Guantánamo.– Cuando las tempestades cortan el aire –como sucedió cuando el ciclón Oscar–, y el Duaba, el Toa, el Sabanalamar o el Maya, cualquiera de los ríos de esta tierra, abandonan el cauce y arruinan hogares y sembradíos, los universitarios de aquí, instados por el deber, reaccionan.
Y allá van con los afectados, a bregar juntos. Y sufren con ellos, y sudan y les ayudan a renacer, más allá del despeje de escombros y de restaurar ánimos, servicios e infraestructuras.
Osiris, que no es diosa egipcia, es real –la de aquí, la de ellos– los conduce, los anima a encontrar para su provincia un modo de convivir en armonía con los exabruptos del medio ambiente, a mitigar sus arremetidas, a desarrollarse a contrapelo de ellas, y a allanar, con saberes, el futuro que sueña Guantánamo para sí.
Historias en curso en la institución dirigida por esta Osiris parecen antítesis de aquellas que involucraron a su tocaya de Egipto, cuando el Nilo arrojaba furia sobre las casas y las cosechas, y los egipcios iban a las pirámides a implorarle a la que –pensaban– era su deidad del renacimiento y la bienandanza.
Por contraste se cruzan en la mente todas esas historias, cuando se está frente a esta mujer, de ir y venir jovial por la Universidad de Guantánamo (UG), donde más de 10 000 intelectos, entre pupilos y profesores, le abren cause a la inteligencia.
Tengo, vamos a ver… que como tantos sueños no caben en las 120 aulas y los 37 laboratorios, más allá de sus muros el recinto ha creado nexos con los pilares del crecimiento en el territorio.
De bienandanzas se habla también, y por lógica, en estos predios frecuentemente surcados por huracanes, inundaciones y exabruptos del mar, con los cuales alternan sequías intensas y alguna que otra movida sísmica. Frente a ese cíclico mal humor de la madre natura, Guantánamo alza un escudo: la ciencia.
Y pareciera que acertó al elegir, pues esos resplandores asoman en el recinto universitario del territorio; se infiere de lo que le dice a Granma la rectora del Alma Mater guantanamera, Osiris Aranda Creach.
«Aquí se forman profesionales en perfiles diversos, que responden a las necesidades actuales y perspectivas del territorio y sus municipios. En línea con las estrategias de desarrollo, perfilamos qué fuerza técnica demandará Guantánamo hasta 2030, y en cuáles ramas».
«Incluso –abunda la también diputada y doctora en ciencias–, de acuerdo con las transformaciones que experimenta el país en su vida socioeconómica, implementamos ciclos más cortos, con término de dos años, para la formación de profesionales. Hacía falta, por ejemplo, personal especializado en labores de agua y saneamiento, al igual que en auditoría. Los formamos con esa variante, y ya están en sus municipios».

—¿Qué distingue a la fuerza docente de esta universidad?
Sus fortalezas. La diversidad de especialidades que abarca, fruto de cambios estructurales por los que ha transitado desde sus inicios hasta llegar a la integración. La variedad de carreras (35), los profesionales y saberes con que contamos.
De no tener doctores en Ciencias en sus inicios, ahora la institución tiene 145, y 564 másteres. En sus 45 años ha formado más de 55 000 profesionales, en ramas disímiles. Serán necesarios nuevos perfiles; Ingeniería Eléctrica e Hidráulica, por ejemplo.
El territorio demandará esas especialidades, y otras que, como la de Ingeniería Mecánica y Licenciatura en Turismo, las tenemos solo en cursos por encuentros. Una vez que tengamos completos los claustros, serán incorporadas al diurno, para que nuestros jóvenes no tengan que ir a estudiarlas fuera de la provincia.
—Más allá de sus laboratorios y aulas, ¿ese crecimiento académico tiene vínculos con su entorno?
Sí. De diversas maneras. Ahí están los 32 proyectos socioculturales, 17 de ellos con impactos reconocidos en igual número de comunidades vulnerables. También tenemos 156 unidades docentes, 19 de ellas en sectores estratégicos.
La Universidad toma carta en la concepción de estrategias de desarrollo municipales. Además, nuestros profesionales participan en los consejos técnicos-asesores de organismos y empresas del territorio.
Asimismo, participamos en 41 proyectos de investigación, además de ayudar a las entidades a concebir sus esquemas de comercialización, con presencia desde la capacitación hasta los resultados finales.
Eso ayuda a los directivos a identificar demandas de formación y superación en las entidades que dirigen, y los apoya en la concepción de proyectos, lo que a su vez favorece la selección de las reservas de cuadros en las empresas. A ese último propósito, igualmente, responde un Diplomado de Administración Pública y Dirección y Gestión Empresarial que ofertamos. Nos interesa sobremanera que ese vínculo permanente abarque también la investigación.
—De investigaciones «soñolientas» que duermen engavetadas…
Nos ha ocurrido que profesionales de algunas entidades traen propuestas de investigación aprobadas por sus directivos y, sin embargo, después de concluir el estudio no introducen los resultados. Por eso determinadas entidades y municipios no obtienen dividendos mejores.
La intención es transformar esa práctica, lograr que cada tesina y tesis de maestría y de especialidades, resultante de investigaciones desarrolladas por cursistas de esos organismos y empresas, sean introducidas y se generalicen, para que de verdad esta provincia pueda desarrollarse.
—¿Desafíos a la vista para la Universidad de Guantánamo?
Los principales tienen que ver con el perfeccionamiento de las demandas del territorio, tanto para el ingreso a la Educación Superior como para el posgrado.
También, fortalecer las alianzas con organismos y empresas, de modo tal que esos nexos se expresen en mejores proyectos de investigación. Mayor desarrollo científico y más generalización de los resultados son premisas para que el territorio pueda avanzar. Es un encargo de la Universidad en esta provincia.
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Yaney León dijo:
1
11 de febrero de 2025
13:59:37
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