ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Reconozco que no me gusta es­perar, la serenidad de la paciencia nunca ha sido una de mis mayores cualidades. Sin embargo, cada vez que tengo que pasar por la farmacia de la localidad donde resido, la lentitud en la prestación de servicios se trasluce en causa de disgusto ge­neral.

De pie, esperando que llegue el tur­no para comprar los medicamentos, el número de personas en la fila se multiplica en un santiamén aunque detrás del mostrador no falten los dependientes. Las manecillas del re­loj no son las únicas que ignoran el apremio del cliente y antes de darnos cuenta, hemos permanecido en el mismo lugar por casi una hora pa­ra poder adquirir algunas tabletas de dipirona o un paquete de me­tronidazol.

La última vez que fui presa de la ansiedad, le escuché decir a un se­ñor una de las frases más tristes so­bre el tema: “es que ya nos acostumbramos a la cola y ellos, a hacernos esperar”.

Aunque no pude evitar sonreír ante la ocurrencia de su comentario, la idea me dejó mucho que pensar. ¿Acaso olvidamos que el público es quien debe sentirse servido, desde la calidad de los suministros hasta el personal de atención? ¿Cuán­­do fue que renunciamos al tra­to amable y cordial y cedimos paso al festín de la informalidad?

La escena antes descrita pudiera fácilmente repetirse en los bancos po­pulares de ahorro, re­gistros civiles, dependencias de la Ofi­cina Na­cional de la Admi­nis­tra­ción Tribu­taria (ONAT) y en otras muchas instituciones que prestan servicio al público.

A veces, exceso de burocratismo, en otras, falta de competencia; lo cierto es que la prolongación de la cola se convierte en la señal de alerta ante el mal funcionamiento de un servicio y la evidente apatía por tratar de cambiar o mejorar las cosas.

¿Quién no ha tenido que esperar largos intervalos en una entidad comercial porque hay que “cuadrar la caja” o llegó el camión de las mercancías, y no se puede realizar ninguna venta hasta que se desca­r­guen los productos? Al final, además de algún dinero, el comprador ha gastado tiempo innecesario y esos minutos de más, también val­en.

Y para qué mencionar los horarios de apertura y cierre. La puntualidad pareciera ser una virtud de la época de nuestros abuelos que el dia­rismo ha convertido en utopía. No es un favor atender a la población, el usuario es el objeto social del trabajo de cada una de esas entidades y no al revés.

Bien es sabido que aquel que la­bora en función del público ha de tener una dosis extra de paciencia y carisma. Pero si prevalece la mentalidad de trabajar menos porque el salario no alcanza o los empleados no se sienten motivados para realizar correctamente sus funciones, seguiremos en el camino de las respuestas fáciles y el cúmulo de problemas sin resolver.

Toda profesión conlleva una responsabilidad. Si se trata de imitar, emulemos entonces a los que no exi­gen nada a cambio por hacer bien su trabajo, a quien hace uso de las mínimas normas de educación y prefiere decir sí aunque el “papeleo” sea mayor; esto pudiera marcar la diferencia para el cliente que lamenta haber perdido otra jornada celebrando el culto a la ineficacia.

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miguel angel gonzalez jara dijo:

41

29 de diciembre de 2014

18:43:40


En todos lados hay colas, hoy en santiago de chile, fui al medico y espere durante una hora diez minutos para que me atendiere. quizás las formas sean distintas, no estábamos parados uno detrás de otro pero la espera es la misma.

Yosvani dijo:

42

30 de diciembre de 2014

03:36:38


sabemos que todo esasi

carel ibarra dijo:

43

3 de enero de 2015

23:53:27


¿Cuán­­do fue que renunciamos al tra­to amable y cordial y cedimos paso al festín de la informalidad?...si te respondo lo mas seguro es que no me publiquen...no se donde vives, pero si te das una vueltecita por granma comprenderas por que todo el mundo quiere emigrar para la habana

Miguel dijo:

44

8 de enero de 2015

10:03:49


Vaya, qué buena reflexión la que haces sobre esto. Soy de México, y por lo tanto mucho de lo que aquí mencionas me es absolutamente desconocido, como aquello que mencionas sobre cuadrar la caja o detener la venta cuando llegan las mercancías. Aquí no pasan esas cosas. Claro que se hacen grandes colas en los comercios y dependencias, pero por otras razones. Por ejemplo, ahora que pasó la época navideña, hubieras visto las colas en los supermercados por las compras de los regalos y todo eso. Pero bueno, me quedo con la primera frase del último párrafo: "toda profesión conlleva una responsabilidad". Si todos entendiéramos (y practicáramos) eso, las cosas en general serían muy diferentes, y no actuaríamos con esa negligencia que, por regla general, siempre afectará a terceros, cosa en la que muchas veces no nos detenemos a pensar. Muy buen artículo, un saludo.

