De los 13 centrales azucareros edificados en Cuba por compañías estadounidenses entre 1898 y 1914, cinco estuvieron en territorio tunero. Uno de ellos era el llamado, en aquel entonces, ingenio Delicias, considerado durante muchos años como uno de los más modernos del mundo.
A unos seis kilómetros de la norteña ciudad de Puerto Padre, se alza el coloso. Lleva el nombre de Antonio Guiteras desde su nacionalización en 1960, en honor a ese incansable luchador, quien, en 1933, como ministro de Gobernación, Guerra y Marina del Gobierno de los Cien Días, incautó el central a la firma extranjera y lo puso bajo el mando de una directiva obrera.
El Guiteras ha sido el mayor productor de azúcar en la historia de Cuba, y su centenario currículo ostenta varias marcas, entre ellas el récord nacional para una contienda, implantado en 1985, con 218 206 toneladas del producto en 155 días de molida. Mucha prosperidad trajo a la región que, al año de fundado el ingenio, contaba ya con más de cien viviendas en sus alrededores, y continuó creciendo hasta convertirse en el consejo popular de Delicias, adscrito al municipio de Puerto Padre.
Allí, el 7 de junio de 1965, el Comandante en Jefe Fidel Castro cosió, personalmente, el saco que, de forma simbólica, completó los seis millones de toneladas del dulce producidas en aquella zafra, y el 14 de julio de 1969 pronunció las palabras que inauguraron la gran contienda de 1970. Sin embargo, esos aires de vitalidad y alegría que se respiraban desaparecieron en el último decenio.
Así lo confiesa, con pesar, Osbey González Viamonte, habitante de la comunidad y pailero desde hace más de 30 años en el ingenio, a quien interrumpimos su labor de montar una tubería para los tachos. «Delicias era un pueblito bonito, alegre, con edificaciones antiguas, y se deterioró mucho; en eso tuvo que ver el decaimiento de la producción azucarera. Cuando la zafra tenía más vida, allá por 2007, había más entusiasmo, más ganas de producir y el salario era mejor en correspondencia con los precios de la calle. Hace falta rescatar la alegría de antes, el pitazo del central cuando se cumplía alguna meta era regocijo para todos», asegura.
A sus 26 años, Argel Justel Peña ya es mecánico a y montador de molinos, algo inusual siendo tan joven, pero que dice mucho de su disciplina y espíritu de superación a lo largo de diez años de duro trabajo en la industria. A Argel le preocupa la desmotivación que surgió en el colectivo debido a que perciben un salario fijo bastante bajo en comparación con el esfuerzo que demandan sus labores.
En este contexto, Osbey González, Argel Juslet y el resto del colectivo miran con optimismo los cambios que se impulsan, a partir de la decisión de Azcuba de prescindir de la Empresa Provincial Azucarera y convertir a los centrales en entidades agroindustriales independientes, una medida estratégica que tiene como propósito alcanzar mayor eficacia en la gestión agrícola e industrial.
CAMBIO DE ESTRUCTURA, ¿LA SOLUCIÓN?
En septiembre se llevó a cabo la restructuración del sector, que pretende beneficiar esta industria, al solucionar problemas existentes en la organización anterior, entre ellos, la distancia entre la dirección de la empresa donde se tomaban las decisiones y la base, donde se llevaba a cabo el proceso dinámico de la producción.
Con este objetivo se crearon 56 empresas agroindustriales y, excepcionalmente, la Empresa Cañera Cándido González, un central inactivo que tiene como objetivo fortalecer la estructura empresarial del municipio de Santa Cruz del Sur en Camagüey. Estas nuevas entidades deberán favorecer la siembra de caña y otras labores que permitan disponer de mayor cantidad de materia prima para fabricar más azúcar y derivados, explicó a Granma, Antonio León Mursulí, director de Capital Humano del grupo empresarial Azcuba.
Las empresas creadas tienen personalidad jurídica propia y mayores libertades en su gestión. Estas se encuentran reflejadas en el Decreto-Ley 34 publicado en la Gaceta Oficial No. 51 Ordinaria, en el cual se establecen las facultades de las empresas estatales socialistas, agregó. Sin embargo –continuó–, un cambio de estructura, por sí solo, no va a resolver los problemas del sector, aunque sí contribuirá a mejorar un grupo de deficiencias que se detectaron en el diagnóstico previo.
En el caso particular del Guiteras, la nueva empresa tiene muchas potencialidades, no solo por ser la más grande del país, con 60 unidades distribuidas en tres municipios (Puerto Padre, Manatí y Jesús Menéndez) y más de 68 483 hectáreas dedicadas a la producción cañera y agropecuaria; sino por la visión con que encauzan las transformaciones, con la meta de que tengan un impacto positivo en el cumplimiento de los planes de azúcar y en la calidad de vida de los más de 130 000 habitantes de las comunidades aledañas.
