ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El plátano es el producto insignia de La Cuba. Foto: Ortelio González Martínez

«La Cuba es de Cuba», lo dice a rajatablas Kambimbo, un hombre de piel cobriza y manos callosas y grandes, que hace años llegó desde Pilón, provincia de Granma, y decidió plantar la carpa de su vida en las tierras rojas del principal polo bananero del país.

Llegó como obrero agrícola, a limpiar los platanales, a darle la atención cultural a las áreas y a «trabajar donde fuera necesario». Tanto creció por el buen hacer y por ser hombre honesto, que hoy es jefe de finca y manda sobre 69 hectáreas.

«No hay nombre mejor puesto que La Cuba, afirma Kambimbo (Jorge Reyes González, para más señas). Al trabajo se aferran en los momentos actuales, cuando la máxima dirección del Estado ha llamado al incremento de la producción de alimentos, en medio de las consecuencias ocasionadas por la enfermedad causada por el coronavirus sars-cov-2, siglas que ya no son ininteligibles para los cubanos.

En las más de 7 000 hectáreas de tierra estatal, más las de tres cpa y una ccs de la zona, se produce desde siempre; ahora más, con la incorporación de unas 200 hectáreas arrebatadas al marabú, a las que se suman otras en distintas etapas. Las cosechas fundamentales en este momento son de papa, frijol y plátano, el producto insignia de La Cuba.

De paso por las áreas de papa, en plena cosecha, Roberto Contrera Blanch dice que había recogido 43 sacos en la mañana, Leonardo Luis 39, y Heriberto Riquenes 41. «Y los hay más largos. Ellos aprovechan el tiempo. En la campaña cada uno puede ganar más de 3 000 pesos en el mes».

Rolando Páez Hernández, director económico de la entidad, brinda algunas cifras, no sin antes aclarar que la población no come números: «este año no pinta bien, pero levantaremos, porque la papa se viene dando buena y el plátano, a pesar de no haber recibido fertilizantes en los últimos tres años, llegará al pico productivo en junio, julio y agosto. Habrá que esperar».

Y revela más números: «El costo por peso lo tenemos a 86 centavos, más de un millón de pesos en utilidades, y el salario medio anda por encima de los 1 200. Esas cifras no son las acostumbradas y constituyen el fiel reflejo de las afectaciones con el combustible, el fertilizante, los fuertes vientos del 30 de junio, la sequía… factores objetivos, porque si de hombres se trata, aquí andan con las botas puestas y machete en ristre».

El esfuerzo que realizan los hombres y mujeres de La Cuba no difiere del que hacen en otras entidades del territorio, incluida la Empresa de Acopio de Ciego de Ávila.

En una audioconferencia el pasado 2 de abril, Ydael Pérez Brito, viceministro primero de la Agricultura, sentenciaba: «ustedes son la única provincia que logró organizar el abastecimiento a la red minorista por consejos populares y comunidades. Van cumpliendo».

Antonio Gross Morales, director de técnica y comercialización de Acopio, también reveló a Granma que, a partir de la situación existente, este año se decidió guardar en los frigoríficos menos papa para el balance operacional, y así poder suministrar determinados volúmenes del tubérculo a las provincias de Guantánamo, Camagüey y Las Tunas.

De igual manera, en lo que va de año Ciego de Ávila envió hacia la Empresa Provincial de Mercado Agropecuario Habana más de 1 600 toneladas de alimento, en lo fundamental, de plátano fruta, vianda y burro, además de otros productos necesarios en la mesa de la familia cubana.

Uno escribe la historia de hombres y mujeres ocupados en el cultivo de los frutos que necesitarán otros, porque en La Cuba también se piensa como país, aunque el sol agriete los suelos y raje las piedras.

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