
Nuestro cerebro está en disputa; se ha convertido en un espacio de conquista militar y la tecnología quiere hackearlo. Se trata no solo de seducirnos hasta hacernos creer propia una idea que nos ha sido inoculada –como ha pretendido siempre la propaganda– sino de segmentarnos y polarizarnos, al punto de que deje de existir una única verdad, sino varias alternativas: cada cual puede escoger la que no entre en conflicto con su forma de pensar.
Pareciera un escenario propio de las distopías, a la manera de 1984, de George Orwell, pero retrata la realidad del mundo de hoy: las redes digitales han cambiado las relaciones sociales, de poder, de producción, de consumo…; y desde su hegemonía comunicativa establecen, validan y reproducen un estado de vigilancia, manipulación y transformación conductual aceptado por casi todos.
No se trata ni siquiera de que nos regalen esos instrumentos de control, sino que vamos, entusiastas, a adquirir el último modelo, el que más capacidad de someternos tiene, reflexionó Freddy Ñáñez, ministro del Poder Popular para la Información y la Comunicación en Venezuela, en el Coloquio Patria.
En la conferencia De la propaganda a la guerra cognitiva: estrategias de resistencia y construcción de autonomía informativa, Ñáñez, junto a un equipo de trabajo, se refirió a la narrativa ultraliberal, aupada por el tecnocapitalismo, que prima en las redes sociales: el mito del ser superpoderoso que, si se lo propone, triunfa.
La deconstrucción de la realidad a veces se hace con algo tan sencillo como una broma en un reel, que termina por entronizarse.
En el caso de Venezuela, ejemplificaron, se han establecido las narrativas del Estado fallido, de la necesidad de proteger que justifica la intervención humanitaria e, incluso, los atentados; así como la inducción de la migración y, luego, la criminalización de los inmigrantes.
En ese escenario, explicó el Ministro, se hace imprescindible la capacidad pedagógica de ir a la comunidad, y ofrecer una respuesta política: crear redes afectivas y sociales que sean capaces de sobreponerse a la virtualización de la vida.
La comunicación cara a cara como acto político, la calle como escenario de disputa simbólica y cultural, el uso táctico de herramientas digitales para viralizar la verdad, la alfabetización en seguridad y derechos digitales, el ciberactivismo y la militancia digital, son algunas de las pautas que ha defendido el proyecto bolivariano; junto, entre otras, al estímulo de medios comunitarios y alternativos, el muralismo y el grafiti, y la difusión de información boca a boca.
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Victor ramos dijo:
1
19 de marzo de 2025
11:52:38
eduardo dijo:
2
19 de marzo de 2025
17:57:22
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