Camagüey. –Erick está en octavo grado, tiene muy buenas notas; pero no sabe lo que quiere estudiar. En la escuela, refiere, le han dado algunas charlas sobre carreras y técnicos medios; sin embargo, no le convencen las explicaciones. «Muchas veces nos explican los mismos profesores, pero a mí me gustaría visitar esos lugares de los que ellos hablan, nada como ir y ver con tus propios ojos».
Este adolescente quizá todavía tenga un poco más de tiempo para decidirse; pero Laura acabó su duodécimo grado este curso y dejó tanto su decisión para el final, que llegó a estar sin saber qué hacer días antes de llenar la boleta de solicitud de carreras. No son dos casos aislados, Erick y Laura pudieran tener otros nombres, sobre todo, en tiempos en que cuesta mirar a largo plazo.
La formación vocacional y la orientación profesional son procesos complementarios que ayudan a las personas a elegir y a desarrollar carreras satisfactorias. La formación vocacional se centra en despertar intereses y preparar para una profesión específica, mientras que la orientación profesional proporciona herramientas para la toma de decisiones y la adaptación al entorno laboral.
PALACIOS PARA FORMAR Y EDUCAR
El Palacio Provincial de Pioneros Camilo Cienfuegos, de Camagüey, trabaja, fundamentalmente, con diez especialidades, con prioridad en la Educación. Además, tiene disponibles círculos de interés de transporte, construcción, y una mínima representación, para las potencialidades que tiene en el territorio, de la agricultura.
Sobre esta última especialidad, Yudith Rodríguez Hurtado, directora del palacio, explicó a Granma que no les pudo llegar a todos los colectivos pioneriles ni a la mayoría de los niños que optaban por esas carreras, «por el déficit que tuvimos de instructores de Agricultura.
«Este año logramos inaugurar un círculo de aviación, y los demás organismos del Ministerio del Transporte también están trabajando para abrir sus círculos de interés con una nueva base material de estudio, porque han cambiado muchas cosas de los temas luego del perfeccionamiento de esas empresas.
«Trabajamos para incorporar un círculo de interés de la Salud. La dirección de ese sector se encuentra preparando a la instructora para que empiece también el próximo curso», dijo.
Todavía son pocas las empresas de Camagüey que se han sumado a esta emblemática instalación que cuenta con 56 locales para círculos de interés, y actualmente no pasan de diez, representación muy pobre para las potencialidades de las más de 200 empresas de la provincia. No se trata de un favor de esas entidades, sino de cumplir con el deber de apoyar el proceso de formación vocacional.
NO ES UN ASUNTO SOLO DEL PREUNIVERSITARIO
Uno de los problemas que habitualmente presentan la formación vocacional y la orientación profesional es que, generalmente, lo vemos como algo del preuniversitario, ya cuando el joven está de frente a las carreras; sin embargo, en la secundaria también hay un peso importante, sobre todo, con los que van a optar por la enseñanza técnico-profesional.
Dariel Morel Rosaval, jefe de la Enseñanza Secundaria Básica en la Dirección Provincial de Educación, aclaró que la formación vocacional «no es lo mismo que la orientación profesional, cuando orientamos estamos dando orientaciones específicas hacia una profesión u otra. La formación vocacional está más allá, es enseñarles cada una de las profesiones y que tengan la oportunidad de elegir. En el Ministerio de Educación tenemos la Resolución Ministerial 289, que establece todo el procedimiento.
«Nosotros intencionamos la formación pedagógica, porque la principal dificultad que tenemos hoy en Camagüey es el déficit de docentes, principalmente en las aulas de secundaria básica. De manera general, tenemos un plan de continuidad de estudio de 7 487 plazas para ofertar en noveno grado.
«Hoy todas las especialidades pueden otorgar carreras directas a los niños que estén en los círculos de interés, a los que hayan participado en conferencias vocacionales y que sean hijos de padres que pertenezcan a ese organismo. Esta es, precisamente, una deuda que tenemos; en este curso solamente se hizo en tres municipios, diez territorios no hicieron una captación directa.
«Hay que incluir dentro de las escuelas de educación familiar el tema de la formación vocacional. Porque nos ha pasado que el niño tiene una vocación, y hasta se ha presentado a su entrevista; pero cuando llega el momento del otorgamiento de la plaza, los mismos padres dicen, no, no».
