«Es como un matemático, pero no sabe nada de restar o dividir, porque lo de él siempre fue sumar y multiplicar», me dijo hace ya unos meses Eladio Valcárcel García.
Hablaba de Fidel, en el salón de historia de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), institución de la que es fundador, desde que fuese concebida e inaugurada el 15 de noviembre de 1999 por el Comandante en Jefe hace casi 20 años.
«Vamos a empezar con 500, mejor 1 200, 1 800», le informó el Comandante en Jefe, y luego explica que cuando arrancó el pre-médico eran 3 000 alumnos de 18 países, y pronto se sumaron estudiantes de cinco naciones más.
«Lo tocaba todo con su mano, estaba pendiente de cuánto pasaba acá», expresó. Por su cuenta, aunque reconoce que hay más de una persona que le discute el número, Fidel visitó la ELAM 17 veces, y en otras cinco pasó por allí antes de seguir hacia Machurrucutu, en Bauta, donde en más de una ocasión se preparó el contingente Henry Reeve.
Fue el rostro de Eladio uno de los primeros que encontré en el teatro Karl Marx este martes, a punto de comenzar la XV graduación de la Escuela Latinoamericana de Medicina. Sonrió, como sonríen los padres cuando ven crecer y tomar las riendas de su camino a los hijos.


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Unos 500 jóvenes de 84 países egresaron, esta vez, de la que Ban Ki-moon, el exsecretario general de la Organización de Naciones Unidas, calificara como la escuela médica «más avanzada del mundo».
Con ellos suman 29 639 los egresados de 115 naciones de «una de las instituciones más emblemáticas a nivel mundial en materia de solidaridad y hermandad entre los pueblos», dijo en el acto de graduación el ministro de Salud Pública, doctor José Ángel Portal Miranda.
De acuerdo con Portal Miranda, «la formación de recursos humanos no solo competentes, sino también preparados científicamente, que tengan como esencia al hombre y que respondan a los intereses de las grandes poblaciones, es indispensable para lograr una cobertura universal de salud».
«Gracias al principio martiano de ver y sentir a la Patria como la humanidad toda, ese mismo principio solidario que nos inculcara Fidel, las universidades médicas acogieron desde los primeros años de la década de los 60 del pasado siglo a cientos de estudiantes de otras nacionalidades. Más tarde la ELAM se convertiría en la casa que abrió los brazos a miles de jóvenes pobres y sin recursos, que pudieron hacer realidad su sueño convirtiéndose en excelentes profesionales de la salud», destacó el Titular de Salud.
La ELAM no ha sido una excepción y «su misión ha sido siempre contribuir a la satisfacción de las demandas crecientes de médicos, con alto nivel académico y científico, que contribuyan al cuidado de la salud de sus pueblos», subrayó.

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El Doctor Patric Delly es especialista en Medicina General Integral, Máster en Enfermedades Infecciosas y director nacional de la Dirección de Epidemiología, Laboratorios y de Investigación del Ministerio de la Salud Pública y de Población de Haití.
Pero es, ante todo eso, un joven egresado de la primera graduación de la ELAM y actual presidente de la junta directiva de la Sociedad Médica Internacional de la Escuela Latinoamericana de Medicina (SMI-ELAM).
«Los jóvenes que hoy se gradúan son un ejemplo de la capacidad de los seres humanos para alcanzar las más elevadas metas y un regocijo para quienes creemos que un mundo mejor está a nuestro alcance», expresó en la gala de graduación de sus colegas.
En sus palabras destacó que Cuba, «una isla pequeña por su tamaño, pero inmensa por su solidaridad y heroísmo, en medio de un bloqueo económico asesino de más de seis décadas impuesto por el imperialismo, ocupa un lugar privilegiado en la defensa de una de las causas más nobles del mundo: llevar salud a todos los necesitados».
«Estamos listos siempre para llevar salud a cualquier rincón del planeta que nos necesite», reafirmó.
Ismael Oumarou Issaka, de la República de Níger, fue el mejor graduado de esta promoción. Su título de Medicina, junto a los graduados más integrales, lo recibió de manos del doctor Roberto Morales Ojeda, miembro del Buró Político del Partido y vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba.
«La ELAM es una obra de infinito amor, proyecto que constituye un claro ejemplo de que los sueños justos y humanos pueden hacerse realidad», señaló.
«Nos llevamos a Cuba en el corazón, el calor de su gente, el ejemplo de nuestros profesores, el altruismo de su pueblo, el agradecimiento infinito al fundador del proyecto más humano», sostuvo.

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El Doctor Antonio López Gutiérrez, rector de la ELAM, habló a sus estudiantes con humildad y cariño. «Estamos convencidos de que en todos estos años se ha construido una nueva manera de pensar, sentir, de participar», les dijo.
Recordó los últimos siete años de trabajo, de «muchos esfuerzos, desvelos y sacrificios personales y de sus familias. Confiamos plenamente en que vuestra capacidad, audacia y vocación de servicios los convertirá en parte activa de las soluciones ante cualquier problema que enfrenten», reiteró.
El Rector rememoró el recién celebrado IV Encuentro de Graduados de la ELAM, cuando «el lenguaje de las diferentes regiones impregnó el ambiente, y esos jóvenes, muchos de ellos hoy con altas responsabilidades, compartieron una vez más la calidez del hogar universitario en que se formaron».
«Deseamos que en todas las comunidades donde vayan irradien paz y alegría, que es sinónimo de salud», apuntó.
Sobre «esa responsabilidad ética para servir» cuando retornen a sus comunidades les platicó el actor y activista estadounidense Danny Glover, invitado especial a esta ceremonia.
«Casi 30 000 graduados han vuelto a servir a sus comunidades alrededor del mundo entero. Ustedes ahora –dijo a los nuevos médicos– se convierten en la extensión de todo lo que significan las graduaciones pasadas de la ELAM».
«Mientras hablamos, la discusión de quién o no recibe salud es una selección política», puntualizó el activista, quien ratificó a los 500 egresados que ellos son «la expresión histórica de nuestros sueños, esperanzas y aspiraciones».

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Los jóvenes egresados de la ELAM –ratificó el doctor Portal Miranda– tienen una labor fundamental en las comunidades, en los servicios de la atención primaria. Algunos han llegado a ser ministros de Salud de sus países, pero el denominador común en todos ha sido un «elevado desempeño en el cumplimiento de su labor», afirmó el Ministro cubano.
«Les convoco a ser siempre fieles a los principios con que se formaron en esta noble y sacrificada profesión. Que el espíritu de solidaridad sea tan profundo en ustedes, que no se borre nunca», refirió.
«Dondequiera que estén ustedes también son Cuba», expresó.
Para Eladio –quien tiene aún frescos en el recuerdo días como los de enero de 2010, cuando un potente terremoto sacudió Haití y 300 jóvenes graduados de la ELAM de diferentes naciones, incluida Estados Unidos– acudieron a ayudar, no hay duda de ello.
«Fidel dejó chiquitico a todo el mundo con la idea de esta escuela. Y yo me atrevería a decir que es su obra cumbre en la salud pública».
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jose luis tejada rodríguez dijo:
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24 de julio de 2019
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Mimisma dijo:
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Daniel Oliva dijo:
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Jaime Liendo Bello dijo:
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Gracias Cuba por su gestión humanitario y de amor hacia la HUMANIDAD MN dijo:
10
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Luis Lima dijo:
11
26 de julio de 2019
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Raúl Castañeda dijo:
12
26 de julio de 2019
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