Su director, Mauricio Saavedra Peña, es un hombre de zafra, con una vasta experiencia, tanto en la industria como en el surco, y desde que se hizo firme la nueva organización, se enfrascó, con su consejo, en diseñar un plan de desarrollo hasta 2030. Entre las acciones inmediatas incluyeron el rescate de las áreas de siembra dedicadas a la caña, problema esencial que repercute no solo en la fabricación de azúcar, sino también en la de sus 23 líneas productivas de derivados como el alcohol, la torula, la miel-urea-bagacillo y los tableros, cuyas plantas no se aprovechan al máximo por falta de materia prima.
Además, impulsan las relaciones contractuales con diferentes actores económicos; los módulos pecuarios, en particular la ceba de toros y los convenios porcinos; y el desarrollo de una minindustria de materiales destinados a la construcción de viviendas para los obreros. Esta última será la responsable de concretar el primer polo de viviendas que levantarán en la zona de playa La Jíbara, que en un primer momento contará con diez nuevos hogares.
LA TRANSFORMACIÓN DEL ENTORNO
Hace poco más de un año, Elvia es la delegada de la circunscripción 21, de Delicias, uno de los 56 bateyes azucareros del país, a los que, de conjunto con las 692 comunidades relacionadas con bases productivas cañeras, se les realizó un diagnóstico de las dificultades que existían desde el punto de vista sociopolítico, de la estructura de los servicios básicos y del estado de la fuerza de trabajo activa. El objetivo era detectar las problemáticas, y que las empresas, con el apoyo de los gobiernos locales, trabajen en los elementos por transformar.
En esa circunscripción las principales dificultades son el mal estado de los viales, la poca disponibilidad de agua potable y el tratamiento de las aguas albañales. Según Elvia, se trata de viejos planteamientos que, con el apoyo de la empresa azucarera están teniendo respuesta, pues han limpiado las calles y trabajan de conjunto con la Empresa de Acueducto y Alcantarillado para erradicar el vertimiento de aguas negras. A su vez, tienen problemas de viviendas, ancianos que viven solos y madres con más de tres hijos a las que gestionan una ubicación laboral.
«Es necesario que cambiemos las cosas», señala la delegada. «Aquí no hay casi nada, mucha gente se va porque hay pocas fuentes de empleo, la mayoría de los muchachos que estudian se marchan porque no tienen contenido de trabajo, y el politécnico local no garantiza ubicación para todos los que se preparan. Hay que darles oportunidades a los jóvenes y pensar mejor su recreación, y también impulsar más la producción de alimentos para contrarrestar los precios que hoy son abusivos».
En este sentido, León Mursulí reiteró la necesidad que tiene el sector de generar empleos en estos lugares, y afirmó que para eso hay que crear condiciones, mejorar el nivel de vida y crecer en área de caña, pues en la medida en que se logre esto, existirá más disponibilidad de trabajo y mayor productividad.
Una obra importante que financia hoy la Antonio Guiteras es la instalación de una conductora que separará el abasto de agua del batey azucarero del de la industria, un viejo anhelo de sus habitantes. «Será un gran beneficio para el poblado y permitirá que en los meses de más sequía el central no se detenga por falta del líquido», enfatiza Saavedra Peña.
«La proyección hasta 2030 incluye acciones de mantenimiento en los caminos, reparaciones de consultorios médicos y escuelas, producción de alimentos y una mejor atención a los 132 asentamientos poblacionales que se benefician con nuestras producciones, y en las que disponemos ya de puntos de venta y guaraperas. Tenemos planeado el montaje de organopónicos tecnificados en cada base productiva, que garanticen hortalizas y condimentos frescos a la población.
«La zafra es un proyecto de vida en las comunidades rurales de los bateyes azucareros, porque es en la zafra donde se destinan más recursos alimentarios para la región; es donde se mejoran los caminos, el ingreso y las condiciones de vida de los trabajadores», explica el Director de la Empresa Antonio Guiteras, a sabiendas de que la nueva estructura del sector llega en un año de grandes dificultades económicas unidas a un bloqueo que se agudiza cada vez más, lo que demandará ingentes esfuerzos en la construcción de este nuevo sendero.
Nadie puede pensar que será un camino fácil, pues estas nuevas estructuras heredan añejos problemas que toca revertir paulatinamente. No obstante, el hecho de que ahora estén bajo el mismo paraguas todas las fuerzas, desde las fábricas hasta el surco, las coloca en mejor situación para cumplir la vieja promesa de reanimar el sector azucarero y, junto a él, sus bateyes y comunidades.
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Mederico Rojas dijo:
21
17 de diciembre de 2021
15:09:50
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