ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Angelito y Naborí. Foto: diseño de elisa vera grillo

Se cumplen 70 años de que tuviera lugar uno de los sucesos más singulares de la cultura cubana, que pasó a la historia como La Controversia del Siglo. Para que hubiera una llamada así, se advierte que tuvo que haber otras disputas poéticas, esperadas, disfrutadas y seguidas por un amplio sector de la población; sin embargo, esta que adquiría el tremendo calificativo fue un fenómeno cultural, emocional y popular al que se le avino, con toda justicia, la denominación. 

Los nombres del Indio Naborí (Jesús Orta Ruiz) y Angelito Valiente se distinguían, en el programa radial Competencia Nacional de Trovadores, de la Emisora cmq, que gozaba de una extraordinaria audiencia. Eran los poetas más conocidos, y con una altísima calidad,  improvisaban décimas cada mañana, sostenidas por un tema determinado en el que ambos eran contrincantes. Se hablaba de ellos, los seguidores aumentaban, se esperaba la hora para escuchar la encendida contienda poética.

Pero a los radioyentes nos les bastó escucharlos, quisieron verlos competir y pidieron que se produjera un encuentro al que pudieran asistir; y que se decidiera cuál era el ganador. A la poetisa María de los Refugios Segón debemos agradecerle eternamente las notas taquigráficas que permitieron preservar la controversia. Los poetas Raúl Ferrer, José Sanjurjo y Rafael Enrique Marrero integrarían el jurado.

Era 1955. Se decide que sea el 15 de junio, en un teatro de la sociedad cultural, el Casino Español de San Antonio, tierra de Angelito Valiente. Más de 2 000 personas llegaron hasta allí, algunos hablan de 5 000, y cuentan que hubo que sacar el audio para la calle. Los temas que se abordaron, toda vez que dos niños los tomaron al azar, de una urna en los que el público había colocado sus propuestas, fueron El amor, La libertad y La muerte.

Mientras el púbico esperaba ansiosamente el comienzo de la controversia, otros poetas preparaban el terreno cantando décimas en honor a las estrellas que se enfrentarían. «Entre los que Naborí recuerda –ha referido Virgilio López Lemus, experto en este apartado– se hallaban Chanito Isidrón, Justo Vega, Raúl Rondón, Adolfo Alfonso, Rigoberto Rizo, Alejandro Aguilar, José Marichal, Pedro Guerra, probablemente Antonio Camino, entre varios otros»; y asegura que esas alabanzas cantadas no quedaron guardadas en modo alguno, y que «los músicos acompañantes fueron el laudista Alejandro Aguilar y el guitarrista Rodríguez Fife, ambos muy reconocidos en la época».

Grandes fueron las décimas vertidas por ambos paladines en esa efervescencia que supone un espectáculo como este, solo subvalorado por quienes desconocen el grupo de factores que componen la improvisación poética, marcada, entre otros, por la precisión y los ajustes estróficos, semánticos y sintácticos, bien conocidos por el público que los sigue, el cual lo mismo aplaude que reprueba lo que escucha, en dependencia del mensaje exhalado en tiempo récord, sin más revisiones que las de la espontaneidad y la destreza para elaborarlas. 

Decía Valiente, en una de sus décimas de La libertad –por solo ofrecerle una muestra al lector–: Donde hay esclavos, no hay gloria:  / los esclavos en cuestión / no son una patria: son / la vergüenza de la historia. / Eso prendió en la memoria / del Titán –sol y jinete–, / hasta que en San Pedro, al fuete / de la batalla cayó, / y Cuba se le encendió / en el filo del machete.

Y Naborí: ¡Oh, Martí, la dignidad / tuvo tal grandeza en ti, / que basta decir Martí / para entender libertad! / No has visto tu voluntad / realizada todavía; / pero confía, confía, / que, tras las sombras corsarias, / limpias manos proletarias están haciendo tu día //.

Las décimas fluían, unas tras otras, derrochando maravillas. Tanta fue la belleza de las actuaciones que el jurado no declaró un ganador, por lo que, para dar gusto al público, que no estaba conforme, los poetas determinaron que dos meses después, el 28 de agosto, en el estadio Campo Armada, de San Miguel del Padrón, volverían a enfrentarse, empuñando solo sus versos, pues ambos se respetaban y se profesaban cordialidad y cariño.

«El debate de Campo Armada, en la tierra natal de Naborí, se convirtió en el encuentro poético de mayor concurrencia en la historia de Cuba, no superado aún. Si ello no vuelve a ocurrir es por falta de iniciativa, antes que por el arraigado gusto popular de la estrofa cantada», ha enjuiciado López Lemus. «Nunca se había visto que la poesía (cualquiera que ella sea, popular, culta, improvisada o pensada con detenimiento, siempre que fuese poesía legítima, como es el caso) reuniera una multitud tal en el territorio insular; jamás un encuentro de poetas alcanzó una convocatoria de récord, tan entusiasta, de manera tan participativa», explica.

