ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
A la ciudad de Ciego de Ávila solo se puede acceder por tres puntos. Foto: Gutiérrez Gómez, Osvaldo

Gente que va y viene; gente en las colas, los correos, los bancos, las tiendas… La mano tenebrosa de la indisciplina social vuelve a complicar la situación epidemiológica en la provincia de Ciego de Ávila, razón por la que el Grupo de Trabajo Temporal para el enfrentamiento a la COVID-19 decidió aplicar nuevas medidas restrictivas para reforzar el aislamiento físico entre las personas e intentar, una vez más, poner freno al SARS-COV-2.

Como presagiaban las autoridades sanitarias, el sexto mes del año se muestra con altas tasas de contagios y los pronósticos no son halagüeños. Lo dicen las estadísticas. Y es que el primero de junio, la provincia reportó 65 contagiados autóctonos; el pasado día siete la cifra disminuyó a 54 positivos, con la agravante de dos fallecidos; y este martes los números dan cuenta de un fallecido, con 71 autóctonos, de ellos 46 en el municipio cabecera, 16 en Morón, cuatro en Ciro Redondo, tres en Baraguá y uno en Majagua, la mejor radiografía de que todavía no se avizora control alguno sobre la pandemia.

Las medidas vuelven, tienen que volver, porque la protección a los ciudadanos siempre será la hoja de ruta principal del Estado cubano, como parte de una carrera por eliminar —o al menos detener— una enfermedad excesivamente contagiosa, dañina y en espiral ascendente.

El promedio de casos diarios y la transmisión aumenta y el epicentro de las complicaciones continúan siendo Ciego de Ávila y Morón, con más de 180 entre ambos en los últimos tres días.

Lo único que pudiera llevar a pensar en una mejoría aparente es que, según el reporte del pasado día ocho, solo existen casos en la mitad de los 10 municipios, algo que debiera achacársele más a la casualidad que a la realidad existente; por demás, los casos ahora se concentran en las ciudades más importantes: Ciego de Ávila y Morón, los municipios con más población y, por ende, más indisciplinas, más colas y más personas sin cumplir las medidas de protección.

Es ilógico, inadmisible y deshonesto que todavía los pacientes no declaren las personas con las que tuvieron contactos ni los lugares donde permanecieron, como ilógico es, además, ver niños de la mano de sus progenitores en plena calle, incluso, algunos sin nasobuco.

Ante tal panorama es que llegan las nuevas medidas que nadie debiera atreverse a poner en tela de juicio, como las de autorizar una vez al día y personalmente a los ciudadanos que viven dentro del perímetro urbano, y fuera de él, a que compren los productos normados en las bodegas y, en general, extremar la organización de las ventas; permitir el traslado una vez al día, potenciando que permanezcan en sus fincas, a campesinos cuyas tierras se encuentren fuera del perímetro.

A las que se unen, entre otras, autorizar a los propietarios de animales la búsqueda de hierba, de no existir condiciones dentro del perímetro cerrado, dos veces a la semana (lunes y viernes), proceder a la desinfección con agua clorada de áreas públicas y principales arterias, incrementar la aplicación de medidas severas contenidas en los Decretos Ley Nro. 30 y 31 de enero de 2021, fortalecer los servicios básicos a la población, prestando especial atención a las áreas que se decreten en cuarentena y a los focos activos; reducir las ventas de bebidas alcohólicas, vender el ron por circunscripción; las cervezas de botella solo con alimentos y la dispensada solo para llevar.

Medidas necesarias, que en modo alguno dan garantía de seguridad, ni sustituyen a la responsabilidad individual y colectiva para vencer a una enfermedad peligrosa en extremo.

Ciertamente, en tiempos de la COVID-19 no se puede seguir viajando, dando fiestas, abrazándonos y besándonos como si nada ocurriera.

Ya el planeta tierra supera las tres millones 600 000 muertes, aunque la Organización Mundial de la Salud estima que el número real de fallecidos por coronavirus es dos o tres veces superior a los 3,4 millones de muertes notificadas actualmente a la agencia, según explica el informe sobre las Estadísticas Sanitarias Mundiales 2021. Las cifras reales de fallecidos podrían estar entre los 6,8 y los 10 millones. ¿Más explícito?

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