Cienfuegos.–La XV Convención Internacional sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en julio de este año, marcó un hito en la vida profesional de Rachel Domínguez Suñez.
En el contexto de ese evento, la joven, de 23 años, fue merecedora, junto a otros investigadores, del Premio Nacional del Citma 2024, en la categoría de Estudiante Investigador, específicamente en la esfera de Ciencias Sociales y Humanísticas.
Para conferirle tan importante reconocimiento, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente argumentó, como razón principal, la amplia y destacada trayectoria científica investigativa, que sostuvo durante su etapa de pregrado en la Universidad de Cienfuegos Carlos Rafael Rodríguez (UCF).
De la casa de altos estudios perlasureña obtuvo el año pasado el título de Licenciada en Derecho, y en esa institución ocupa el puesto de profesora en el Departamento de la especialidad que estudió, perteneciente a la Facultad de Ciencias Sociales.
Rachel cuenta que el camino al Premio Nacional del Citma 2024, inició por esa necesidad suya de desafiar los límites del conocimiento. Desde primer año, se dio a la tarea de escribir artículos y participar en las jornadas científicas de la UCF, lo que le supuso la puerta de entrada a eventos de mayor alcance.
En los inicios, su labor investigativa versó acerca del derecho ambiental, los estudios comparativos de regulaciones sobre gestión genética local y la sostenibilidad. Fue una etapa de exploración, de sentar las bases que, gradualmente, la llevarían hacia una especialización más definida y compleja en la esfera del Derecho Penal.
El principal referente en esta trayectoria es su madre, Yoruanys Suñez Tejera, abogada y doctora en Ciencias Jurídicas. Ella es una de las profesionales detrás de Alic.IA, un asistente legal interactivo y colaborativo basado en inteligencia artificial (IA), sin precedentes en Cuba, del cual hablamos en Granma meses atrás.
La cercanía con esta iniciativa pionera, en la cual Rachel también colabora, despertó el interés definitivo por un campo emergente y lleno de desafíos.
Es precisamente la inteligencia artificial el área en la que, ahora, centra todo el trabajo investigativo. La joven explora la creación de marcos jurídicos para la aplicación de esta tecnología en las Ciencias Penales, y su uso como herramienta al momento de identificar factores criminológicos que ayuden a la detección de infractores.
Entre los trabajos suyos de mayor relevancia hasta la fecha, figura un artículo presentado durante su pasantía en la Universidad Federal del Sur (ubicada en Rostov del Don, Rusia) sobre IA confiable para el medioambiente y el desarrollo sostenible.
También destaca un libro junto a autores de varias nacionalidades, sobre IA aplicada a la prevención situacional como estrategia para prevenir el ciberdelito.
La confluencia de estos temas definirá la tesis de la Maestría en Ciencia, Tecnología y Sociedad en la que se encuentra enfrascada y, en el futuro, su doctorado.
Para la joven, el acto de indagar debe responder a un fin superior. Sostiene que es fundamental encontrar un problema científico real, una demanda de la sociedad que la investigación pueda ayudar a resolver. No se trata de reproducir, sino de innovar.
Esta filosofía orienta el impacto de la investigadora en el Derecho cubano. El país no cuenta con una ley específica encargada de regular la IA, y los trabajos de Rachel nutren la discusión sobre tan necesario asunto. Con sus análisis, busca aportar argumentos sólidos sobre cómo abordar la tecnología, y subraya la urgencia de establecerle unos claros parámetros éticos.
En su experiencia, el principal problema que afrontan los jóvenes a la hora de investigar es la falta de motivación, y piensa que las universidades deben hacer un mejor trabajo en este sentido.
El futuro para Rachel contempla seguir en la docencia y en la investigación. También está en el proceso para ejercer como abogada en el Bufete Colectivo, pues considera que no puede alejarse de la práctica profesional.
A quienes comienzan, les aconseja ver los desafíos como oportunidades para crecer y creer en el talento propio. Les recuerda, además, que la ciencia es un esfuerzo de equipo, colaborativo y multidisciplinario.
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