Matanzas.–Un 8 de mayo, hace 90 años, fueron ultimados en desigual combate Antonio Guiteras y el venezolano Carlos Aponte. Cayeron justo al amanecer, a escasos metros de la desembocadura del río Canímar, donde hoy se erige un obelisco que perpetúa la memoria de los dos revolucionarios.
Según el relato de testigos, los esbirros arrastraron los cadáveres sobre los arrecifes, y luego los transportaron hasta una playita en las inmediaciones de El Morrillo, en el cual habían pernoctado la noche anterior, con el propósito de salir clandestinamente hacia México para organizar una expedición que retornara a Cuba y promoviera la lucha armada.
Por fortuna, 21 años después la idea tomó cuerpo y espíritu en los expedicionarios del yate Granma. En tal sentido, el ideario de Guiteras fue simiente para lo que luego emprendieron, precisamente desde México,
Fidel y sus compañeros.
«... él quería hacer lo que nosotros hemos hecho...» comentaría el máximo líder cubano, al valorar la dimensión política de la figura de Guiteras.
Es curiosa la semejanza casi absoluta de sus programas de lucha, pese a la distancia en el tiempo.
El Che Guevara lo dijo de un modo similar:
«… somos también lo que quería Guiteras, … el ejemplo que él soñó para la América entera».
No es de extrañar entonces la admiración del Guerrillero Heroico, de quien por lo visto ya tenía información por medio de Fidel desde los días en que entrenaban como expedicionarios del yate Granma.
Uno de los rasgos que más impresiona al escritor Paco Ignacio Taibo ii es su extraño parecido con el Che, paralelo que se da en varias direcciones, sobre todo en el estilo, desprendimiento y actitud revolucionaria.
Según el rastreo investigativo del intelectual, Tony Guiteras solía vestir con austeridad, y lo presenta como una persona carismática.
Nació en Estados Unidos, y sus padres lo trajeron a Cuba cuando tenía siete años de edad.
Dicen que llevaba una notable carga genética emancipadora, pues creció escuchando la historia de su tío José Ramón Guiteras, caído en la guerra de independencia de la Mayor de las Antillas, así como la de su tío abuelo irlandés, John Walsh, de los más importantes líderes de la independencia de Irlanda.
Por lo visto, su familia supo inculcarle el amor por la Patria y por José Martí.
En 1924 se graduó de bachiller y agrimensor, y luego estudió Farmacia, en la Universidad de La Habana.
Tras la caída de Machado, formó parte del Gobierno de los Cien Días, y tuvo la osadía de impulsar grandes transformaciones. Con el paso del tiempo se ha comprendido mejor el enorme papel revolucionario que desempeñó dentro de aquel Gobierno.
Estudiosos insisten en que fue una de las figuras claves de la llamada revolución del 30 en Cuba.
En mayo de 1934 funda la organización Joven Cuba, y define la lucha armada como la estrategia para enfrentar al régimen.
Es considerado por investigadores como un hombre guapo, pero sobre todo el más puro luchador antimperialista. En ese último elemento y en su integridad moral estaban sus mayores atributos, da cuenta la investigadora Dianerys Ramos Pérez.
Se convirtió en un tipo de hombre que no le convenía a las élites de la época, y mucho menos a quienes patrocinaban los intereses yanquis en Cuba.
Han contado más de una vez que, cuando el 8 de mayo de 1935 se hizo evidente el momento del desenlace, rodeados por tierra y mar, Aponte le dice a Tony: «Antes de rendirnos nos morimos», y Guiteras, responde: «Nos morimos».
Y aunque el pasaje parece más hijo de la leyenda para glorificar el heroísmo, uno puede imaginarse que hombres así podían muy bien estar resueltos a todo, enfundados en el valor y en el convencimiento de un ideal.
Fue una de las cualidades por las que Guiteras conquistó la simpatía de su pueblo.
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