ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Archivo

SANTIAGO DE CUBA.–Cómo supo hacer lo extraordinario tan natural en ese andar por la lucha clandestina, la guerrilla rebelde y en la construcción de la nueva sociedad, aún sorprende enVilma Espín Guillois cuando al cumplirse 90 años de su natalicio este 7 de abril, trasciende en símbolo de la mujer y cubanos en general, que hoy engrandecen la historia de la Patria que tanto amó.

Para una de las compañeras más entrañable, Asela de los Santos Tamayo, fue la «acción de una mujer excepcional, que fue ejemplar demostración de pensamiento y conducta, de palabra y proceder, de hacer con el lenguaje de sus actos, lo que proclamaba con sus ideas y sus sentimiento (…) que encarnó, por sus cualidades, la inolvidable expresión martiana de que la sencillez es la grandeza».

De igual forma contó a Granma el combatiente del 30 de noviembre  coronel Alberto Vázquez García: «Prácticamente éramos vecinos, pues vivíamos a dos cuadras. Además, yo era chofer de una línea de ómnibus que ella solía tomar para ir a la Universidad, pero jamás pasó por mi mente que aquella jovencita pudiera convertirse en esa figura descollante que fuera para la Revolución».

Poco antes de su reciente desaparición física el también combatiente del heroico levantamiento armado en Santiago de Cuba, Luis Felipe Rosell Soler, narró que mientras caminaba un día junto al inolvidable Frank País García vio acercarse a la joven elegante, educada y de exquisita sensibilidad, que frecuentaba su puesto de flores para adquirir rosas, dalias, claveles y gladiolos.

« ¿La conoces?», le preguntó en voz baja el intrépido jefe de la lucha clandestina, y él apenas respondió: «De vista, es una burguesita de la barriada, pero parece buena persona». Unos pasos más y ya frente a ella Frank lo detuvo y le dijo: «Pues te presento a Vilma Espín Guillois. Ella es muy importante en nuestra causa».

«Realmente quedé pasmado –añadió quien el 30 de noviembre de 1956 integró bajo las órdenes de Vilma el Grupo Operativo–, pues en la zona se comentaba que era de una renombrada familia dueña de una casona, de ahí que nadie podía imaginar el valor de quien durante la clandestinidad fuepara todos los compañeros como un ángel que nos cayó del cielo».

En esencia, Asela argumentó que nacida en una familia que cultivó con esmero la formación de sus hijos, ella canalizaba sus actividades e intereses más hacia lo espiritual que por las cosas materiales, y que «la clave de aquella personalidad estaba en ser una preclara inteligencia sustentada en una ética, en unos inconmovibles principios morales».

Por eso no es de extrañar la reacción contra el golpe de Estado perpetrado por Batista el 10 de marzo de 1952, y luego el sentimiento solidario hacia los asaltantes del cuartel Moncada el 26 de julio del siguiente año, algunos de los cuales ayudó a ocultar en su casa, y más adelante la impresión del alegato del jefe de la acción, Fidel Castro Ruz, La historia me absolverá.

NI UN INSTANTE DE REPOSO

«Hay que destacar después del Moncada –dijo la propia Vilma–, lo importante que fue para nosotros el impacto de La historia me absolverá. (…) se hablaba un lenguaje nuevo en el que se clarificaba un programa alrededor del cual podíamos todos aglutinarnos para luchar (…). Fidel aún estaba en Isla de Pinos, pero nos identificábamos completamente con él y con sus objetivos».

Así definitivamente quedó cautivada en el empeño de hacer la Patria libre a cualquier precio, de ahí que al constituirse tras la liberación de Fidel la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio, y Frank País sumarle a sus órdenes lo mejor de la juventud santiaguera que había estructurado para la lucha armada, ella no aguarda en dar el paso al frente.

