Al llamado de la solidaridad, la gloria de la respuesta valiente

«La Brigada Henry Reeve ha sido creada, y cualquiera que sea la tarea que ustedes asuman en cualquier rincón del mundo o en nuestra propia patria, llevarán siempre la gloria de la respuesta valiente y digna.1

«Puede no solo apoyar a la población en casos de huracanes, inundaciones y otros desastres naturales similares. Determinadas epidemias constituyen verdaderos desastres naturales y sociales. Basta citar, por ejemplo, el dengue hemorrágico, que azota a un número creciente de países latinoamericanos, privando de la vida especialmente a los niños, y otras viejas o nuevas enfermedades graves, de las que podemos y debemos conocer las formas más eficientes de combatirlas.

«Nosotros ofrecemos formar profesionales dispuestos a luchar contra la muerte. Nosotros demostraremos que hay respuesta a muchas de las tragedias del planeta. Nosotros demostramos que el ser humano puede y debe ser mejor. Nosotros demostramos el valor de la conciencia y de la ética». 2

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Han pasado dos décadas desde aquel histórico 19 de septiembre de 2005, cuando quedó oficialmente constituido el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastre y Graves Epidemias Henry Reeve.

Su objetivo era claro, solidario y humanitario: brindar asistencia médica urgente y especializada a poblaciones afectadas por desastres naturales, como terremotos, huracanes e inundaciones y graves epidemias en cualquier parte del mundo.

Para esa fecha, el devastador huracán Katrina había azotado comunidades de Estados Unidos, y Fidel propuso enviar de inmediato 1 500 médicos capacitados para ayudar a su población. El gobierno de Bush, como era de esperar, rechazó la ayuda.

Los médicos, aunque no ayudaron a los ciudadanos estadounidenses, sí partieron después a otras tierras en las que dejaron una huella imborrable.

Brigadas médicas de este contingente asumieron las misiones para combatir el ébola en África Occidental, el cólera en Haití y, más recientemente, y de manera masiva, la pandemia de la covid-19, en esta última asistiendo a más de 40 países.

En 20 años, 90 brigadas del contingente han prestado servicios en 55 países, con 13 498 cooperantes. Ellos han tratado a más de ocho millones de personas y salvado la vida a más 166 000.

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Fue en 2005 cuando el doctor Rafael Urquiza Álvarez viajó a Pakistán. Para ese entonces ya era miembro de la brigada médica Henry Reeve, y junto a muchos de los que «dijeron el sí para formar parte del contingente», no escatimaron en partir hacia el país que quedó devastado por un terremoto.

«Cuando pasó la fase aguda de la tragedia y ellos se retiraron, solo nosotros, los cubanos, permanecimos en el hospital de campaña para seguir brindando asistencia».

Recuerda que se aproximaba un invierno «muy difícil» y el Comandante en Jefe nos llamó por teléfono y dijo: prepárense para pasar el frío junto a la población, porque es cuando más los necesitan.

«¿Se imagina? –dice Rafael Urquiza–. Creamos reservas en medicamentos, agua, combustible, comida…, todo lo necesario para ser autosuficientes si las nevadas nos aislaban. Y durante cinco meses mantuvimos la guardia médica y la actividad quirúrgica ininterrumpida».

Para él, decir que «forma parte de la brigada médica cubana o que ha cumplido alguna misión internacional», trasciende cualquier reconocimiento. Va más del honor que encierra aquella frase de Fidel, esa de: doctor que «está en pie para hoy o para mañana», y eso será norma de Cuba con cualquier pueblo del mundo.

La Henry Reeve tiene la connotación de que siempre ofrece ayuda en situaciones extraordinarias, «tanto por el estado de salud de los afectados como por las condiciones de trabajo. Y como es en campaña, tienes que crecerte. Por eso creo que el esfuerzo es mayor».

El doctor José Ángel Zayas Power, especialista de primer grado de Medicina Familiar y de Ortopedia y Traumatología, lo corrobora: «me incorporo a la Brigada en el año 2015, cuando ocurrió el terremoto de Nepal. En los años siguientes acudí a Ecuador, cuando sucedió el sismo, y a Dominica tras el ciclón María».

Rememora la vez que, en Nepal, el grupo de cubanos rescató a una niña atrapada en la montaña con «una fractura de tibia (fractura ósea producida por impactos de alta energía). La llevamos a la casa de campaña y le realizamos la operación».

También cuando fueron a Ecuador y el entonces presidente Rafael Correa los visitó, durmió junto a ellos y les dijo que «estando rodeados de cubanos es como mejor estaría protegido».

En todo momento, la valentía y el orgullo se mantuvo en alto, dice.

Pero, si «emocionante» fue colaborar en diferentes países, también lo fue –para Eduardo Ojeda Timoneda, especialista en Medicina Familiar– asumir la misión en territorio nacional durante la pandemia de la covid-19.

Comenta que la sabiduría acumulada –«porque más que un deber, supone obligación hacia nuestro país y los pueblos del mundo»– sirvió para preparar a las brigadas que viajaron al exterior como parte del enfrentamiento a la pandemia; y también para acompañar a los colaboradores en la provincia de Matanzas, cuando ocurrió la ola de mortalidad.

Por eso, confiesa, «la camiseta que me entregó el Partido, que dice Matanzas te agradece, fue de los mejores regalos que he recibido en estos 20 años».

1 Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el encuentro con las fuerzas médicas prometidas para apoyar al pueblo de Estados Unidos, en las regiones afectadas por el huracán Katrina, el 4 de septiembre de 2005.

2 Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en el acto de constitución del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastre y Graves Epidemias Henry Reeve y la graduación nacional de estudiantes de Medicina, en la Ciudad Deportiva, el 19 de septiembre de 2005.