La cepa sudafricana del SARS-COV-2, una de las nuevas variantes genéticas altamente contagiosas del virus que circulan por el mundo, fue detectada en Cuba, en un viajero asintomático procedente de Sudáfrica, diagnosticado con la COVID-19 a su llegada al país, a partir de los protocolos de actuación establecidos en la vigilancia epidemiológica aeroportuaria.
Así lo dio a conocer la doctora en ciencias María Guadalupe Guzmán, Jefa del Centro de Investigaciones, diagnóstico y referencia del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), durante su intervención en la conferencia de prensa habitual del Ministerio de Salud Pública.
La especialista del IPK detalló al respecto que a partir de un estudio realizado en la zona gen de la espícula (proteína del coronavirus) a muestras de casos confirmados procedentes de Colombia, Estados Unidos, España, México, Panamá, Portugal, República Dominicana y Sudáfrica, que arribaron al país entre el 15 de diciembre de 2020 y el 15 de enero de 2021, se confirmó la detección de la variante de Sudáfrica, con la presencia de las mutaciones características de este tipo en la espícula (D614G, N501Y, E484K y otras más).
El viajero y todos sus contactos- informó la doctora- cumplieron el aislamiento establecido, durante el cual no manifestaron ningún síntoma a pesar de su positividad.
Nuevas cepas: entre incógnitas y suposiciones
En una explicación bien detallada acerca de las nuevas cepas que se han detectado en Reino Unido, Sudáfrica y Brasil, y que ya se diseminan por varios países del mundo, la Jefa del Centro de investigaciones, diagnóstico y referencia del IPK, expresó que se tratan del mismo virus SARS-COV-2, pero con variantes genéticas diferentes producto del proceso natural de mutación.
«El SARS-COV-2 como coronavirus tiene cuatro proteínas en su estructura. Una de ellas es la espícula, que es la que le da el nombre de coronavirus por la morfología de corona. ¿Por qué es tan importante esta proteína? Porque ahí está el receptor del virus: la zona por donde se pega al receptor celular y se convierte en la entrada o la llave para la cerradura que tiene la célula. Esta es una función de la espícula.
«La otra función consiste en que esta proteína es capaz de inducir la formación de anticuerpos, elemento relacionado directamente con la inmunidad a una infección por estos agentes». Precisamente esta espícula o proteína es uno de los principales focos de estudio a la hora de analizar la mutación del virus, por los cambios reiterados en su estructura.
Es normal que los virus muten o cambien. «Algunos con una mayor frecuencia de mutación en el tiempo, otros con menor, y el SARS-COV no es menos», afirmó la doctora en Ciencias.
«Las nuevas variantes genéticas reportadas en Reino Unido, Sudáfrica y Brasil son SARS-COV-2, pero con cambios en diferentes genes, y dentro de ellos en el gen de la espícula. Y a partir de esos cambios, las nuevas variantes se han asociado a una mayor capacidad de diseminación y de transmisión.
«Estas variantes no son iguales, pero tienen en común que una de las mutaciones le da la capacidad de una mayor afinidad entre el receptor viral y el receptor celular. Esto provoca que si una variante de ese virus se introduce a una célula, entra -como diríamos en el argot popular- por la puerta ancha. Puede infectar un mayor número de células porque su entrada está facilitada. De aquí puede haber una mayor excreción del virus por las gotas nasales y, por tanto, una mayor transmisión», definió.
Ante la duda, de que el aumento de contagios y pacientes graves en el país puede estar asociado a las nuevas cepas, la experta no descartó esa posibilidad, pero aclaró que «nosotros podemos tener una mayor excreción viral por las gotas nasales, pero ahí las medidas de contención son fundamentales: uso del nasobuco, aislamiento entre las personas, limpieza e higiene en las superficies. Es decir, podemos tener un virus que produzca una mayor carga viral en la excreción, pero si lo contrarrestamos con medidas de contención rigurosas podemos tener una barrera para esa transmisión», enfatizó.
Al referirse a la virulencia de las nuevas cepas, otra de las grandes incógnitas de las variantes, aclaró que hasta ahora la comunidad científica no ha encontrado reportes, asociaciones o elementos para decir que existe una mayor letalidad en estas cepas.
Sucede -alertó Guadalupe Guzmán- que al transmitirse más el virus (que sí es una característica comprobada en las variantes), este llega con mayor frecuencia a grupos vulnerables de la población. «Todos sabemos que las edades extremas (como el adulto mayor) y las personas que independientemente de su edad padezcan de una comorbilidad (obesidad, hipertensión, cardiopatía, insuficiencia respiratorias) son grupos de riesgo. Si tengo un virus que es capaz de transmitirse más, este puede llegar hasta un grupo determinado de riesgo, y de ahí se puede tener un mayor número de casos graves y fallecidos».
Al referirse a la tercera duda frecuente con respecto a las cepas, que es la implicación en el desarrollo y efectividad de las vacunas que se están produciendo a nivel mundial, Guzmán dijo que el tema hoy es motivo serio de estudios por instituciones científicas en el mundo.
«La mayoría de las vacunas están dirigidas a lograr inmunidad frente a la espícula, una característica que le da a estas variantes mayor transmisión. Si por ejemplo, en la espícula, que es una diana para el desarrollo de anticuerpos, las mutaciones de hoy son capaces de neutralizar los anticuerpos, entonces una vacuna pudiera no tener una implicación, es decir, que aunque se vacune no se logre proteger a un individuo totalmente para estas variantes. Pero esto es motivo de estudio. Hasta ahora no se plantea que sea así, aunque se está analizando», precisó.
Cuba no escapa a la incertidumbre de las nuevas cepas
Sobre Cuba, primeramente aclaró la doctora que el país cuenta con la posibilidad de hacer la secuenciación nucleotídica, que es uno de los métodos por donde se detectan estas variantes. Esto permitió conocer desde el inicio que, primero en los casos importados y después en los casos autóctonos, la que se ha detectado es la variante genética G.
«La cepa que tenemos aquí reportada antes de que surgieran todas estas variantes es la de tipo G. La hemos tenido desde el inicio de la epidemia y seguimos con ella. Las cepas nuevas aparentemente tienen mayor transmisión que la tipo G», alertó.
Sobre el tema de la posible circulación en el país de las variantes, esclareció que con los datos con que cuentan no se puede determinar que están introducidas o extendidas en la población. Pero tampoco se debe descartar. «Se está reportando un número elevado de casos diariamente, y uno estudia grupos específicos para buscar las variantes.
«Posiblemente está la variante sudafricana en el país, de hecho ya entró con un caso importado. Si se estableció, realmente tenemos que estudiar un poco más. Sabemos que entró, se hicieron todas las medidas de aislamiento. Tampoco podemos descartar que haya entrado con otra persona, incluyendo la variante del Reino Unido. Esto toma un tiempo en establecerse», aseveró.
Con respecto a la influencia de las nuevas variantes en la evolución de los candidatos vacunales cubanos, la especialista enfatizó que se está llevando a cabo un fuerte estudio en nuestro país para determinar si Soberana, Mambisa y Abdala pudieran ser efectivas contra estas cepas.
COMENTAR
Responder comentario