Es en los centros educacionales donde se concretan las estrategias de formación. Por ejemplo, en la Escuela Secundaria Básica Urbana Noel Fernández han hecho énfasis en la preparación de la familia para que acompañe propositivamente el proceso de elección.
Al respecto, Ernesto Medina Viltres, director de ese centro educacional, explicó que la constitución de los círculos de interés estuvo enfocada en los intereses de los alumnos, y se organizaron también las exposiciones de estos círculos. «Al final, tuvimos un 92 % de satisfacción con la continuidad de estudio, pues les llegó una de sus tres primeras opciones». Sin embargo, todavía muy pocos, solo cinco adolescentes, optaron por especialidades pedagógicas.
EL PRE Y LA HORA DE LA VERDAD
La Educación Preuniversitaria en la provincia tiene una estrategia de formación vocacional, orientada según las políticas del Ministerio de Educación Superior, y que debe dar respuesta a las prioridades de necesidad profesional. El desarrollo local tiene que estar respaldado por profesionales calificados que den respuesta a la demanda de lo que necesita cada territorio.
Miguel Zayas Feteira, jefe de Educación Preuniversitaria de la provincia, explicó que desde esa enseñanza se priorizan las carreras que tienen un perfil hacia las ciencias básicas. Porque en las ciencias básicas encontramos las especialidades que pueden dar respuesta al desarrollo científico integral de la provincia.
«Para dar respuesta a estas necesidades se realizan acciones que implican a varios organismos y, sobre todo, hay un trabajo mancomunado con la universidad, que no se concreta solamente en la oportunidad de puertas abiertas.
La Universidad de Camagüey, en las diferentes especialidades, tiene previsto el acercamiento a los ocho preuniversitarios que existen en la ciudad de Camagüey, más el Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas. De igual manera, los centros universitarios municipales lo hacen en cada uno de los territorios, en función de poder transmitir a los estudiantes el perfil de cada una de las carreras.
«Además, existen convenios con las 16 entidades científicas que tiene la provincia. En el Centro de Biotecnología, en las dos universidades, Ignacio Agramonte y Carlos J. Finlay, se generan cursos opcionales, cursos optativos y otras actividades complementarias. Unas se realizan en la institución, con profesores y especialistas de estas entidades, y en otras, los estudiantes se trasladan hacia esos sitios.
«Sobre todo, tenemos insatisfacción con la captación de estudiantes hacia carreras pedagógicas. Por colegio universitario, que es una de las modalidades que existen, optaron 142 estudiantes, muy pocos para el déficit que hay», argumentó Zayas Feteira.
Insistió en que hay que monitorear más los intereses de los alumnos, hay que intercambiar más con ellos, hasta ver que todos alcancen interés por las carreras. Antes del proceso de ingreso, ya había 104 estudiantes diciendo que no iniciarían la educación superior.
En el Instituto Preuniversitario Urbano Álvaro Morell Álvarez, la formación vocacional es una prioridad que se trabaja desde el primer día de clases en décimo grado. Según datos aportados por Nolberto Díaz Mervillet, director del centro, el 89 % de la matrícula de duodécimo grado (124 estudiantes) obtuvo carrera universitaria.
«Esto se logró gracias a los vínculos con diversas instituciones que tributan a esta labor, entre ellas, las dos universidades, y casi todos nuestros estudiantes tienen en sus teléfonos la aplicación Oriéntate, por lo que llegan al duodécimo grado listos para llenar su boleta».
La responsabilidad mayor es de la escuela, pero lleva una mirada multisectorial, y debe ser preocupación de todos. En el siglo xix ya José Martí escribía sobre cómo debía ser la preparación del hombre para la vida, y hacía énfasis en la responsabilidad de prepararlos para aquellos trabajos que podían desempeñar en sus localidades, de acuerdo con las condiciones concretas de su contexto.
La formación vocacional y la orientación profesional no pueden ser procesos espontáneos; se deben organizar, planificar y controlar, pues todavía son demasiadas bajas voluntarias y, aunque tienen varias causas, incide una mala decisión a la hora de elegir.
Hay que lograr que los jóvenes vayan sustituyendo la pregunta de «¿Qué voy a estudiar?» por la afirmación «¡Ya sé que voy a estudiar!».
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