La propagación de la COVID-19 en Ciego de Ávila, y los preocupantes números que reflejan su incidencia, dicen de cuán complicado es el cuadro epidemiológico aquí.
Según el reporte del Ministerio de Salud Pública, en los últimos 18 días (hasta el 31 de julio) el territorio computaba una cifra superior a los 11 000 enfermos (más de 20 000 desde marzo de 2020 hasta la fecha) y más de 200 fallecidos.
La tensión que significa el aumento de contagiados se puede palpar en cuerpos de guardia y en los sitios habilitados para las consultas de infecciones respiratorias agudas.
En reiteradas reuniones de trabajo del Grupo provincial para el enfrentamiento a la pandemia, las máximas autoridades dan cuenta del «panorama preocupante en el territorio», a la vez que resaltan el extraordinario esfuerzo del personal de la Salud que está en primera línea. Aducen, con toda razón, que mucha gente se contagia por irresponsabilidad y por el incumplimiento de las medidas higiénico-sanitarias.
Todavía se observan muchas personas que hacen caso omiso a las normas establecidas, quienes se exponen y exponen a otros al peligro mortal de la enfermedad; por no hablar del esfuerzo adicional que exige de los galenos, agotados, pero sin abandonar su labor, para salvarlos.
Se ha informado que, con el nuevo protocolo de ingreso en el hogar, siempre y cuando estén asintomáticos o sean clasificados como leves, y no tengan enfermedades asociadas, debe garantizarse, a los pacientes que cumplan los requisitos, el tratamiento con Nasalferón.
De igual manera, el test rápido debe realizárseles a todos los sospechosos, y a los que den positivo se les confirma el diagnóstico con PCR. En caso de dar negativo, a las 48 horas se les repite. Ni lo primero ni lo segundo ha funcionado con la precisión milimétrica que debiera, por una parte, a causa de las tensiones logísticas y sanitarias agravadas con la curva empinada de la pandemia.
Un hálito de esperanza trae la vacunación masiva con el inmunógeno anti-COVID-19 Abdala, del cual se aplicaron hasta ahora más de 200 000 dosis en los municipios de Morón y Ciego de Ávila, como una de las vías para que la inmunidad prenda en las personas y así controlar la transmisión pandémica entre los habitantes.
Pero la vacunación no garantiza frenar el contagio si no se le acompaña con la debida disciplina sanitaria de las personas.
En función de las acciones contra el SARS-COV-2, se decidió en la provincia vincular los organismos a las áreas de Salud, de manera que apoyen logísticamente los procesos y, a la vez, hacer un llamado a los médicos que aún no están vinculados a que se sumen a la lucha contra la pandemia, «apelando a la conciencia y la vocación de servicio, en un momento en que el territorio demanda del esfuerzo de todos sus hijos», según valoró Félix Duarte Ortega, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido, en reciente reunión del Grupo temporal.
Suma confianza la llegada del nuevo equipo de PCR en tiempo real, dispositivo donado al IPK por un proyecto de solidaridad internacional, y que el Ministerio de Salud Pública dispuso instalar en el laboratorio avileño; la entrada en funcionamiento de otros tres para el análisis de PCR y los biosensores de antígenos emplazados en el municipio de Ciego de Ávila para elevar la capacidad de diagnóstico.
Las muertes duelen, nadie lo duda, pero hasta ahora son muchos más los que han salvado la vida. La desesperanza no puede imponerse, más si actuamos como seres racionales para ganar la batalla.
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