SANTIAGO DE CUBA.–Después de más de dos años afrontando afectaciones tecnológicas que impactaron negativamente en el proceso productivo, la unidad empresarial de base (UEB) Cereales Frank País García, de esta ciudad, registra una notable recuperación industrial tras la inyección de un significativo grupo de equipos y piezas.
En medio de la hostilidad del Gobierno de Estados Unidos y los efectos de la pandemia, alentador resulta el vuelco para asegurar la harina blanca desde Guantánamo a Granma y parte de Holguín, así como el frijol de soya beneficiado para el yogurt de los combinados lácteos de las provincias entre Guantánamo y Ciego de Ávila, y la harina integral utilizada en combinados cárnicos y de la pesca en el país.
«Téngase en cuenta –precisó el director de la entidad, Waldis González Peinado–, que los problemas acumulados incidían, por bajo rendimiento, en la pérdida, como desechos para animales, de 30 toneladas de harina diariamente, a lo que se sumaban prolongadas paradas por roturas y, a causa del deterioro del sistema de descarga de cereales, pagos millonarios por estadía de buques».
Ascendente a cerca de un millón de euros en importación de medios, la mayor reparación de los últimos diez años se inició, precisamente, en la terminal de descarga a granel por succión, cuya grúa recibió un nuevo «corazón» con el cambio de la turbina, y se sustituyó la esclusa. A su vez, en los transportadores se renovaron el compresor de aspiración, las cadenas y el cardán.
Diseñado para procesar, en jornada de 24 horas, 350 toneladas de trigo, el primero de los dos molinos automatizados fue beneficiado con un compresor de mayor capacidad que ha mejorado el flujo del proceso, así como con los motores reductores de los elevadores del cereal, donde, además, se cambiaron las bandas y quedó instalado un nuevo pulverizador del producto.
Por su parte, con capacidad instalada de 250 toneladas por día, en el segundo molino, igualmente, se elevó la capacidad con un nuevo compresor, fueron cambiados una cernidora, cadenas y bandas de elevadores, y se pusieron de alta todos los bancos de molino, lo cual contribuyó a elevar sustancialmente el rendimiento industrial y reducir las pérdidas económicas y físicas.
Alrededor de un mes requirió la parada para estos trabajos, en los que innovadores como los electricistas Leybis Hierrezuelo Caballero y Sergio Cayar Hadfeg, los mecánicos Jorge Herrera Mayeta y Juan Carlos Fernández Quiala, guiados por sus jefes de brigada y el jefe del área de mantenimiento, ingeniero Manuel Liranzo Morales, apostaron por las urgencias del país.
Industrialmente, por concepto del rendimiento incrementado, se han entregado más de 4 000 toneladas de harina blanca por encima de lo planificado, 302 de harina integral y 98 más de soya beneficiada, mientras que al agilizarse la descarga de buques, aquellos barcos que demoraban hasta 15 días hoy pueden descargarse en menos de cinco jornadas.
Como resultado de la inversión, González Peinado destacó que en la etapa se han garantizado los destinos priorizados de la industria alimentaria local, que asume el pan de la canasta básica, de la Cadena cubana del pan, los derivados de los combinados lácteos, cárnicos y de la pesca, los órganos de la defensa y la red de ventas en pesos convertibles.
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