Toca madera es una de las frases más famosas, tradicionales y universales. Aun sin considerarse supersticiosos casi nadie se resiste a tocar tres veces una madera para espantar la mala suerte y atraer la buena suerte.
Es un mito de origen ancestral. Los griegos relacionaban a Zeus con el roble, para los celtas en los árboles habitaban duendes y hadas y los cristianos parecen atribuir la protección a la cruz de Jesús.
Así es, la madera, un material noble, siempre se ha asociado a los dioses, pero acompañando al ser humano. Tocarla para alejar los malos presagios o evitar que la buena suerte cambie no solo es un hecho personal, se encuentra igualmente en numerosas manifestaciones artísticas. Muy contemporáneamente la utiliza el catalán Joan Manuel Serrat en una de sus canciones, de título homónimo, donde dice Cruza los dedos, toca madera.
El cubano Arístides Hernández, o Ares, como firma sus obras, prestigioso caricaturista, inauguró en la Galería Villa Manuela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) una muestra de sus pinturas, con el inevitable añadido de su humor, irónico, cáustico, desacralizado.
¿Su título? Tocar madera, una exposición personal compuesta por 19 piezas, pinturas, una única instalación (Habana 6 a.m.,) y escultura, ejecutadas sobre…madera.
El plegable que acompañó la muestra tiene una valoración del crítico de arte David Mateo quien afirma: «La exposición… pone a prueba ahora la capacidad expansiva de sus fórmulas y artificios artísticos. Procedimientos inusuales en su trayectoria creativa como la instalación, la recontextualización objetual, o la pintura sobre madera, se utilizan a cuenta y riesgo en esta curaduría sin que se pierda la sustancia de un perfil iconográfico…».
Las puertas de madera tienen un papel predominante, son, en muchos casos, las superficies sobre las que el artista pinta, pero sin dudas son las aldabas coloniales el elemento común que distingue las piezas.
Mateo recuerda que «Ares viene de una tradición de caricaturistas e ilustradores cubanos en la que resulta esencial la correspondencia entre el concepto, la inducción intelectual y el poder de la síntesis de la representación gráfica».
Se aprecia entonces que Ares toca madera con varias intenciones, evidentemente pedir buena suerte, pero también indaga en otros temas, como la religiosidad (budismo, catolicismo, yoruba africana), la identidad cubana (la bandera, el escudo, el Apóstol José Martí) y otros más actuales (anuncios de restaurantes y hostales que hoy inundan La Habana).
Ares (La Habana, 1963) demuestra nuevamente ser un artista, ya con mayor solidez creativa, que también en pintura sabe sintetizar, a su manera humorística, temáticas complejas.
Lo ha venido haciendo en sus caricaturas, por las cuales ha recibido más de 150 premios en eventos internacionales, incluso desde la ilustración de decenas de libros y en los suyos propios, pues ha publicado una veintena de títulos.
Cada manifestación artística posee sus espacios de validación. La caricatura publicada en medios de prensa puede llegar a millones de personas, pero una exposición significa un intercambio directo.
Exhibir entonces no es solo colgar cuadros en un espacio y en Tocar madera se percibe un agudo trabajo de curaduría, desde el trabajo de las piezas, a la estructura, que favorece el pensamiento que desea transmitir.
Después de Intracorpora (en la misma Galería Villa Manuela); Primeros planos, primeras planas (mezcla directa entre la pintura y el humor gráfico, expuesta durante la Bienal de La Habana) y ahora Tocar madera, ya no puede seguir señalándose que con la pintura Ares se sale de su trabajo habitual.
La pintura expuesta descubre una poética, su cosmovisión sobre la realidad contemporánea tanto como lo ha hecho desde las caricaturas, hasta ahora, carta de presentación de Arístides Hernández, Ares.

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