Camagüey.–«El momento es de extremar el ahorro a través del uso masivo de la tracción animal. No hay otra alternativa. Lo demás es puro cuento».
Sin detener un segundo la yunta de bueyes en medio de un vigoroso campo de frijoles, Filiberto Portuondo Riverón compartió con Granma sus criterios sobre un asunto de actualidad que, más que buenas intenciones exige acciones efectivas.
«Todavía hay muchos guajiros por ahí, comentó, que sueñan con los tractores y el petróleo, y se olvidan de lo bueno que es tener una yunta en la finca. Siempre hay gente que se resiste, habituados algunos a gastar y gastar sin medir los efectos de sus actos».
Indagaciones periodísticas en varias unidades agropecuarias dan fe de que la inmensa mayoría de los productores coincide en las ventajas que ofrece la utilización de la tracción animal, tanto en ahorro de combustible como en la protección de los suelos.
Sin embargo, de lo dicho al hecho… en algunos lugares, esta verdad irrebatible ha quedado en la proclama, ante la falta de un control sistemático por parte de las direcciones empresariales y de las juntas directivas de las cooperativas.
En un territorio ganadero, como Camagüey, existen animales, entre añojos y toretes, para asumir tamaña empresa, mientras se cuenta con talleres en capacidad de producir, aunque sea de manera rústica, los implementos agrícolas.
Allí donde se ha tomado con mayor seriedad el asunto, se han habilitado centros de doma para la formación de las yuntas, destinadas a satisfacer la demanda y a reponer las pérdidas, ya sea porque los bueyes envejecen, se accidentan o se descuernan.
Recientemente, el semanario Adelante se hizo eco de un encuentro entre boyeros, auspiciado por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, en el que los participantes mostraron sus habilidades en el enyugue de los bueyes y en el empleo del arado.
En el reportaje, uno de los ganadores de la competencia, Anastasio Domínguez González, de la cooperativa Niceto Pérez, aseguró que «mi yunta la hice yo mismo. Había pedido un pedazo de tierra y pasaba mucho trabajo para prepararla y para todo. Un día me cansé de caerles atrás a los tractores y dije: yo tengo que hacerme de mis animales.
«Con ellos, relató, rompo la tierra, la surco, la cultivo… Tengo muchos implementos construidos por mí, como la peineta o la triple pala. Los fabrico con discos viejos de picadoras. Yo no guataqueo, todo lo hago con ellos. Hasta me sirven como medio de transporte».
Además de cumplir su cometido en las áreas destinadas a los cultivos, las yuntas resultan imprescindibles también, en época de restricción de recursos, para el tiro de agua y de alimentos en las vaquerías y en otras unidades pecuarias.
Si todo esto se sabe, ¿por qué el uso de la tracción animal deja de ser una práctica de campesinos aislados, para convertirse en un factor indispensable en el incremento de la producción de alimentos?


                        
                        
                        
                    





    
    










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Demo dijo:
1
8 de diciembre de 2020
01:00:40
dd dijo:
2
8 de diciembre de 2020
09:56:00
Vivian Gonzalez dijo:
3
8 de diciembre de 2020
10:58:39
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