ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: David A. Medina Cabrales

Tercer Frente, Santiago de Cuba.—Fabre Régine decidió visitar nuestro país y conocer de cerca la vida rural, más aun la que se desarrolla en las montañas de la Sierra Maestra, llegando hasta una finca que le dio «una experiencia excepcional».

La proveniente de Francia supo que a esta zona llegaron –huyendo de la Guerra Civil Española– Manuel Ruiz Diez y sus dos hermanos. Con mucho esfuerzo formó una familia, adquirió la parcela y legó esta tierra para que fuese la principal fuente de riqueza de su prole.

Hoy es la finca agroturística Las Delicias del Saltón, cuyas 24 hectáreas «y cada planta, animal, cultivo y tradición enamoran», manifestó Juan Manuel Ruiz González, quien siguió el ejemplo de su progenitor y, junto a su esposa Mercedes Fernández Sardina, lidera este lugar de ensueño ubicado en la zona de Filé, en el municipio santiaguero de Tercer Frente.

EL DESARROLLO FAMILIAR COADYUVA AL LOCAL

El aroma del café recién cosechado, acompañado de un trozo de caña, es solo el comienzo de una experiencia que va más allá de la gastronomía. Foto: David A. Medina Cabrales

En el terreno que abarca Las Delicias del Saltón abundan el café y el cacao destinados al compromiso estatal y el autoconsumo, también las viandas, los granos (maíz y frijoles), los árboles frutales y maderables, y hasta la caña de azúcar.

«En paralelo desarrollamos el agroturismo, motivo de orgullo para nuestra cooperativa de créditos y servicios (CCS) Jesús Menéndez, y todo Tercer Frente, donde está el Mausoleo de los héroes y mártires que estuvieron bajo las órdenes del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque», agregó el jovial campesino.

Muchos de los clientes –nacionales y extranjeros– son repitentes, mientras que otros vienen por recomendaciones de amigos que han practicado el agroturismo en la finca. Dianisel Ruiz Fernández, una de las hijas de Juan Manuel y Mercedes, también es parte del propósito: «es una experiencia auténtica, en la que se conjugan el aire puro de la montaña y el paisaje exuberante», comenta.

Ha devenido patrimonio familiar que se sostiene en el vínculo con la tierra, cultivada de forma responsable mediante prácticas agroecológicas que generan múltiples beneficios para la producción de alimentos, el medioambiente y la salud humana.

Los visitantes son recibidos con un desayuno campesino, que despierta los sentidos. El aroma del café recién cosechado, acompañado de un trozo de caña, es solo el comienzo de una experiencia que va más allá de la gastronomía. Este ritual propicia el intercambio de vivencias entre los Ruiz Fernández y los turistas.

«Ellos se sorprenden y se involucran. Nosotros les enseñamos la belleza de lo simple, y eso encanta; nos sentimos felices al compartir las tradiciones», destacó Mercedes, mientras servía un jugo de naranja. Su calidez y hospitalidad hacen que cada visitante se sienta parte de la familia.

Es una fortaleza para la CCS, ya que incrementa de manera ostensible sus ingresos y convierte la demarcación en un atractivo turístico. Prevalece el compromiso con la conservación ecológica porque solo usan productos naturales. Este enfoque no solo protege la vida del ecosistema montañoso, sino también promueve prácticas agrícolas sostenibles.

Además, la finca ofrece a los turistas la oportunidad de participar activamente en diversas actividades: desde la recolección del café hasta el ordeño de las vacas, cada tarea se realiza con dedicación y amor.

Siguen, también, el proceso productivo del café; aprenden sobre la limpieza, la poda y la conservación de suelos. «Es un aprendizaje que va más allá de lo técnico. Les enseñamos cuáles son los requisitos que deben reunir los granos de café recolectados y cómo conservar los suelos. Es un verdadero y fascinante intercambio cultural», añadió Dianisel.

La herencia cultural de la finca se refleja de manera especial en su gastronomía; se elaboran platos típicos, quesos saborizados y chocolate. Mercedes, quien se encarga de la cocina, precisó que la comida criolla «conserva la esencia natural del proceso. Cada alimento que servimos es producido y elaborado aquí, lo que garantiza frescura. Nuestros clientes quedan satisfechos, ya que disfrutan de una comida verdaderamente única».

Además, la cristalería antigua y los libros de literatura clásica que adornan el hogar son un recordatorio palpable de la rica historia que se ha preservado a lo largo de los años. «Contamos con una joya literaria que es un símbolo significativo para nuestra familia: conservamos números de la revista Bohemia desde sus inicios, así como algunas de las primeras ediciones de obras como El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha o Cecilia Valdés», encomió Dianisel.

De manera que la fama de Las Delicias del Saltón trasciende el terruño, «y por eso se incluyó en la ruta de fincas, en el marco de la 14 edición del Evento Internacional de Turismo de Naturaleza (Turnat)», acotó Claudia Marina Álvarez Hernández, especialista comercial de la Delegación del Ministerio del Turismo en Santiago de Cuba.

El Turnat llegó hasta esta finca «como parte de su recorrido por el sur del Oriente, y representó una gran oportunidad para resaltar este destino turístico 100 % natural y cubano», dijo Álvarez Hernández, tras enfatizar en que favoreció el fomento de actividades en las que confluyen entretenimiento e instrucción.

«Aquí, uno puede aprender sobre la agricultura, participar en talleres y disfrutar de la gastronomía local, lo que enriquece aún más la visita», destacó Fabre Régine. Su perspectiva resalta cómo estas experiencias pueden transformar un viaje ordinario en una aventura memorable, llena de aprendizajes y conexiones auténticas.

Las Delicias del Saltón rinde homenaje a la rica tradición campesina y a la agricultura, consideradas auténticas fuentes de riqueza cultural. Al abrir sus puertas ofrece a los viajeros la oportunidad de vivir de cerca la esencia de la vida en el campo cubano, sumergiéndose así en una faceta poco explorada de la Mayor de las Antillas.

Y así, en lo que antaño fueron agrestes parajes –donde hoy el acceso a la salud, la educación, la cultura y el deporte es universal y gratuito–, se va desarrollando el agroturismo, los cultivos se recuperan, las familias que trabajan deciden permanecer y, paulatinamente, lo individual beneficia al colectivo.

«Los que más nos beneficiamos somos nosotros, la cooperativa se diversifica y el municipio de Tercer Frente demuestra que es más que café, dada la iniciativa de los hijos de estas históricas montañas en las que se hizo la Revolución», ponderó Juan Manuel, ese abuelo que no renuncia a vivir trabajando.

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