plaza está el Templete, de estilo neoclásico, que fue construido en 1828 para conmemorar la fundación de la ciudad y la primera misa celebrada bajo una ceiba en 1519.  Alberga tres lienzos monumentales debidos al pintor francés Juan Bautista Vermay. Todos los años, la víspera del 16 de noviembre, día de la fundación de La Habana, cientos de citadinos dan tres vueltas a la ceiba (a mediados del siglo XVIII murió la primera y ha sido reemplazada varias veces hasta llegar a la actual) y formulan sus deseos personales.
   Otro palacio es el del Segundo Cabo o  vicegobernador de Cuba, y es también de los máximos exponentes del barroco cubano. Comenzó a construirse hacia 1770 y fue terminado en 1791. Es un edificio en el que prima la austeridad, un portal con arcos de medio punto y el  patio interior de estilo andaluz. Desde el 2017 radica allí el Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales entre Cuba y Europa.

Entre las valiosas vajillas que atesora el hoy Museo de la Ciudad se encuentra este plato con el escudo de Napoleón Bonaparte. Foto: de la autora


   La Plaza regala aun otros magníficos edificios. La Casa de los Condes de Santovenia, construida a principios del siglo XVIII, transformada en el lujoso Hotel Santa Isabel, y para cerrar el cuadrilátero alrededor de la Plaza, los inmuebles que albergan el Museo de Historia Natural y la Biblioteca Rubén Martínez Villena.
Estos espléndidos edificios coloniales dan un atractivo singular en ese andar La Habana, la Ciudad Maravilla que en 2019 estará celebrando su aniversario
500.

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