Los héroes del día a día no visten capa ni poseen habilidades sobrenaturales. Tampoco luchan contra villanos estereotipados ni se desenvuelven en escenarios sacados de la ficción. La heroicidad, en el mundo real, suele llegar en silencio, y en ocasiones pasa desapercibida.
Pero tal escenario no es el de Camila Solá Denis ni el de José Ángel Milián Fernández, dos jóvenes oficiales, técnicos en Rayos x, de la Aduana General de la República (agr) en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional José Martí. Ambos fueron reconocidos este miércoles por sus sagaces labores en la detección de drogas y sustancias peligrosas.
Su consagración, en aras de preservar el bienestar de nuestra nación, los hizo merecedores del Sello de Honor Aduanero, que les fue conferido en el Complejo Monumental Bosque de los Mártires de la Seguridad del Estado, ubicado en el municipio de Boyeros en la capital, en la jornada de ayer. La ocasión también fue oportuna para rendir tributo a los 105 mártires de la Patria que allí descansan.
«La Aduana para mí significa proteger nuestra Revolución y nuestro pueblo contra todo lo que pueda contrariar su tranquilidad», dijo a Granma la radióloga Camila Solá. Aunque su trayectoria en esa área solo asciende a poco más de un lustro, sus compañeros elogiaron el manejo de su técnica laboral, pues en el cumplimiento de su deber –y no pocas veces– ha impedido el tráfico de sustancias ilícitas en las fronteras cubanas.
El más reciente hecho sucedió el pasado 8 de agosto, cuando Camila detectó la introducción al país de 90 paquetes de pólvora, provenientes de un vuelo desde Miami, Estados Unidos. Al respecto, comentó que durante toda su trayectoria laboral era la primera vez que veía un caso así.
«Cada día surgen nuevos métodos de enmascaramiento, por eso la preparación de nuestras fuerzas de detección es imprescindible. Imagínate, tenemos la seguridad del pueblo en nuestras manos y en nuestros ojos», expresó.
Con entereza, afirmó que adora su trabajo, y que, entre sus proyecciones futuras, seguirá protegiendo las fronteras de su país. Ella nunca conocerá cuántas vidas salvará con su accionar, pero sabe que, con su «intuición de aduanera», protege a toda la población, porque «la droga no entiende de edades».
José Milián Fernández acumuló tres detecciones de narcotráfico, solo en el presente mes. Apasionado por la actividad que realiza, y con una actitud jovial, él es una prueba del compromiso de las nuevas generaciones con la Patria, desde el cumplimiento natural de sus tareas.
Aunque la presión en el ámbito laboral es constante, afirmó que la posibilidad de aminorar estos males es el logro más grande al que un guardián de las fronteras puede aspirar.
«Los jóvenes aduaneros cubanos son un escudo infranqueable de la Revolución». fue así como Nelson Cordovés
Reyes, jefe de la agr, resumió los méritos obtenidos por estos dos oficiales.
Es posible que ambos, en su humildad, omitan mencionar que merecieron el Sello de Honor Aduanero a tan temprana edad, porque saben que el deber va primero.
Eso también es cosa de héroes.
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