Deseando proteger a la titulada en Ingeniería Química el 10 de septiembre de 1953, el padre le gestiona un curso postgrado en Boston, Estados Unidos, sin sospechar que allana el camino que la llevará a conocer en México a ese grupo de exiliadosque con Fidel, Raúl y otros compañeros pone en sus manos una orquídea y en el corazón la felicidad jamás imaginada.

De regreso traerá los primeros rayos de luz que Fidel confía a Frank para apoyar la futura expedición de la libertad a bordo del yate Granma. Es de los pocos que conocen los esperanzadores planes y por tanto será de los más activos en el levantamiento en armas que pondrá a Santiago de Cuba en pie de guerra hasta el triunfo revolucionario.

«El claro amanecer del 30 de noviembre –escribió años más tarde–, no podrá borrarse jamás de la memoria de los que tuvimos la dicha y la honra de participar en aquellos hechos a (…) el cuidado por cumplir eficientemente las misiones a mí encomendadas por Frank, y sobre todo, la intensa emoción (…), genuina euforia motivada por saber que aquel día podíamos ofrendar la vida a la Patria».

Llegaban los días más difíciles para la mujer que estuvo casi dos años desafiando el peligro, jugándose la vida frente a la jauría del ejército de Batista, que luego de la angustia sobre la suerte de la expedición del Granma sube a la Sierra Maestra al encuentro con la naciente guerrilla, para facilitar la entrevista realizada a Fidel por el periodista estadounidense, Herbert Matthews.

En lo adelante no hubo reposo alguno en los preparativos de refuerzos para el núcleo inicial del Ejército Rebelde, en la búsqueda de armas, ropas, medicamentos y otros pertrechos que en ocasiones personalmente acopió y trasladó hasta la serranía, en la cooperación con Frank a la reorganización del M-26-7 y la coordinación de acciones en el llano.

Si muy duro fue el golpe recibido con el asesinato de Frank el 30 de julio de 1957, grande también sería la muestra de modestia de quien reunía todas las condiciones para asumir la jefatura del movimiento, al ser la primera en proponer al combatiente René Ramos Latour (Daniel), y de inmediato continuar con más empeño su responsabilidad de coordinadora del M-26-7 en Oriente.

A ello se había consagrado Vilma, quizás pensando en la ocasión en que mientras abandonaban la Sierra Maestra le dijera Frank País: « ¡A nosotros nos toca sacrificarnos!». Pero como combatiente clandestina también latía en ella el anhelo de algún día enfrentar al enemigo directamente en la montaña. «Era una garantía de morir peleando, no de morir cazados» en las calles.

Su plena participación en la lucha la llevó hasta el II Frente Oriental, y la insistencia del jefe fundador, Comandante Raúl Castro Ruz, por preservarle la vida ante la persecución del régimen, le impuso permanecer donde tal vez experimentó la libertad de una mariposa, se encantó primero con los amaneceres y la fragancia del monte, antes de reparar en el amor que rondaba su vida.

El triunfo de la Revolución le reservó esa otra batalla que de incesante calificara Fidel «por las mujeres y los niños cubanos, que la llevó a la fundación y dirección de la Federación de Mujeres Cubanas. No hubo tribuna nacional o internacional a la que dejara de asistir por distante que fuera el camino a recorrer, en defensa de su Patria agredida y de las nobles y justas ideas de la Revolución».

Aunque hace nueve décadas haya visto la luz en su querido Santiago de Cuba, Vilma nace todos los días con el sol asomando en el II Frente, en cada orquídea y los helechos que brotan en el jardín que pidió plantar junto a la roca monumento de ese lomerío, en la sonrisa de los niños cubanos y, por qué no en cada una de los incansables mujeres que ahora combaten por la salud del mundo.

Fuentes consultadas:
–Vilma, una vida extraordinaria. Editorial Capitán San Luis, 2013.

–Contra todo obstáculo. Casa Editorial Verde Olivo, 2011.

–Testimonios a Granma de los combatientes del 30 de noviembre, coronel ® Alberto Vázquez García y Luis Felipe Rosell Soler.

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