
En Cuba no hay condiciones para que prolifere el narcotráfico. Desde 1959 las autoridades impidieron que el país sirviera de puente para el tránsito de drogas y que narcotraficantes se instalasen aquí, a pesar de los retos que impone nuestra geografía: la mayor de las islas en el mar Caribe y el punto intermedio entre Norte y Sur.
No obstante, los esfuerzos cada año para que así se mantenga se multiplican. Este 2017 se ha incautado un volumen superior de drogas con respecto al 2016, a pesar de que ahora son más sofisticados los métodos de ocultamiento empleados para burlar el control en la frontera cubana.
«Mientras que en el año 2016 se confiscaron 30,22 kilogramos de drogas, este 2017 la Aduana General de la República (AGR) ha asegurado 57,376 kg», indicó Camilo Barrios Abreu, director de enfrentamiento de la AGR, durante una reunión celebrada en la sede de esa institución en La Habana.
En lo que va de año la Aduana ha registrado un total de 94 hechos relacionados con la detección de drogas en la Isla, la mayor cifra del último quinquenio. De ellos, 38 se relacionaron con narcotráfico y 56 con consumo personal.
Debido a que en algunos países hay drogas (como la marihuana), que están siendo despenalizadas, muchos viajeros intentan ingresar a la Isla con pequeñas proporciones para su consumo personal. Creen que eso les da aval para entrarla a Cuba, y no es así. Por eso es importante que los visitantes se informen y conozcan las regulaciones existentes en nuestro país, comentó el vicealmirante Pedro Miguel Pérez Betancourt, jefe de la AGR.
«Principalmente ha sido detectada por la vía aérea, en pasajeros que la introducen impregnada en hojas de papel, ingerida (la forma más común), adherida al cuerpo, en alimentos, en compartimentos del equipaje, al interior de equipos electrodomésticos...», destacó.
Si bien en el capitalino aeropuerto internacional José Martí es donde se registran mayores infracciones a la seguridad, también se están detectando en el Juan Gualberto Gómez, de Matanzas, y el Frank País, de Holguín.
Los nuevos modos de operar intensifican el enfrentamiento a las drogas en la Isla, explicó Barrios Abreu, junto al incremento significativo del turismo, el aumento del nivel de operaciones aéreas y de cruceros, y la entrada de yates a las marinas internacionales, concluyó.



















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