A las leyendas que acompañan a Holguín desde que el 4 de abril de 1720, cuando adquirió la condición de pueblo, habrá que unir las que se tejen hoy en medio de las acciones de contención de la COVID-19, que ha suprimido festejos muy esperados, pero no ha mermado el amor de la gente por su localidad.
Serán relatos apasionantes de lo hecho para preservar la vida ante un enemigo silencioso y cruel que pretendió devorar el mundo. Así no se podrá dejar de hablar del trabajo del Consejo de Defensa Municipal de Holguín, activado para dar mayor coherencia al combate contra la enfermedad, al que se sumaron, como era de esperar, todas las organizaciones de masas y los organismos estatales.

Telmis Torres Fajardo, quien tiene una hija pequeña y vive en el reparto Peralta, hablará con orgullo de los estudiantes de Medicina que recorren diariamente la ciudad realizando pesquisas para localizar personas con síntomas de enfermedades respiratorias agudas con el fin de comunicarlo al policlínico del área. Dirá que no conoció a la totalidad de las muchachas y los muchachos, pero le bastó saber que todos fueron igual de preocupados que Roxana Martínez Sánchez y Manuel González Téllez, quienes cursaban el tercer año de la carrera, pero se comportan como médicos maduros cada vez que la contactaron.
Alguien añadirá que más de 2 000 trabajadores de la Salud Pública se dedicaron especialmente a seguir todo lo relacionado con la enfermedad en la ciudad y el municipio de Holguín en la etapa pre-epidémica y que muchos más estaban listos para entrar en acción si las circunstancias lo imponían.
Los relatos incluirán el alistamiento total de los nueve policlínicos y de los más de 100 consultorios médicos que posee la ciudad en este momento, así como de los tres hospitales de alcance provincial radicados en ella; el quehacer desinteresado de los cientos de personas que confeccionaron nasobucos con recursos propios y los distribuyeron gratuitamente como el grupo de artesanos que los entregó a los periodistas para que se protegieran mientras realizaban su necesaria labor informativa; la actuación convincente de los agentes del orden público en el control de las colas, lidiando a veces con el desespero y hasta las indisciplinas de algunas personas; el reforzamiento de la atención en Hogares de Ancianos y Casas de Abuelos.
A todas luces las narraciones más intensas y emocionantes serán sobre la actuación del personal del Hospital Militar Fermín Valdés Domínguez y de Villa El Cocal, de los Servicios Médicos Cubanos, que asumieron el aislamiento y tratamiento terapéutico de compatriotas y extranjeros enfermos o sospechosos de la COVID-19.
La memoria popular recogerá los más mínimos detalles de esta batalla por la vida en la que también hubo una pausa en la holguinera costumbre de acudir a la Loma de la Cruz con el propósito de solicitar milagros o buenos desenlaces ante situaciones adversas.
Y seguramente muchos relatarán que la catedral de San Isidoro de Holguín, como sucedió en el instante fundacional, hizo sonar sus campanas, pero esta vez en misa privada, sin presencia de fieles cristianos, porque lo más razonable era mantenerse en casa en respuesta al distanciamiento social establecido en estos días en los que cualquier credo debió plantearse defender la extensión de la vida humana.
(Con información de ACN)
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Ricardo Mulet dijo:
1
4 de abril de 2020
14:45:38
Holguinero dijo:
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4 de abril de 2020
14:44:44
Rolando dijo:
3
4 de abril de 2020
17:02:28
Adrián Montero Mora dijo:
4
4 de abril de 2020
19:39:06
anibal barreto dijo:
5
4 de abril de 2020
22:57:52
Majela gracia montero dijo:
6
5 de abril de 2020
12:18:51
Jazz dijo:
7
6 de abril de 2020
03:12:48
Yosbani Pupo Lopez dijo:
8
6 de abril de 2020
08:04:04
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