angelrafael. dijo:

45

11 de enero de 2015

20:47:24


Mi querida Periodista Yaditza, yo no diría lo mismo que muchos de lo que piensan que acostumbrase a lo malo o mal hecho merece resignación, por el contrario lo mal hecho se critica, se denuncia, se enfrenta con valentía y mas quienes por constitución y por leyes están autorizado a hacerlos que son nuestros periodistas que tienen el medio para hacerlo y están para velar y mediar entre el pueblo y quienes no lo tienen en cuenta, Adelante, ahora debería ser un trabajo cotidiano criticar las entidades ineficientes, burocratas, deformada por valores que no son propio de una sociedad socialista. siempre que voy a mi país digo nadie ve las cosas que afectan a los ciudadanos de pie, nadie en prensa muestra al pueblo los problemas para que se tomen medidas con los responsables de los problemas de maltrato ala población,el burocratismo arrollador de las entidades publicas, el mal servicio a la población y sea un mal casi generalizado y he pensado que dejar las cosas como están sin enfrentarla o criticar lo mal hecho. conformarse y dejar todo al destino no es procedente para el socialismo, problemas denunciado problemas que se puede resolver. y sin intención ni de lastimar ni de acusar a nadie pero es muy difícil hablar en cuba de estos temas con personas que son responsables de enfrentar estos problemas aun cuando son de conocimiento publico y pasa inadvertido antes los ojos de muchas personas. GRAN PARTE DEL PUEBLO TIENE SED DE HABLAR CON SUS DIRIGENTES Y PLANTEARLE LAS COSAS QUE SIENTE Y NADIE LO ESCUCHA. SOLO ES DOLOR SENTIDO Y DOLOR VIVIDO.GRACIAS Y ESPERO QUE SE COMPARTA ESTA OPINIÓN EN EL SITIO QUE ESCRIBO.GRACIAS

angelrafael dijo:

46

14 de enero de 2015

10:21:13


http://www.cubaperiodistas.cu/upec/etica1.html

Mirtha dijo:

47

14 de enero de 2015

14:44:10


Muy bien por lo que dices, aunque respeto tu derecho, deberias haber denunciado a "la farmacia de donde resido", que mas da, al final todos sabemos que "todo eso" funciona asi .En otros lugares por ejemplo es peor

Carlos A dijo:

48

15 de enero de 2015

09:24:29


De verdad que eres un Sol. Tal vez habría menos cola si se pagara por número de clientes atendidos, o si el control no limitara la funcionalidad.

Osvaldo dijo:

49

19 de enero de 2015

23:05:32


Creo que las colas se dan porque hay demasiada demanda en comparación con la oferta o porque el valor de cada transacción esperada es relativamente bajó y por lo tanto no justifica, desde el punto de vista del negocio, la contratación de personal adicional. Esto es raro en los países con mercados libres pero igual pasa. Por ejemplo en los bancos de muchos países hay colas porque el valor de cada transacción esperada es bajo. En Cuba pasa más porque muchos de los productos están subsidiados al punto en que, de hecho, el estado pierde dinero por cada venta. Luego, obviamente no puede contratar más dependientes. Los dependientes trabajan lento en todos los países, eso te lo aseguro a no ser que se les pague un sueldo que dependa de la cantidad de personas atendidas.

Mileydis dijo:

50

23 de enero de 2015

17:05:37


Este un tema que a muchos nos ha hecho sufrir y me ha gustado que se trate. Ya se ha hecho habitual que no se comience a la hora establecida a prestar el servicio Cómo también es habitual que después de tanto esperar el que brinda el servicio está con mala cara, o comience a contar , organizarse y buscar quien te va a atender. Eso pasa a diario porque se ha perdido el sentido de la puntualidad, la responsabilidad y el buen trato al cliente. Son tantos los ejemplos de maltratos e indisciplina laboral a lo que nos enfrentamos a diario que un libro sería poco. No nos podemos cansar y combatir lo incorrecto.

GEO dijo:

51

28 de enero de 2015

08:22:38


EXCELENTE !! nota periodistica saludos desde Venezuela