Conducidos por la doctora en Ciencias y profesora emérito Dania González Couret, científicos de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (Cujae), con la participación de expertos de la Universidad de Camagüey, merecieron uno de los 78 premios nacionales de la Academia de Ciencias 2021, en el acápite de Ciencias Técnicas.
El resultado laureado se basa en el abanico de investigaciones realizadas en los últimos 20 años en el país, encaminadas a evaluar la influencia del diseño arquitectónico y urbano en el ambiente térmico interior y el consumo de energía, en las condiciones climáticas de Cuba, con énfasis en los edificios no residenciales, como hoteles, instalaciones administrativas y de servicios, organismos y escuelas, entre otros.
Para conocer los aportes fundamentales del estudio, las variantes de soluciones ofrecidas y la posibilidad de que estas puedan insertarse en el sector de la construcción, la doctora Dania González intercambió con Granma sobre este tema.
–¿Cuáles son los orígenes de tan promisorio resultado?
–Los inicios datan de los primeros años de la actual centuria, cuando el arquitecto Luis Alberto Rueda defendió, en su tesis de grado, el papel del diseño en el consumo de energía por climatización, en hoteles de sol y playa.
«Otro antecedente estuvo relacionado con el esbozo de un sistema de múltiples elementos de protección solar, susceptibles de ser producidos industrialmente en el país, cuyos beneficios en la reducción del consumo energético quedaron demostrados al aplicarse en el edificio Almendares, de la Inmobiliaria Cimex, en 2008.
«Igualmente, las investigaciones contemplaron la evaluación de la sustentabilidad energética de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), con propuestas para disminuir la demanda de energía en los tres edificios de mayor consumo.
«Una tesis de doctorado defendida hace un tiempo centró su contenido en determinar la influencia del contexto urbano y la orientación de los inmuebles en la protección solar y la rebaja del gasto de energía. También fue tema principal de otro doctorado la renovación energética de edificaciones, en el Vedado habanero».
–¿Cuánto pueden contribuir las soluciones arquitectónicas al ahorro energético en nuestro país?
–A escala global se reconoce que los edificios representan casi la tercera parte de la energía total consumida y de las emisiones de dióxido de carbono en una ciudad. Eso obedece, en gran medida, a los sistemas de acondicionamiento ambiental (calefacción y climatización), cuya demanda aumenta cuando las soluciones arquitectónicas no se adecuan al contexto urbano y al clima local mediante diseños apropiados y específicos.
«En el caso de Cuba hemos demostrado, por ejemplo, que con una apropiada protección solar es posible reducir el consumo energético diario por habitación en hoteles de sol y playa, en 13 kWh, y entre cinco y 13 kWh, utilizando adecuadas dimensiones y materiales apropiados para las ventanas y paredes, y el color que se dé a las superficies exteriores de cierre, y hasta 5 kWh, según las proporciones y ubicación de las ventanas, y el tipo de cubierta empleado.
«De igual modo, la adición de vegetación para mejorar el ambiente térmico en la UCI, corroboró que era posible bajar en dos grados Celsius la temperatura en los espacios interiores durante la tarde, mientras con el empleo de doble techo verde en las edificaciones, una solución muy económica en el ámbito nacional, la disminución de la temperatura interior podría ser de hasta seis grados.
«Las modificaciones propuestas a la norma NC-220, referida a la eficiencia energética de los edificios, aprobada a principios de este siglo, traerían consigo una reducción adicional de la demanda energética, estimada entre un 4 % y un 14 %.
Incluso, los cálculos sugieren que en una vía ancha, con edificios bajos y orientación oeste, el decrecimiento de la demanda energética puede estar en el orden de los 56 kWh al año por metro cuadrado de superficie edificada».
–En algunas edificaciones recién terminadas o en etapa constructiva, salta a la vista el marcado uso de grandes ventanales de cristal, causantes del conocido efecto invernadero. ¿Qué opina sobre esa tendencia de ignorar, en la concepción de los proyectos, nuestras condiciones tropicales?
–Resulta improcedente en nuestro entorno la utilización de ventanales de cristal sin protección contra el sol, que, al penetrar a través de ellos, ocasiona que el calor generado quede atrapado en el espacio interior (efecto invernadero), provocando un aumento de la temperatura y la afectación al confort.
«Para mantener el ambiente interior fresco, los equipos de climatización se ven obligados a sobrelevar su carga de trabajo, con el consiguiente incremento del gasto energético.
–¿Por qué ocurren esas cosas contrarias a lo aconsejado por los expertos en el tema?
–A pesar de la máxima prioridad concedida por el Estado cubano a la aplicación de la ciencia, la tecnología y la innovación en todas las esferas de la vida nacional, al menos en lo concerniente a la arquitectura y al urbanismo, todavía no se tienen en cuenta las recomendaciones de los especialistas.
«No son pocos los ejemplos palpables de edificios que se han construido con diseños que para nada se corresponden con las condiciones climáticas de Cuba.
«Hacer más sustentables nuestras ciudades y edificios no requiere inversiones adicionales, lo esencial radica en asumir nuevas formas de pensar y actuar, y sobre todo, de aprovechar el saber de nuestros arquitectos».
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jorge dijo:
1
10 de septiembre de 2022
03:32:06
Glassesh2003 dijo:
2
10 de septiembre de 2022
15:38:34
Anadis dijo:
3
10 de septiembre de 2022
17:00:23
Pedro dijo:
4
11 de septiembre de 2022
09:50:10
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