ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Yakelín Estornell (a la derecha) puso en alto a la mujer cubana. Foto: Calixto N. Llanes

Varadero–.No era favorita para triunfar, pero a ello no le dio demasiada importancia. Yakelín Estornell (147 libras) salió como una fiera y conquistó, en el segundo asalto, el título Latinoamericano de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), en la Noche de Boxeo celebrada ayer en el Hotel Meliá Internacional de este balneario.

La guantanamera estuvo a la altura del exigente momento. Era la primera mujer cubana que se presentaba en un combate profesional bajo el auspicio de la Federación Nacional de este deporte, y cumplió con letras doradas.

A sus 40 años se hizo de un pergamino internacional que contribuirá a seguir atrayendo a más practicantes femeninas hacia este deporte en la Mayor de las Antillas. Poco a poco, las boxeadoras cubanas irán sacando las victorias y ganando prestigio en la arena internacional.

Estornell no esperó por la dominicana Lina Tejada, la buscó desde la campaña inicial para pegarle con ambas manos, con lo que sacó una sólida ventaja al concluir el primer asalto.

Para el segundo capítulo, la cubana siguió con similar plan de trabajo: conectando con claridad y evitando la ofensiva de la quisqueyana. En uno de esos intercambios, Yakelín llegó con sus puños al rostro de Tejada y la hizo retroceder al punto de casi perder el equilibrio. El árbitro entendió que la visitante no podía merecer más castigo y decretó el fin del duelo.

«No me lo puedo creer. Estoy muy feliz, porque es algo que meses atrás no pensaba que me podía tocar. Pero la vida me dio esta oportunidad, y decidí aprovechar el momento», declaró la vencedora en la zona mixta.

«Mis entrenadores trabajaron conmigo durante varias semanas, la preparación fue exigente. Incluso, varias de las boxeadoras y boxeadores de los equipos nacionales me ayudaron bastante con sus consejos a fin de enfrentar este histórico momento», apuntó, en medio de una euforia que no podía ocultar.

«Creo que este triunfo tengo ahora que disfrutarlo al nivel de una medalla olímpica o mundial. Yo no me dejé presionar por lo que significaba ser la primera cubana en pelear como profesional con el amparo de la Federación Cubana».

Interrogada sobre seguir peleando tras cuatro décadas de vida, ella respondió que se siente como de 15, y que no piensa –por ahora– bajar de los cuadriláteros.

«Si decidí entrar en el boxeo es porque tengo metas que deseo alcanzar. Nosotras, las mujeres, asumimos todos los retos de la vida», sentenció.

Tras ese hito de Estornell, tocó el turno a los Domadores de Cuba, escuadra que, compuesta por Arlen López, Lázaro Álvarez y Julio César La Cruz, junto al fogoso Erislandy Álvarez, acuñó contundentes triunfos.

Arlen (174,3 libras) dominó, por unanimidad al argentino Martín Ezequiel Bulacio (174,2) y se llevó el título continental Latinoamericano de la (amb), y Lázaro (134,5 libras) hizo lo mismo frente a Miguel Queliz Santos (134,5 libras).

Lo mejor estaba reservado para el cierre de la velada- Erislandy se ratificó como ese boxeador líder de la armada cubana. El cienfueguero ganó por fulminante ko al dominicano Brainer Vásquez (139,9 libras), a los 28 segundos de iniciar el pleito, y aseguró la corona Latinoamericana de la (AMB).

«Estoy listo para retos más importantes en el boxeo profesional, mis rivales tendrán que cuidarse de mi técnica. Fue en el primero, pero si la pelea llegaba al octavo o noveno iba a buscar el fuera de combate», dijo.

Si trepidante fueron los puños del Vikingo de la Perla del Sur, el punto más emocionante del cartel lo puso Julio César, quien en el round inicial fue a parar a la lona por una izquierda cortica de su rival, Dylan Prasovic, de Montenegro.

Le costó trabajo al camagüeyano recuperarse, pero él sabía que la lona no era para él. Tomó ese segundo aire que solo los grandes como él tienen, y le fue arriba al mastodonte europeo hasta que este no pudo pararse después de un golpe al hígado en el tercer acto luego de propinarle otras dos caídas al encerado, con impactos en pleno rostro.

El beso de la madre y el abrazo de un pueblo que volvió a ver a su capitán imbatible, fue el sello de una noche que nos llevó a la época dorada del ring.

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