Es abril. La galería El Reino de este Mundo, de la Biblioteca Nacional de Cuba, donde tiene lugar, cada mes, el espacio El autor y su obra, del Instituto Cubano del Libro (ICL), está abarrotada. Hay personas de pie que se han quedado para acompañar a quien, siendo un diplomático de alto rango, es también escritor. Como alguien ha dicho allí, tantos saberes no pueden quedarse dentro y hay que escribirlos.
Palabras hermosas que avalan la verdad y la historia han conmovido al auditorio, y en especial a Oscar Oramas Oliva, nacido en 1936, Doctor en Ciencias Históricas por la Academia de Ciencias de Hungría y máster en Historia del Arte por la Universidad de La Habana, y dueño de una existencia marcada por la defensa de la probidad.
«No hay nada más hermoso para el ser humano que hacer lo que le place. Y yo he tenido esa fortuna: servir a mi país como diplomático», expresó con vibrante voz a los presentes, a quienes agradeció –como también al ICL– la compañía.
En pocas palabras, Oramas respondió al elogio de los tres panelistas, conducidos por el periodista Fernando Rodríguez Sosa: su colega Raúl Roa Kourí, quien se detuvo en su historial de diplomático; Marlene Alfonso, amiga e integrante de la Uneac, y María de Los Ángeles Navarro González, editora de Nuevo Milenio, a cargo de varios libros suyos.
«Cuando yo escribo, vivo, porque es como si liberara mi espíritu. Y cuando pienso en los músicos –Oramas es autor, además, de libros con temas políticos y sociales, también sobre la vida de artistas cubanos como Bola de Nieve, Omara Portuondo, Carlos Ruiz de la Tejera y Polo Montañez, entre otros– la emoción que siento es muy grande, porque he sido testigo, en muchos lugares de este planeta, del papel inmenso que han desempeñado los artistas, los creadores cubanos, en favor de nuestra nacionalidad y de nuestra historia».
Sobre África, una de sus pasiones, reserva el final de su conversación. Escribir sobre el amado continente entraña para él gratitud, porque haber participado, en nombre de la Revolución Cubana y de su jefe, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en el proceso de liberación de África, es «uno de los dones más grandes que me ha dado la vida».
En un sentido reclamo, Oramas insiste en que no estamos conscientes de todo lo que Cuba hizo por la liberación de los pueblos africanos, y la importancia que tiene este hecho para la humanidad; por eso, a sus 88 años, sueña con escribir un libro, «atrevido pero necesario», sobre el renacimiento de la cultura africana, porque está consciente del papel estelar que desempeñará África en el curso de este siglo en los destinos de la humanidad.
Como uno de los diplomáticos más avezados, con una hoja de ruta impresionante, lo estimó su colega Raúl Roa Kourí, al haber encabezado importantes misiones en África, pero también en las Naciones Unidas. Lo recordó, entre una larga lista de enaltecimientos, como uno de los fundadores del Ministerio de Relaciones Exteriores en 1959, del que sería más tarde uno de sus viceministros; también por la confianza que le profesara el Che, y como estudioso y amigo de destacados líderes africanos.
Por su parte, Alfonso destacó en el amigo, su amor por Cuba, la familia y la cultura, su sentido de la responsabilidad, y su decencia. Sobre su magisterio, dijo: «Oramas es un maestro de la vida».
Para Navarro González, es una persona increíble y muy receptiva. Trabajando en sus textos se ha preguntado cómo es posible tener tanto conocimiento y haber aportado tanto. «Para mí ha sido un placer trabajar con Oramas; todavía tiene muchas cosas que decir», resumió.
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Roberto Valdes Martinez dijo:
1
25 de abril de 2025
17:14:05
Osvaldo Cardenas dijo:
2
27 de abril de 2025
14:39:52
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