
«Momentos complejos he tenido muchos, en especial aquellos donde a pesar del esfuerzo, no se logra alcanzar el resultado que se espera en el paciente.
Ese día no duermo bien, me pongo triste y ni quisiera hablar de eso, porque asumo el asunto con mucha pena. Por suerte, resultan pocos los días de desaliento, porque aquí, de cada cien pacientes que intervenimos, más del 95 % sobreviven. En cambio, el instante más feliz es cuando veo al enfermo salir por la puerta del hospital, sonriente y aliviado de sus dolencias. Entonces soy otra persona y la alegría que siento es inmensa».
Con esa palabras, el doctor Roger Mirabal Rodríguez, un hombre que por su profesionalidad y cualidades humanas ocupa hoy la responsabilidad de jefe del Servicio de Cirugía Cardiovascular del Cardiocentro Ernesto Che Guevara, de Villa Clara, se revela como talentoso, incansable y audaz.
Relevo natural de prestigiosos médicos, de los muchos que ha tenido esa institución, como el doctor Álvaro Lagomasino Hidalgo, Ismael Alejo Mena, Arturo Iturralde Espinosa e Ignacio Fajardo Egozcue... el doctor Roger, formado en sus enseñanzas, ha llegado a convertirse en uno de los mejores cirujanos cardiovasculares del país.
Hasta el Cardiocentro de Villa Clara fue Granma, para conversar con un reconocido especialista, que, según sus propias palabras, todo lo hace con el corazón.
«Yo soy un guajirito de Fomento, que desde niño no hacía otra cosa que jugar con recetas y un estetoscopio; eso me llevó a decirles a mis padres que si no era Medicina, no estudiaría ninguna otra carrera. Por demás, soy un cubano de pura cepa; amante de la familia y obsesivo con el trabajo.
«Cuando era muy pequeño, la familia se mudó para Santa Clara, cursé la carrera en la Universidad Médica de esta ciudad, y terminé en 1994.
«Siempre me gustó la Cardiología. No sé si fue por los magníficos profesores que tuve o porque es una rama muy vinculada con mi forma de ser y de actuar, pero tuve una definición muy temprana y no me arrepiento. Ya había hecho Cirugía General, recuerdo que hubo una convocatoria para fortalecer la red de Cardiocentros en el país y decidí enrolarme en aquella aventura de la cirugía cardiovascular, y hasta el día de hoy.
«Con la ayuda de varias personas que confiaron en mí, fui ganando espacio dentro del equipo de cirujanos, hasta llegar a intervenir a una paciente que presentaba una comunicación interauricular. Aquel día sentí que tenía toda la capacidad para hacer la operación, aunque, si te soy sincero, estaba muy nervioso. Por suerte para todos, en especial para mí, la mujer evolucionó de manera muy favorable. Aquel día lo tengo retratado en mi memoria como si fuera hoy mismo. Desde entonces han sido cientos las personas atendidas por mí y el equipo que siempre me acompaña».
Roger reconoce que la preparación de un cirujano para el momento crucial de una operación debe ser minuciosa. «Lo primero es estudiar bien el caso y saber las posibilidades quirúrgicas que tiene el paciente. Ese es un trabajo de equipo donde participa mucha gente y uno debe saber escuchar todos los criterios, muy importantes cuando llega ese momento. Al final, entre todos se toma la mejor decisión.
«En la formación de un cirujano cardiovascular uno debe tomar lo mejor de los demás e irse nutriendo de las experiencias más valiosas. En mi caso, no puedo obviar la autoridad y el apoyo de doctores muy prestigiosos que me enseñaron mucho, como Lagomasino, el uruguayo Mauricio Cassinelli, Alejo e Iturralde, entre otros.
El Cardiocentro, sin falsas retóricas, lo define como un segundo hogar «y casi el primero, porque aquí permanezco la mayor parte del tiempo. El centro tuvo la suerte de contar con un director fundador como el doctor Raúl Dueñas, él impregnó de ética y cultura del detalle todo lo que hacemos, y lo agradezco mucho porque contribuyó a mi formación. Quienes trabajamos en este lugar nos sentimos orgullosos de pertenecer al colectivo, lo digo con sinceridad.
«Protagonistas hay muchos, desde el más humilde de los trabajadores, hasta el más encumbrado de los especialistas. Aquí todos son importantes. Veo con mucha satisfacción que detrás de los más experimentados viene una hornada de jóvenes muy talentosos, que continuarán la obra iniciada hace más de 30 años. Esa es mi mayor tranquilidad».
¿Qué sensación experimentas cuando vas por la calle y alguien comenta «ese cirujano salvó mi vida»? La pregunta no lo toma por sorpresa: «Es un gran regocijo encontrar personas que uno sabe tenían la vida en peligro, y hoy, gracias a la labor del Cardiocentro y de muchos especialistas que aquí laboran, están incorporados a la vida normal. Pero frases como esa las tomo con sencillez; esa es la tarea que me toca».
ALGUNOS HITOS DEL CARDIOCENTRO ERNESTO CHE GUEVARA:
- Desde que en 1988 se hiciera allí la primera operación coronaria fuera de la capital cubana se han realizado 2 293.
- Se acerca a las 10 000 operaciones de cirugía cardiovascular.
- Las reintervenciones se comportan desde el 2009 por debajo de la media nacional.
- Su servicio de cirugía vascular, único en el país, acumula más de 1 700 operaciones y una supervivencia del 99 %.
- La cardiología intervencionista ha atendido 16 700 pacientes, a los que se les han realizado cerca de 32 000 procederes, incluyendo coronariografías y angioplastias que sustituyen operaciones quirúrgicas.








COMENTAR
Rafael dijo:
1
17 de marzo de 2018
13:31:35
Héctor R. dijo:
2
18 de marzo de 2018
23:09:33
ROSA dijo:
3
19 de marzo de 2018
05:45:11
Magalys dijo:
4
19 de marzo de 2018
09:45:26
Ática dijo:
5
19 de marzo de 2018
10:45:15
Hector Fernández dijo:
6
20 de marzo de 2018
01:29:45
Responder comentario