Es un hervidero de suspiros esperando ser intercedidos: suspiros por haber llegado hasta allí, por anhelos que saben a comienzos y, sobre todo, por confianza. «Porque este apoyo que recibimos desde hace varios años lo amerita».
Desde el 30 de octubre y hasta el 6 de noviembre, las Salas e y c del hospital ortopédico docente Fructuoso Rodríguez no conocieron otra cosa que no fueran operaciones sin descanso. A las 6:00 a.m., los miembros de la organización no gubernamental Operation Walk comenzaron las intervenciones quirúrgicas, «pero antes de las ocho de la noche nunca se terminó».
Y es que, desde su fundación, más de 500 cubanos se han beneficiado con esta iniciativa. Este año realizaron un total de 57 operaciones y 64 implantes. Para la Isla, la ayuda simboliza un alivio, porque cada prótesis ortopédica tiene un costo internacional de más de 2 500 dólares, sin contar el valor de los instrumentales quirúrgicos e insumos médicos.
Y todo esto se pudiera adquirir si las firmas comerciales vendieran libremente a Cuba. Pero las restricciones impuestas por ee. uu. lo impiden.
Quizá por eso, Roberto Machado Mujica, quien fue operado de necrosis vascular «en la cabeza del fémur», dice que «esos muchachos no solo son ayuda para que los pacientes, que se veían sin salida, vuelvan a caminar». Son, en tan poco tiempo, pueblo, familia y casa.
LA COMUNIÓN
En un salón de operaciones, el doctor norteamericano William Long, parece sonreír cuando la intervención está a punto de terminar. Es su cuarta cirugía del día. Como una especie de tradición –quizá por tantos años en el oficio o por eso de que el humanismo no conoce fronteras–, a cada paciente, antes de empezar, le aprieta la mano, le desea buena suerte.
Cuenta que en Cuba ha estado unas siete veces, todas como miembro de Operation Walk, y que esta Isla es de sus «lugares favoritos para visitar» cuando la organización planea su despliegue anual por el mundo.
«Cuba fue el primer país que confió en la misión cuando se creó la organización en 1996. Si no hubiera sido por eso, estoy seguro, no habríamos hecho tantas misiones en otros lugares».
Él es de esas personas cuya mirada está cargada de bondad, y asegura que operaría a los cubanos las veces que fuera necesario porque «sé lo difícil que se torna este tipo de cirugía aquí, comparado con otros países».
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Operation Walk, una organización estadounidense que ofrece cirugías a pacientes con afecciones articulares, reúne a un equipo de destacados especialistas internacionales que realizan cirugías ortopédicas en vivo y comparten sus conocimientos mediante conferencias magistrales.
El doctor Roberto Balmaseda Manent, director del hospital Fructuoso Rodríguez, quien dice encontrar similitudes entre los miembros de Operation Walk y los cubanos –por su solidaridad, por su humanismo–, explica que en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (Cimeq) fue la primera misión que tuvo esa organización cuando llegó a Cuba.
En ese momento operaron a menos de 20 pacientes «y luego regresaron, cada año, con nuevos integrantes a realizar las intervenciones en el Complejo Científico Ortopédico Internacional Frank País, y más tarde sería en el hospital Fructuoso Rodríguez».
Expresa que la ciencia se unió, a pesar de la agresividad del Gobierno de Estados Unidos y que por eso él también formó parte de las «misiones», en Guatemala, Nicaragua, Tanzania... Aunque, «en ningún otro país se opera como aquí. No se tiene ni la misma organización ni la prestación a los pacientes, porque trabajamos todos en conjunto».
DE VALIENTES
Corre el penúltimo día de la misión. En los pasillos de la Sala e, Paulina Andujo traza una raya sobre algunos nombres que se encuentran en las hojas que hace poco pegaron en la pared. Es la lista de los pacientes que han «chequeado y que pronto recibirán el alta».
Paulina es enfermera. Desde hace cinco años visita Cuba y hace diez que pertenece al equipo de Operation…
Como ella, los cirujanos, anestesiólogos, instrumentistas, fisioterapeutas, intensivistas…, ocupan diferentes roles en cada encomienda: son nietos, traductores, hermanos, cuidadores, fotógrafos. Lo mismo comparten sonrisas y abrazos y atienden a un extraño que se interesa por su labor, que ponen «mano dura» cuando un paciente no sigue las «reglas» para su rehabilitación.
Ellos traen todo el equipo que se necesita para hacer una operación: prótesis, medicamentos, andadores, vendaje.... Y «cuando finalizamos, nos quedamos sin palabras para expresar lo que sentimos al ver a las personas pararse, caminar sin dolor», comenta Paulina.
Para Sarah Hernández Pedroso de 63 años y que padecía de artritis reumatoide, si no hubiera sido operada con la llegada de esta organización sin fines de lucro, todavía estaría a la espera de algún «milagro».
Con esto, muchos han mejorado, un poco más, su calidad de vida, agrega. «Son personas muy éticas, profesionales y, sobre todo, cariñosas. Como es una operación complicada, hacen que desaparezca cualquier indicio de miedo».
Dice que «esos muchachos» parecen cubanos, por la hermandad que han forjado con nuestro pueblo y por cómo se han adaptado.
«Aunque la mayoría no habla español, nos entendemos. Entonces te sientes bien. Nosotros somos de ellos, y ellos de esta Isla».
Clasificar para ser operado no es sencillo. Desde Cuba se envían, cada año, alrededor de 200 expedientes entre todas las provincias. Los integrantes de la organización los estudian y de esos seleccionan aproximadamente 100 pacientes. Luego, el primer día de la misión, los examinan, «y dependiendo de ese diagnóstico y del tipo de próstesis que traigan consigo», eligen un grupo más reducido, pero no implica que el resto pierda la esperanza. Por el momento, las salas del Fructuoso Rodríguez se volvieron a llenar de enseñanzas y constancia compartida, como sucede desde hace varios años. Y el Director lo afirma sin dudar: «no habrá política inhumana que impida esta solidaridad».




















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Lazaro dijo:
1
8 de noviembre de 2025
09:04:38
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