ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Los semilleros han sido fuertemente afectados por las lluvias. Foto: Yarelis Pita Luis

FLORENCIA, Ciego de Ávila.–Las persistentes lluvias en el municipio de Florencia han frenado el avance de la campaña de siembra de tabaco 2025-2026 y se erige como la causa principal de los atrasos que marcan el inicio de esta crucial etapa agrícola en la provincia de Ciego de Ávila.

La tierra, saturada, ha afectado a los semilleros, concentrados todos en ese municipio, el mayor aportador de la solanácea en la provincia, que, en total, aspira a sembrar 818,5 hectáreas de hoja, de ellas, 308 son de tabaco tapado y 510,5 de tabaco sol, superiores a las 417 hectáreas sembradas en total la pasada campaña.

William Burgos Oria, director general de la Empresa Agropecuaria Florencia, afirmó que el mes de noviembre ha sido atípico, con lluvias intensas que, no solo dañaron los semilleros listos, sino que devolvieron al barbecho tierras que ya estaban roturadas. Por ello, la siembra, que debía ceñirse al ciclo ideal entre octubre y diciembre, se extenderá hasta enero, desafiando el reloj biológico de la planta.

El tabaco, con sus bondades, ha llamado de nuevo a la puerta de todos los municipios avileños. Productores que habían colgado el sombrero retoman la faena, mientras Venezuela, Florencia, Chambas y Majagua se erigen como los bastiones de esta contienda.

«Hay deseos en todos los municipios de sembrar tabaco», asegura Burgos Oria, y enumera los alicientes: desde insumos, fertilizantes y combustible y pagos en MLC, además del acceso a pienso para consumo animal, y la posibilidad de usar las tierras para cultivos varios o ganadería cuando no tienen tabaco.

Pero más allá de los incentivos materiales, late una fuerza más honda y perdurable: «Nuestra fortaleza es la herencia», sentencia el directivo, evocando un eslogan que es, en esencia, una verdad.

El conocimiento que se transmite de padres a hijos, el secreto del cultivo guardado en las manos veteranas, es el cimiento sobre el que se levanta esta campaña. Jóvenes productores buscan ahora a aquellos de amplio recorrido, bebiendo de su sabiduría para descifrar las interioridades de la hoja.

Mientras, la logística se afina, un camión cisterna de uso, pero en buen estado, recorre ya los caminos para llevar el combustible hasta la misma finca, liberando al productor de una carga logística. Es un gesto que habla de un propósito mayor: simplificar la ruta a seguir para que el hombre se ocupe solo de su tierra y su planta.

El tabaco avileño, con su calidad legendaria y su cotización en el mercado mundial, no es solo un cultivo; es una seña de identidad. Y esta campaña, a pesar de los nubarrones iniciales, se juega nada menos que el porvenir de esa identidad.

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