Cienfuegos.–El 1ro. de enero de 1959 sorprendió a Mario Marciano Izquierdo Muñoz, como a otros muchos chiquillos que deambulaban por las calles de Cienfuegos, ofertando cuanto apareciera en año nuevo, para poder seguir enfrentado la extrema pobreza de los suyos.
Deslumbrado por la Revolución y sus líderes, quiso seguir el ejemplo de aquellos barbudos que habían bajado de la Sierra Maestra vestidos de verde olivo, para ser consecuente, además, con los primeros discursos de Fidel, cuando llamaba a los jóvenes a defender el nuevo Estado de obreros y campesinos.
Así, con la aspiración de convertirse en oficial de la Marina, se presentó en el Distrito Naval del Sur. Allí recibió las primeras instrucciones militares, junto a los reclutas que acudieron. Hasta el sitio fue el padre, intentando que desistiera de aquella idea, pero él no dio marcha atrás.
Subió al Pico Turquino cinco veces con los miembros de la Asociación de Jóvenes Rebeldes, uno de los requisitos para entrar a la Escuela de Tanques de Managua. Allí estaba cuando se produjo la invasión mercenaria por Playa Girón, en abril de 1961, y como tanquista tuvo su bautismo de fuego en la Bahía de Cochinos.
Al llamado del Comandante Juan Almeida Bosque para formar las primeras unidades del Ejército Central, Mario Marciano estuvo entre los fundadores. «Recuerdo que, a mi pregunta de cuándo íbamos a concluir los estudios en Managua, el flamante Jefe del Ejército me respondió sonriente: “Para qué, si ya ustedes están graduados de tanquistas”».
Con la misión de constituir la primera unidad de tanques, llegaron a La Guabina. «Lejos de lo que habíamos pensado, allí solo encontramos una ceja tupida de monte. Las barracas, fortificaciones y demás obras militares tuvimos que construirlas nosotros mismos», narra el hoy teniente coronel de la reserva.
Del afán por superarse fueron testigos compañeros oficiales y subordinados en las diferentes unidades por donde pasó Izquierdo Muñoz en todo el territorio del Ejército Central. Del simple cargador, por donde inició su carrera de tanquista, ascendió, en la escala de mando, hasta jefe de batallón. Siempre se ocupó de conocer cada detalle de la poderosa arma, considerada el principal escudo de la guerra, por especialistas en el arte militar.
«En 1985, pasé la Academia de las FAR General Máximo Gómez –cuenta–, para prepararme en Defensa Territorial. Al terminar esta escuela me destacan como primer oficial de Operaciones en el Estado Mayor Provincial de Cienfuegos y, en comisión de servicio, asumo la misma responsabilidad en los sectores militares de Lajas, Palmira y del municipio cabecera, donde paso a la reserva en el año 2000».
Aunque dice que el amor por los tanques fue más por convicción que por vocación, lo cierto es que Izquierdo Muñoz no pudo desprenderse jamás de ese amasijo de acero que tanto lo sorprendió desde su primer encuentro en Managua.
«No crea –comenta con nostalgia–, a cada rato me sorprendo imaginando esta o aquella posición en el interior del tanque, mientras cumplíamos con determinadas operaciones militares al norte de Angola, o cuando alcancé a ver, por las escotillas, el avance contra las tropas enemigas durante la invasión mercenaria por Playa Girón».
Mientras da rienda suelta a sus recuerdos, no quiere dejar de mencionar los días de la Crisis de Octubre, cuando, metidos en las trincheras, para resguardar la costa, desde Mangles Altos hasta Punta Sabanilla, recibían aquellas cartas enviadas desde los Comités de Defensa de la Revolución, con el sugerente destinatario: Para los combatientes, en un lugar de Cuba.
«Ah, y quiero aprovechar para aclararles la mente a los apátridas que hoy claman por una invasión estadounidense a esta aguerrida nación. Si en Girón aquellos bisoños sin experiencia les hicimos morder el polvo de la derrota a los agresores, qué no pasará ahora, con todo un pueblo bien preparado y con pleno dominio de la técnica y los medios militares con que contamos para la defensa territorial».
–¿Qué significa para Mario Izquierdo haber formado parte del núcleo fundacional del Ejército Central, que este 4 de abril arriba a su aniversario 60 de creado, por orden del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz?
–Sin duda, un gran privilegio y la gran oportunidad de mi vida, como lo vaticinó mi tío. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias me formaron como mejor ser humano, al tiempo de forjar en mí sentimientos y valores a los que nunca renunciaré.
«Por otro lado, estoy sumamente orgulloso de haber pertenecido al Ejército Central, una fuerza que ha estado presente en la mayoría de los acontecimientos en esta etapa de la historia de la Patria, y de la cual salió el primer batallón de tanques que marchó a Angola, para combatir».
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