CIEGO DE ÁVILA.–Tal vez sin proponérselo, Oscar Benedico Rodríguez, director del Centro Meteorológico Provincial de Ciego de Ávila, lo había advertido hace unos años: «En el futuro tendremos ciclones tropicales intensos y la época de mayor peligro para Ciego de Ávila será entre septiembre y el mes de noviembre, cuando el calor del Caribe en los niveles bajos de la atmósfera y las temperaturas frías en los niveles altos favorezcan el movimiento convectivo de las nubes».
Y no se equivocó en la profecía: en septiembre pasado, los aullidos del ciclón Irma eran escuchados por casi todos los habitantes de la provincia, tanto los de la parte Norte como los del Sur. Los mayores estragos los hizo en los municipios de Bolivia (por donde entró), Primero de Enero, Morón y Chambas, aunque los coletazos se sintieron en todo el territorio y en barrios como Palmarito, en el sureño poblado de Júcaro, donde las lenguas de viento no tuvieron piedad y prácticamente lo borraron del mapa.
Otros huracanes habían mantenido en jaque a los avileños, pero al final los vientos de Gilbert (1988), Lili (1996), Isidore y Michelle (ambos en el 2001) e Iván (2004), pasaron de largo sin dejar grandes destrozos; sin embargo Irma descargó alevosía.
Una vez contabilizados los daños, los números revelados por las autoridades fueron escalofriantes, pero Irma no pudo dar el tiro de gracia. Unas horas después, llegó el otro huracán: el de la recuperación, la solidaridad, el trabajo y el compromiso de que las obras que levantarían los avileños fueran más bellas y mejores.
Así, donde hubo viviendas endebles, hoy las manos de los constructores, junto a las de los propios moradores y vecinos, las levantan más fuertes; donde alguna institución quedó borrada del mapa, ahora resurge otra con mayor garbo.
De entre muchos, solo tres ejemplos: ¡Quién hubiera creído que en solo 20 días quedaran restaurados miles de kilómetros de cables maltratados, como los que cubrirían dos veces el largo de la isla de Cuba!
Que 40 días después del impacto directo de Irma sobre el destino turístico Jardines del Rey pudiese comenzar la temporada de invierno 2017-2018 con un producto renovado y de alto estándar, en la mayoría de los lugares, superior al que tenían antes del ciclón.
O que pese a las afectaciones en la agricultura, los anaqueles en los mercados agropecuarios no estén totalmente vacíos, como resultado de estrategias urgentes: la intensificación de las labores de siembra de productos de ciclo corto y el despliegue de la mayor campaña de frío en la historia de la provincia, ascendente a unas 23 000 hectáreas.
En ese restablecimiento, que nada tiene de casual, sino mucho de trabajo y control, ha desempeñado un papel determinante el seguimiento realizado por la Región Estratégica Central y su jefe, el general de cuerpo de Ejército, Joaquín Quintas Solá, al frente. Este nuevo modo de enfrentar la recuperación demuestra una vez más la unidad entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y el compromiso de dicha institución con el desarrollo y el bienestar de la nación.
A los avileños no les han frenado la aspiración de progreso ni la sequía, primero, ni luego el vendaval; así lo demuestran las obras que ya están en pie y los retos asumidos.
Ileana Venegas Acosta, directora provincial de Economía y Planificación en Ciego de Ávila, lo confirmó en un reciente intercambio con la prensa: «Pese al huracán, la provincia crece discretamente en sus principales indicadores macroeconómicos (ventas netas, valor agregado bruto y producción de bienes y servicios), una tendencia que se ha mantenido desde hace una década».
El día después de Irma fue de desasosiego, imposible de olvidar, pero en esta Isla atravesada por huracanes –vengan de donde vengan– el mañana esperanzador jamás será una utopía.

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