ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Kafka es una aventura que todo lector debe emprender. Foto: portada del libro

«Hay que advertirlo de entrada: Kafka quiso impedir que conociéramos su obra. Pidió que se quemaran todos sus manuscritos y que no se reimprimiera lo poco que había publicado. (…). Un escritor que trata de impedir que su obra lo sobreviva es algo más que un literato; no tiene al menos propósitos tan inocentes».

Con esta genial invitación –todo misterio lo es–, a cargo de nuestro Ambrosio Fornet, comienzan, en condición de prólogo, las páginas de Relatos de Kafka, un libro leído desde hace mucho, y publicado en 1964, bajo la rúbrica de Biblioteca del Pueblo. De entre los 10 000 ejemplares con los que contó aquella tirada, uno lo tuvo mi padre. Lo guardo como un tesoro que un día llegó a mis manos, y conservaré para siempre. 

La seducción por el genial escritor checo –nacido en 1883, en Praga– llegó al comentarme él aquella reflexión que, junto a otras, aparecía casi al final del libro: «El camino verdadero va sobre una cuerda, que no está tendida en la altura, sino escasamente sobre el suelo. Parece más estar destinada a hacer tropezar que a ser andada».  

A la vez que la marcaba, (h)ojeó el grueso libro de 376 páginas y se detuvo en unos fragmentos de una de las Cartas a Milena, y los leyó en alta voz: «La persona acosada por sus demonios se venga incesantemente del prójimo». Y otro: «…Todos los portazos son abominables». Y otro más: «¿Cuándo terminará por enderezarse un poco este mundo al revés?»

Los buenos lectores, los de verdad, los que saben de esos encuentros inefables que pueden llegar a suceder, procuran compartir la experiencia y hacer que al menos un ser se convierta a tan provechosa devoción. Tuve esa suerte, y aprendí que Kafka es de esos autores imprescindibles, que no envejecen, sino que se actualizan, incluso a un siglo de su temprana muerte.

Ayer fue presentado en La Cabaña el volumen Franz Kafka, relatos, una selección de otra edición de su obra en Cuba, la publicada por Arte y Literatura en 1968, y que ahora ve la luz por el renacido proyecto de la Biblioteca del Pueblo.

Cuentos como En la colonia penitenciaria –que al leerlo su autor en público, provocó el desmayo de algunas personas por la atrocidad del argumento– aparecen en este nuevo título. Así comienza: «–Es un aparato singular –dijo el oficial al explorador, y contempló con cierta admiración el aparato, que le era tan desconocido. El explorador parecía haber aceptado solo por cortesía la invitación del comandante para presenciar la ejecución de un soldado condenado por desobediencia e insulto hacia sus superiores».

No sé qué les dirán a otros estos apuntes; en mi caso, fue una exquisitez –aunque no dulce– leer los relatos de uno de los más descollantes autores –si no el más–, de la literatura contemporánea, que ahora se reeditan. En mi opinión, es un acto de honradez literaria regresar, o descubrir esas páginas que, al decir de Fornet, fueron «conquistadas a puñetazos». 

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