Cuando el mundo todavía sufre los estragos de los incendios en la Amazonía, signados, tristemente, por la indolencia de los poderosos que pudieran haber evitado o debieran ayudar a resarcir los daños, nuestro país perfecciona y diversifica su cobertura boscosa en aras de garantizar la prevalencia del patrimonio forestal cubano. Casi un tercio de la Isla, si obviamos la superficie acuífera, está compuesta por bosques, y es voluntad del Gobierno y del Estado mantener un ciclo armónico en los distintos ecosistemas que componen nuestro archipiélago.
Para ello, las entidades encargadas de salvaguardar las zonas verdes del territorio nacional se encargan de evaluar y optimizar las acciones en torno a la superficie de bosques con que cuenta el país, de cara a su conservación y explotación racional. De acuerdo con Antonio Guzmán Torres, jefe del Departamento Forestal del Ministerio de la Agricultura (Minag), ese balance que se realiza permitió incorporar en el último año a la cobertura de bosques más de 22 000 hectáreas, lo que significa un crecimiento de 0,26 puntos porcentuales en el índice de boscosidad del país, llegando en la actualidad a un 31,49 % y manteniendo la tendencia creciente en este indicador.
Además, otros resultados de la estrategia que llevó a cabo el país hasta junio de 2019 son:
Fomento de nuevas áreas de bosques en 26 165,8 hectáreas por los métodos de plantación y manejo de la regeneración natural. De ellas el 69 % con fines de protección y conservación (18 166,8 hectáreas), que incluyen 804,2 hectáreas de plantación en las zonas costeras y 1 478,3 en las fajas hidrorreguladoras de los cuerpos de agua en el país.
Mejoramiento de la estructura, densidad y composición de bosques en 8 231,7 hectáreas de bosques degradados, mediante el método de la reconstrucción y/o enriquecimiento.
Saneamiento y mejoramiento de la capacidad productiva y ecosistémica en 83 482,4 hectáreas de bosques, mediante los manejos de poda, limpias, raleos, talas sanitarias y cortas de salvamento.
Construcción y mantenimiento en 41 778,1 kilómetros, sobre la base de las medidas de protección contra incendios forestales.
Una de las proyecciones que destacan en la agenda del Minag respecto a la cobertura boscosa de la Isla es encauzar la silvicultura a las necesidades concretas de los distintos territorios, así como a las demandas de la industria. En este sentido se sustituirá el concepto de reforestación masiva imperante hasta el momento en Cuba, por un mejor ordenamiento de las acciones en función de las necesidades y, por ende, el ejercicio forestal ganaría en eficiencia.
También se presta especial atención a la tecnificación de los procesos de la silvicultura, lo que junto a la aplicación de la ciencia y la técnica posibilita el incremento de la productividad, la calidad, la eficiencia y el éxito, entre otras garantías.
Trabajar con las semillas forestales resulta esencial en ese propósito, de manera que paulatinamente y de forma continua se perfeccionen las fuentes de obtención, atendiendo a la mejora genética de las especies estratégicas. Ello permitirá poder ajustar lo que se viene haciendo a las necesidades actuales de manejo, y atender las singularidades de cada espacio, que demanda de la siembra de determinados ejemplares.
De esta manera es posible desarrollar la producción de bienes forestales mediante la silvicultura intensiva y, a la vez, armonizar el empleo de las especies forestales tomando en cuenta los objetivos de uso de la madera.
Otro asunto que constituye prioridad es el uso de especies autóctonas y amenazadas en una adecuada proporción con otras variedades.
Interrogado sobre el tratamiento que reciben las áreas boscosas que son explotadas en la minería, el Jefe del Departamento Forestal del Minag señaló que las empresas mineras, con sus respectivas brigadas de reforestación, son las encargadas de repoblar el área explotada en un plazo máximo de dos años. La reforestación en estos lugares tiene como particularidad la adición de suelo enriquecido con materia orgánica, debido a que luego de la explotación minera es necesario enriquecer la superficie para llevar a término la replantación.
LA VORACIDAD DEL FUEGO
La inmensa mayoría de los incendios forestales en nuestro país tienen lugar en el llamado periodo crítico, entre los meses de enero y mayo. De acuerdo
con Antonio Guzmán, estos eventos aumentan su ocurrencia debido a la combinación de condiciones climáticas y meteorológicas que los propician, tales como los intensos periodos de sequía, las elevadas temperaturas, la baja humedad relativa y los fuertes vientos; sin embargo, en el 90 % de los casos es el hombre quien desencadena el desastre.
Según un informe presentado por el Cuerpo de Guardabosques del Ministerio del Interior (Minint), entre las principales causas de incendio en Cuba se encuentran las quemas para diferentes fines, el tránsito de vehículos, maquinarias agrícolas y forestales sin matachispas, la indolencia de cazadores y pescadores furtivos, los fumadores irresponsables y la castración de colmenas, entre otros comportamientos.
El Jefe del Departamento Forestal del Ministerio de la Agricultura también explica que otro aspecto a tener en cuenta es la carga de material
inflamable (entiéndase maleza, hierba seca o pasto) que se encuentra en la parte baja de las zonas boscosas (sotobosque), pues de la proporción en toneladas por hectárea depende considerablemente la velocidad de propagación y envergadura del incendio. Para reducir este indicador, en Cuba se realizan quemas controladas.
La no existencia de un plan de divulgación de carácter ministerial, que permita mejorar la coordinación de los esfuerzos entre las instituciones que forman parte del Sistema Nacional de Protección Contra Incendios Forestales, constituye uno de los principales desafíos para los que defienden el patrimonio de bosques cubano.
Como respuesta a esta debilidad, y en aras de aumentar la percepción de riesgo en la población de manera general, el Minag, de conjunto con el Cuerpo de Guardabosques, diseñó una campaña de comunicación, presentada en 2017, para prevenir este tipo de siniestros a partir de influir en la conciencia de las personas para proteger la flora y fauna cubanas de la implacable capacidad destructiva del fuego.
EN CIFRAS
De 3 000 a 4 000 hectáreas del patrimonio son afectadas anualmente por la ocurrencia de incendios.
3 000 hectáreas se talan cada año, dentro de las cuales se incluyen las relacionadas con la explotación de zonas mineras en el país.
16 000 hectáreas se reponen mediante la reforestación al patrimonio.




















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Milian Rodriguez-Lima dijo:
1
5 de septiembre de 2019
08:10:52
Ramon dijo:
2
5 de septiembre de 2019
09:50:30
Crhisthian Carreras Casas dijo:
3
24 de junio de 2024
14:29:50
Crhisthian Carreras Casas dijo:
4
24 de junio de 2024
14:32:19
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