Sancti Spíritus.–Ubicada en la región central del archipiélago cubano, esta provincia continúa afianzando el derecho que también tienen su flora, su fauna y sus recursos naturales a un futuro mejor, en medio de un mundo que percibe con dolor cómo gime el medio ambiente en muchas zonas del planeta.
Aprobadas de manera oficial por la máxima instancia del país, el territorio espirituano suma tres nuevas áreas protegidas, y eleva a 13 las que tienen con ese importante estatus legal, de las 17 con que cuenta el sistema de áreas protegidas de la provincia.
Tal decisión no se sustenta solo en la existencia aquí de ríos, elevaciones de distinta envergadura, cuevas, sabanas, bosques, extensas zonas de litoral y otros elementos geográficos de interés, presentes en mayor o menor grado en todo el Archipiélago.
Es la preocupación por la conservación in situ de esas zonas, el estudio, el dominio y la caracterización de ellas; la preocupación y la ocupación mediante proyecciones, propuestas y acciones concretas, lo que –además– ha tenido en cuenta la nación para declararlas áreas protegidas y confiar, administrativamente, su conservación a actores o entidades aptos para ese noble propósito.
Estamos hablando del Elemento Natural Destacado Sierra de Las Damas, asentado en unas 90 hectáreas de tierra pertenecientes a los municipios de Cabaiguán y Taguasco, donde confluyen varias formaciones geológicas, con precipitaciones que oscilan entre 1 200 y 1 300 milímetros al año, unas 128 especies vegetales, variedad de insectos, moluscos, más de 30 tipos de aves, lagartos, jutías, sitios arqueológicos de valor, además de interés histórico por haber caído allí, en combate, el Mayor General Serafín Sánchez Valdivia.
No menos trascendencia tiene el Refugio de Vida Silvestre Manatí (con 6 074,08 hectáreas en geografía de La Sierpe), administrado por la Empresa de Flora y Fauna, en una llanura fluvio-marina deltaica plana, parcialmente cenagosa, en la que, además de mangle rojo y prieto, hay patabán, yana, sabales, copernicias, yuraguano, palma real, júcaro amarillo y prieto, almácigo y ocuje, entre otros.
Igualmente atractiva, la fauna reserva aves acuáticas, sobre todo patos, sarapicos, garzas y cocos, además del flamenco rosado. Por cierto, se considera la única zona en toda la costa sur de Cuba, junto al Refugio de Vida Silvestre Tunas de Zaza, en el que se reporta la nidificación de ese hermoso animal.
La tercera área de reciente incorporación oficial es el Elemento Natural Destacado Hornos de Cal (con la particularidad de administración a cargo de la Oficina del Conservador de la ciudad de Sancti Spíritus), cuya cercanía y valores pueden convertirla en polígono de campo para las ciencias naturales, la educación ambiental y el ecoturismo.
Así lo corroboran las cuevas con presencia de embudos cilíndricos o chimeneas de coalescencia de diferentes diámetros, al parecer provocados por la erosión inversa ascendente que en muchas ocasiones salen a la superficie del techo de las cavernas, en formaciones únicas de la geomorfología cubana.
En opinión de estudiosos, si bien hoy ejercen atracción insectos, arácnidos, quilópodos, diplópodos, moluscos, gusanos, reptiles, aves insectívoras y rapaces, algunos mamíferos, murciélagos y jutías, resulta muy interesante la evidencia de fauna extinguida, con uno de los registros fósiles más ricos del país correspondiente a la megafauna del pleistoceno.

MANOS EN LUGAR DE GARRAS
Hombres como Ernesto Pulido García, especialista de la Subdelegación de Medio Ambiente, saben que no es suficiente con ampliar y preservar el área boscosa, velar por la biodiversidad, incrementar las investigaciones, contribuir a los propósitos de la Tarea Vida, fomentar el turismo de naturaleza…
Es necesaria –además– una integración de acciones que sume manos y ponga fin a peligros que desgarran la buena intención del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, a favor de la salud del entorno natural.
POR MÁS
Estar entre las provincias con más áreas protegidas no significa que los espirituanos aparten la mirada de su horizonte medioambiental. Entornos como los deltas de Río Higuanojo, Río Agabama, el Banco de corales Silvertown e incluso las arenas silíceas de Casilda (por mencionar algunos) pudieran pasar a formar parte mañana de la superficie protegida dentro del territorio.
Aprobadas con anterioridad, el Parque Nacional Caguanes, la Reserva Ecológica Lomas de Banao, los elementos naturales destacados Lomas de la Canoa-Cueva La Chucha y Loma La Tasajera, o los refugios de vida silvestre Lomas de Fomento, Lebrije y Tunas de Zaza, además del Paisaje Natural Protegido Topes de Collantes y las áreas protegidas de Recursos Manejados Jobo Rosado y Buena Vista, ofrecen hoy una imagen mucho más alentadora; tanto para quienes tienen a su cargo la concreción de esos programas, como para visitantes y pobladores de esas zonas.
La voluntad política y estatal de Cuba no data de este año, de este quinquenio o de la década anterior. Sin un trabajo riguroso, bien concebido, consciente, Guanahacabibes, la Sierra del Rosario, la Ciénaga de Zapata, Buenavista, Baconao y Cuchillas del Toa no hubiesen sido declaradas Reserva de la Biosfera por parte de la Unesco, ni fueran Patrimonio Mundial Natural los parques Alejandro de Humboldt y Desembarco del Granma.
Por supuesto que no resulta fácil lograrlo. Tampoco constituye un fin alcanzar tales condiciones. Se trata de amar y defender la vida y la pureza de lo natural y entrañablemente nuestro en cada palmo de tierra, agua, litoral, espacio aéreo… para que nuevas especies no corran el peligro de extinción que hoy gravita sobre el almiquí de Cuba, el manatí del Caribe, el tocororo o trogón cubano, el zunzún, la iguana terrestre cubana, el cocodrilo nuestro o la tortuga carey.
COMENTAR
Responder comentario