Ser parte del jurado de los Premios Cubadisco es un honor de los que se quedan para siempre en el alma; pues para quienes tienen ese privilegio, esa música se les hace parte inseparable.
Si bien es cierto que cada obra nominada para concursar debe de tener un mínimo de calidad, que le sirva de aval para la competencia, también es verdad que cada cual confía en que su disco reúna las condiciones para ganar en su respectiva categoría.
No obstante, el meollo del asunto radica en cómo queda cada disco cuando se le compara con el resto de los otros concursantes. Ahí es donde se hace evidente que, como jurado, se necesita una valoración muy meditada desde el corazón, para incidir con la mayor nobleza en el resto del colectivo.
Casi todos los reconocimientos se otorgaron por mayoría absoluta, porque sabíamos que con cada premio otorgado se estaba haciendo patria. Qué otra cosa podíamos sentir ante la distinción de discos como el Live in Havana, del Buena Vista y Más, y el 100 años de la Sonora Matancera, en los cuales la tradición se viste de largo.
Mientras, en la categoría de jazz, el pianista Rolando Luna marcó la distancia en el disco premiado Live á L´Esprit du Piano. Sin embargo, no van lejos los Hermanos Abreu con el premio de Jazzeando a lo cubano, en la categoría de ópera prima, como para pensar que van a dar mucho de qué hablar en los próximos Cubadisco.
Mención aparte merece la participación de Amaury Pérez Vidal, una leyenda viva de nuestra canción: de sus tres discos presentados al evento, dos obtuvieron premios indiscutibles, como fueron Los Dúos, Episodios 1 y 2, en los que hace dúos con otros grandes de la música cubana; y el disco Amaury Sinfónico, en el cual interpreta clásicos de su repertorio con la Orquesta Sinfónica Nacional y la dirección musical de Beatriz Corona, arreglista de la mayoría de los temas.
Hasta en las notas musicológicas, Neris González Bello hace gala del evidente dominio profesional, pero volcado en su amor filial por el disco de Los Hermanos Abreu; a la vez que, en notas discográficas, no nos sorprende Joaquín Borges Triana, con su elogio a Olokun, un testimonio del suficiente talento que le acompaña.
Tales palabras de Joaquín nos revelan la magnitud creadora del disco Olokun, de Rodrigo Sosa, Gran Premio y Premio en la categoría de instrumental-vocal, toda una alegoría a la belleza de la cubanidad en la música, que nos deja impactados en el momento de su escucha.
Definitivamente, nos debe llenar de orgullo y optimismo que, en las difíciles condiciones en que se encuentra el país, hayamos tenido un respetable Cubadisco 2025; en el que las numerosas obras premiadas confirman que el estado de salud de la música cubana, sin que quepa la menor duda, es excelente.
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armando dijo:
1
24 de mayo de 2025
16:18:08
Enrique Espinosa Domínguez dijo:
2
25 de mayo de 2025
07:50:39
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