Los temas en esta ocasión fueron El campesino y La esperanza. Un nuevo jurado deliberaría el premio, que ya recaía sobre Naborí, y entonces a ellos se acercó Valiente, y les dijo: «Pongan ahí un cuarto jurado: yo mismo, que voto por Naborí». Conocer tal disposición no requiere demasiados argumentos para comprender la talla moral y ética de los poetas, la gentileza de sus actos, el primor de la conducta.

Con visible admiración, desde el asombro y ante el prodigio, para usar sus mismas palabras, el filólogo español Maximiano Trapero, en el prólogo que aparece en el libro Décimas para la historia. La Controversia del siglo en verso improvisado, editado a su cargo, y por el Centro de la Cultura Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1997, que recoge el primer legado textual del referido encuentro poético, refiere:

«¿Cuándo y en qué lugar un acto poético ha podido congregar a más de diez mil personas? ¡Cuándo se ha visto la poesía cosa de multitudes! ¡Dos solos poetas movilizando a un pueblo entero! Y eso que los versos de aquellas contiendas no fueron precisamente del tono jocoso o festivo, que podrían ser más acordes con los gustos de una concurrencia multitudinaria, siempre más proclive a la anécdota ocurrente que a la sutileza poética, sino que, por el contrario, la trova de Naborí y de Valiente lo fue en octosílabos de enjundia social y de hondo pensamiento humano».

EN SUS 70 AÑOS, EL HOMENAJE

El pasado jueves, justo el día en que se cumplían los 70 años del descollante suceso, la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, en presencia de Alpidio Alonso, ministro de Cultura –como parte del nutrido público que se concentró en su galería El Reino de este Mundo– abrió sus puertas para acoger el panel La Controversia del siglo. Tradición y actualidad de la décima en Cuba, integrado por la investigadora Maruly Azcuy, y los destacados poetas Virgilio López Lemus y Waldo Leyva, premio nacional de Literatura, conducidos por el escritor Fidel Antonio Orta, hijo de Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí.

Tras escucharse allí algunas de las décimas que integraron la controversia, comenzó Azcuy, quien repasó las diversas publicaciones en que fueron apareciendo las décimas, que contaron, además, con la publicación en 2004, por Letras Cubanas, de La Controversia del siglo, con prólogo de López Lemus; se refirió al fonograma Concierto de las multitudes y a la tercera edición de la publicación de Colección Sur, La Controversia del siglo entre el Indio Naborí y Angelito Valiente.

La especialista exhortó a recordar a los poetas con alegría «porque yo sé que donde  quiera que estén, van a estar muy contentos de que nosotros estemos hablando de ellos».

López Lemus significó que crear una leyenda es extraordinario. En Cuba son pocos los poetas que lograron crear una leyenda. Uno de ellos es Naborí. Y por supuesto algunos otros como Angelito Valiente, Justo Vega, Chanito Isidrón, José Ángel Buesa y Carilda.

Esta no solo fue la Controversia del siglo, destacó, no eran solo décimas para la historia, sino que eran también la historia de la décima cubana, apuntó, y disertó en torno a la evolución contextual de la estrofa. «Tenemos en la Controversia del siglo un momento hito, un momento del más alto y por lo tanto tendremos que seguir celebrándola».

Como una maravilla de la cultura popular y de la cultura en general calificó Leyva al suceso en cuestión, y destacó que en sus décimas está uno de los fundamentales signos de la identidad nacional. Entre la anécdota y las pinceladas sobre las complejidades de la estrofa, Leyva encomió la vida y la obra de ambos cantores.

Fidel Antonio se refirió a un audiolibro y a un cd que se acaban de hacer con este contenido, en las voces de Alex Díaz y Roly Ávalos, pilares de Oralitura Habana, y que serán presentados posteriormente, y mostró una nueva edición de La Controversia del siglo, con sello de Totí ediciones, 2025.

Para terminar con aires renovados la celebración, el teatro Hart de la Biblioteca recibió a los pequeños con el espectáculo La Controversia del siglo, según La Colmenita Los Meñiquitos.

Concluido el homenaje, quedan en el pensamiento aquellas palabras de Trapero, un apasionado de la poesía y eterno admirador del acontecimiento, cuando realizó aquella primera compilación: No será esta la última edición, dijo, «ni quedarán estos limpios versos sin su gloria crítica. En algún lugar, no sé cuándo, en qué momento ni por quién, habrá una pluma que valorará, en su justa medida, la grandeza de las décimas de Naborí y de Valiente, y las pondrá en el justo lugar que les corresponden dentro del ámbito de la poesía hispánica».

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Rogelio VALLE VALLE dijo:

1

14 de septiembre de 2025

08:55:32


La decima es una flor en la fiesta del jardin con aroma de jazmin y un pétalo trovador.