Descabezar a la Revolución Cubana siempre ha estado en el punto de mira de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos. Lo confirma un documento TOP SECRET, publicado ayer viernes, 16 de abril, por el Archivo de Seguridad Nacional de la nación norteña, que así revela que la macabra organización de espionaje y subversión, en lo que fue el primer complot de asesinato conocido contra los principales líderes de la Revolución Cubana, planificó la muerte de Raúl Castro Ruz mediante un posible accidente.
La mano ejecutora, de acuerdo con nota fechada en Washington DC y replicada por Cubadebate, sería el piloto cubano José Raúl Martínez, reclutado previamente como un activo de inteligencia de la CIA en la Isla, a quien se le pagaría 10 000 dólares si la tarea concluía con éxito. Este agente había sido seleccionado para volar en un avión fletado por Cubana de Aviación para recoger en Praga a Raúl y otros altos líderes cubanos, el 21 de julio de 1960, lo cual comunicó al oficial de la CIA que lo atendía en La Habana, William J. Murray, quien actuó de coordinador.
La posibilidad de abatir al segundo al mando de la Revolución fue evaluada de forma expedita. Según la revelación hecha ayer, la CIA respondió a Murray con un cable «TOP SECRET RYBAT OPERATIONAL INMEDIATE», firmado por la Directora Adjunta de Planes de la CIA, Tracy Barnes, y JC King, el jefe de la División del Hemisferio Occidental. Se le confirmó entonces que «la posible remoción de los tres principales líderes está recibiendo una seria consideración…».
También se le preguntaba acerca de la motivación del piloto para incurrir en riesgos de organizar un accidente durante el viaje de regreso desde Praga. Lo revelado asegura que para proporcionar suficiente motivación, Barnes and King ofreció $ 10,000, o «una demanda razonable por encima de eso», así como para organizar las facilidades de rescate para el piloto después del «accidente».
Murray expuso la idea del atentado a Martínez en un automóvil mientras el piloto se dirigía al aeropuerto de La Habana para emprender el vuelo a Praga. El sujeto, informó, está dispuesto a tomar un riesgo calculado. Pero delimitó, dijo, las posibilidades que pueden pasar como accidentales: A. Quemado del motor en el despegue para retrasar u hostigar el viaje. B. Vaga posibilidad de caída al agua, aproximadamente a tres horas fuera de Cuba. Después Murray fue más específico: «Subj descarta la falla del motor en vuelo debido [al] peligro inminente [de] incendio y la falta de oportunidad para salvar a los pasajeros o la tripulación... Dudas sobre la capacidad de realizar un accidente real sin poner en peligro la vida de todos a bordo».
El complot de asesinato fue anulado tras la partida del piloto cubano hacia Praga, según un cable enviado a la estación de la CIA en La Habana con la firma de Tracy Barnes, quien creía oportuno «abandonar el asunto». Pero ya era imposible contactar con Martínez, quien al retornar a la capital cubana, dijo a Murray que no tuvo posibilidad de «arreglar un accidente como el que habíamos discutido».
La nota recuerda que la referida maquinación fue descrita indirectamente en el informe especial del Comité del Senado sobre Presuntos complots de asesinato que involucran a líderes extranjeros, publicado en 1976 después que el senador Frank Church dirigiera una investigación sobre las acciones encubiertas de la CIA.
Asimismo, puntualiza que «el informe del Comité Church identificó el complot como la primera acción contra la vida de un líder cubano patrocinado por la CIA de la que el Comité tiene conocimiento», pero retuvo, o tal vez se negó, detalles clave, incluido que el presunto asesino era un piloto y el «accidente» involucraría a un avión civil.
La nueva ronda de revelaciones acerca del proceder de la CIA contra Cuba atestigua que la llamada Operación de Bahía de Cochinos previó un complot para asesinar a Fidel Castro Ruz, promovido semanas después de intentar lo mismo contra su hermano. Esa intención la manifestó en agosto de 1960 el director de operaciones encubiertas de la Agencia, Richard Bissell, quien en un memorando SECRET EYES ONLY CIA, describió como «una misión delicada que requiere una acción de tipo gánster». Con la muerte de Fidel, consideró el funcionario, crecerían las posibilidades de éxito de la agenda organizada por la CIA para el aplastamiento definitivo de la Revolución Cubana.
Se ha establecido que Peter Kornbluh, investigador del Archivo de Seguridad Nacional, y Jacob Esterline, gerente de la invasión paramilitar, sostuvieron una entrevista en la que el segundo confirmó que se le había pedido desviar 150 000 dólares de su presupuesto, suma que finalmente fue designada para pagar a la mafia por el deseado asesinato de Fidel. Intentos como este fueron denunciados más de una vez por el propio líder cubano con lujo de detalles y el sabor de salir airoso frente a aviesos planes.
El Archivo de Seguridad Nacional de Estados Unidos seguirá desclasificando documentos TOP SECRET, lo que no puede ser visto como intento de transparencia para revelar que los individuos son los que corrompen las instituciones. La CIA es instrumento de un sistema que no tolera a los no alineados con sus intereses.

Acceda aquí a los documentos desclasificados:
https://nsarchive.gwu.edu/dc.html?doc=20616617-1
https://nsarchive.gwu.edu/dc.html?doc=20616618-2
https://nsarchive.gwu.edu/dc.html?doc=20616619-3
https://nsarchive.gwu.edu/dc.html?doc=20616614-4
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