Lo más probable es que, en este minuto, Gabriel no tenga en casa gas licuado en la balita, para cocinar.
Como le pasa hoy a una gran cantidad de familias cubanas, el tiempo que hace que no lo traen al punto de venta supera en muchas veces el «estirón» que se le dio al último botellón, haciendo magia para usarlo en lo imprescindible.
No obstante, cuando a Santiago de Cuba llegue el próximo barco con gas, no se frenará la distribución, como pasó la última vez, porque la pieza que inventaron Gabriel y sus compañeros de Maquinado resolvió el grave asunto en la «llenadora de balitas» de la vecina refinería.
Gabriel y sus compañeros trabajan en la termoeléctrica Renté, pero no por eso en la casa de ellos se va «la luz» menos horas que en las del resto de los santiagueros, de los cubanos que estamos padeciendo largos apagones.
Como Gabriel, son millones los cubanos golpeados por las cruentas condiciones económicas que nos enredan la cotidianidad para poner un plato sobre la mesa cada día, prender la hornilla, tener corriente para todo lo básico que depende de ella, movernos al trabajo y regresar, que nos alcance el salario para una sola cosa de lo que en el mes se necesita.
Pero también, como Gabriel, son millones los que, aun así, ponen un día tras otro toda la energía y el ingenio en buscar alternativas que aplaquen la carencia en casa y en su centro laboral, y van al trabajo, y tratan de hacer allí lo mejor que pueden y que saben, para que, a pesar de todo lo que falta, haya un resultado que aporte en lo económico, en lo social, y haya ingresos donde se produce, y satisfacción donde se ofrezca un servicio, y belleza donde haya creación artística, y una mano tendida al que se quedó sin opciones, y que haya alivio en la prestación médica y luz del conocimiento en el taller que es la escuela.
Hay gente que hace rechazo a la palabra esfuerzo, de tanto que la hemos reducido en el discurso de la generalización, ese saco en el que no se distinguen los heroísmos individuales, en medio de las mismas carencias de todos.
Sin embargo, el país que se está haciendo hoy es posible por la suma de los pequeños y de los grandes esfuerzos de tanta gente buena que trabaja, sin perder la esperanza de que el progreso empiece a verse por fin, y a consolidarse, con expresión directa y rápida en la casa de cada quien, en el bienestar de cada familia.
Eso no puede ignorarse, como tampoco la culpa principalísima que tiene la obstinación de esos vecinos de enfrente de «salarnos la vida» a los cubanos. Ya lo han dicho con todas sus letras: la Revolución tiene que caer, aunque sea matando de hambre y enfermedades a su pueblo. ¡Hay que ser ciego para no ver que es exactamente esto, caramba, lo que están procurando!
Es verdad que a un pueblo dolido en la carencia no le alcanzan las explicaciones, pero esta del bloqueo del Gobierno de Estados Unidos es una realidad que se explica sola, porque se ve y se padece a cada minuto; aunque, claro está, tenemos que seguir comunicando mejor, en detalles, despojándola de todos los adjetivos que la visten de pretexto, que es un peligro que se corre, sobre todo, cuando la guerra es tan larga como esta, de más de 60 años, que libra Cuba contra la potencia más poderosa del planeta.
A esa política asesina, y específicamente a las últimas medidas que la mafia anticubana se ha asegurado de que el gobierno de Donald Trump recrudezca contra nuestra Isla, se debe la situación severa que hoy padecemos; con ejemplos tan claros como que no haya diésel suficiente para todo lo que se requiere (incluida la generación eléctrica, ahora mismo con motores aptos, pero paralizados por falta de ese combustible), o las dificultades para pagar el gas licuado en barcos anclados frente a nuestras costas.
¿Quién es capaz de ignorar la mentira que es acusar a Cuba como país terrorista, y la crueldad extrema que significa que esa calificación absurda solo sirva para que muchas naciones dejen de comerciar con nosotros, y los bancos no acepten el poco dinero en efectivo del cual se pueda disponer, porque no tenemos derecho a créditos y a otros mecanismos normales en el comercio mundial?
¿Qué explica, sino el hecho de privarnos de divisas, que a los turistas del mundo los sancione EE. UU. por venir a Cuba?
Dijo recientemente un impronunciable funcionario gubernamental, de tan alto cargo como tan corrupto expediente, que serán tan creativos con Cuba, que su pueblo deberá soportar sacrificios necesarios para lograr ese «bien mayor» que sería tumbar al Gobierno de la Isla. ¡Qué generosa voluntad!
Eso se llama genocidio, una práctica que las administraciones de Estados Unidos dominan y han ensayado con desfachatez e impunidad, desde el ataque nuclear a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, hasta el apoyo incondicional al régimen fascista de Israel, en su masacre contra el pueblo palestino.
Para denunciar ese genocidio económico a Cuba, el más largo de la historia universal contra país alguno, es que se ha convocado a las plazas el jueves siguiente, 1ro. de mayo, Día Internacional de los Trabajadores. Desde la amenaza mortal de la pandemia y la consecuente crisis económica no se había convidado a realizar un desfile con igual magnitud.
Sin embargo, aunque ya no haya peligro epidemiológico, sí se sabe que las circunstancias económicas no son mejores; al contrario, son más severas en frentes que deciden el desarrollo normal del país, porque entre las causas es más grande la saña de nuestro enemigo para romper la unidad y, en la carencia crónica y el estado inducido de supervivencia, quebrar la voluntad de resistencia del pueblo cubano.
De Fidel aprendimos que en los momentos más crudos y de mayor peligro, la unidad no solo tiene que ser un hecho consabido, sino mostrado, porque el reclamo de un país entero, dicho en voz alta, no pasa desapercibido para el mundo, y suma más gente justa a la causa que defiende la Revolución, cuyo más alto concepto también nos legó Fidel, justo un 1ro. de mayo, hace 25 años.
A eso está convocado el pueblo trabajador de todo el archipiélago, junto a miles de amigos del mundo que nos acompañarán: a convertir cada plaza en tribuna de denuncia contra los que nos quieren ver derrotados y sumisos.
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Elio Antonio dijo:
1
28 de abril de 2025
08:20:55
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