
PINAR DEL RÍO.— Humberto Ruiz, operador de la planta de engrase de la Empresa de Pasajeros por Ómnibus de Vueltabajo, describe la situación en pocas palabras: “aquí todo el aceite usado que se le cambiaba a nuestras guaguas y camiones, se botaba por las alcantarillas, como si fuera agua”.
Ante la falta de un mecanismo eficaz para su recogida, miles de litros de este desecho, incluido en la lista de sustancias peligrosas, iban a parar cada año al medio ambiente.
Así sucedió durante mucho tiempo. Incluso en entidades dotadas de cierta infraestructura para el almacenamiento, las cisternas se llenaban de aceites usados sin que sus directivos supieran qué hacer con él.
Jesús Dueñas, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) de Camiones de Pinar del Río, recuerda que cada vez que esto pasaba, había que pedirle auxilio a otras entidades para que los ayudaran a extraerlo.
“Eran gestiones a título personal, porque oficialmente no existía contrato con nadie para realizar esto”.
Tal situación obligaba a buscar alternativas. Yordanky Linares, jefe del departamento técnico de la UEB Ómnibus Nacionales, cuenta que parte de los aceites usados se le entregaba al politécnico Primero de Mayo, para el trabajo en los tornos, las fresas y medios similares, y también a algunas cooperativas agropecuarias que lo solicitaban para reutilizarlo en sus equipos.
A pesar de ello, en muchos sitios era imposible impedir la contaminación. Frank Cruz, actual director de la Empresa de Pasajeros por Ómnibus, coincide en que hasta hace alrededor de cinco años, los aceites usados se vertían en las rejillas de las fosas de revisión, desde donde corrían por los sistemas de drenaje.
La magnitud del peligro

Damaris Gallardo, especialista principal del grupo regulatorio, en la delegación territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), explica que ante este panorama, en el año 2009, entró en vigor la Resolución 136 del CITMA, con el propósito de ordenar de forma integral en todo el país el manejo de los desechos peligrosos.
“En este sentido, se le asignó a CUPET la responsabilidad de recolectar, almacenar y distribuir los aceites usados que se generan en numerosas entidades, como resultado del cambio de lubricantes de los vehículos y otros equipos; y también se les alertó a todos los organismos sobre su responsabilidad en el control de estas sustancias”, asegura Damaris.
Según la especialista, se trata de una labor de suma importancia, teniendo en cuenta las implicaciones que podría tener su vertimiento.
José Hernández, director técnico de la Empresa Comercializadora de Combustibles de Pinar del Río, señala que los aceites usados contienen hidrocarburos pesados de lenta biodegradación, y otros componentes nocivos que actúan de diferentes maneras sobre los tejidos del cuerpo humano, y pueden causar diversos tipos de afectaciones, e incluso tener efectos cancerígenos.
“Por otro lado, su vertimiento sobre la tierra implica la destrucción del humus vegetal y por tanto su infertilidad, y en el agua genera una película impermeable en la superficie que impide el paso del oxígeno y provoca la muerte de los organismos que viven en ella.
“Esto sin contar que muchos de sus elementos tóxicos podrían esparcirse y ser ingeridos por el hombre de manera directa o indirecta”.
De la contaminación al ahorro
Cinco años después, el avance es significativo. La especialista principal del grupo regulatorio del CITMA, asegura que en este tiempo ha venido creciendo el número de organismos con licencia ambiental para el manejo de estos desechos (92 en total), y por consiguiente, el nivel de recopilación.
“En el 2010, por ejemplo, fueron 7 590 litros de aceite. En el 2011 se acopiaron 47 mil 375, y en el 2013 la cifra ascendió a 103 mil 700”.
Las cifras expresan por sí mismas, cuánto se ha ganado en materia de organización en este tiempo. En la Empresa de Pasajeros por Ómnibus, Humberto Ruiz, el operador de la planta de engrase, cuenta que nunca más se ha vuelto a verter el aceite por los desagües. “Todo lo que se genera aquí, se guarda en tanques y luego se lo entregamos a CUPET”, dice.
Lo mismo sucede en la UEB Ómnibus Nacionales. El depósito que antes estaba ubicado en el suelo y a la intemperie, en un rincón del patio de la unidad, ahora se encuentra bajo techo y rodeado por un muro de contención que evita que algún derrame en la manipulación pueda afectar a los trabajadores o generar contaminación.
Más allá del plano ambiental, la recuperación de decenas de miles de litros de esta sustancia tiene también una importante connotación económica, dada la posibilidad de emplearla como combustible en algunas industrias, en sustitución o mezclada con el fuel oil.
“En esa dirección, se han venido realizando entregas sistemáticas a varias entidades de otras provincias, como la fábrica de cemento del Mariel y la de vidrio de La Lisa, y también se ha empleado (todavía en fase de evaluación), en centros pinareños como la Empresa Integral de Servicios Automotores, y la Geominera”, explica Damaris.
Entre todos, la cifra de aceite reaprovechado en el 2013, superó los 43 mil 500 litros.
Aun así, la especialista señala que queda un largo trecho por recorrer. “Aunque de manera general se ha ido ganando en cultura sobre este tema, hay organismos que generan volúmenes significativos de este tipo de sustancias peligrosas y no cuentan con una licencia ambiental para su manejo.
“Ese —asegura— es el reto principal de cara al futuro: seguir ganando en consciencia sobre la necesidad de recuperar los aceites usados, para que el reciclaje de este desecho que durante años fue sinónimo de contaminación, contribuya al ahorro de combustibles y a atenuar la agresión al medio ambiente”.
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Gilberto Cano dijo:
1
8 de junio de 2014
00:39:08
Para Gilberto Cano dijo:
2
9 de junio de 2014
15:39:31
Yeini dijo:
3
9 de junio de 2014
16:01:55
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