Una vivienda adecuada para cada cubano, esa es una de las más importantes metas que enfrenta hoy nuestro sistema social y que se ha erigido como prioridad para toda una década de intenso trabajo.
No es un secreto para nadie que las limitaciones económicas que ha enfrentado el país, los duros golpes propinados por fenómenos naturales y la carencia de recursos imprescindibles, han limitado seriamente este sueño impostergable. Sin embargo, a la altura de los nuevos tiempos, se apuesta por incrementar las capacidades constructivas, por convertir a organismos y empresas de subordinación local, provincial y nacional en protagonistas de la tarea, pero, sobre todo, a hacer de la producción local de materiales una fortaleza que parta desde las propias demarcaciones de los consejos populares.
Más allá de planes estatales, que no pueden cubrir las necesidades ya identificadas para cada territorio, se trata de apostar a las potencialidades del municipio y la provincia, de poner el intelecto y la creatividad en función de alternativas loables para sustituir, en la medida de lo posible, recursos deficitarios, y recuperar técnicas tradicionales de construcción que habían quedado en el olvido.
El fin último: poder levantar en cada municipio, esencialmente con materiales locales, una vivienda diaria. Desde la experiencia de tres provincias reconocidas recientemente en la inspección nacional al programa que dirige la tarea, Granma se acerca hoy a los sólidos pasos que ha dado el país, para enfrentar de manera eficaz y objetiva, la problemática de la vivienda.
El necesario impulso para levantar un hogar
En Villa Clara, aunque lejos aún de los objetivos previstos, resulta notable lo alcanzado en la última etapa, donde el programa de producción local recibió un fuerte impulso en tareas vinculadas al fomento de talleres artesanales para la producción de bloques, áridos, losas, tanques y otros elementos vitales.
En el 2018 se produjo un salto significativo, que permitió entregar a la población más de dos millones y medio de bloques de hormigón; 41 900 metros cuadrados de piso; 379 000 ladrillos; más de 9 320 tanques para agua; sin contar los miles de kilómetros de mangueras y tubos plásticos elaborados, además de tomacorrientes, llaves de agua, cajas eléctricas y techos de cubierta pesada, por solo citar algunos elementos.
Tales resultados tuvieron un ligero incremento respecto al año anterior, a partir de la extensión del programa a los consejos populares, donde se concretan los mayores esfuerzos, según José Ramón Comas García, vicepresidente del Consejo de la Administración al frente de la tarea en la provincia, quien explica que en el territorio fueron seleccionadas 33 instancias de este tipo para ejecutar la experiencia.
Gracias a esa labor, el año pasado aumentaron las entregas de elementos de pared, pisos, cubiertas sólidas, bloques de cerramiento, mesetas, lavaderos y tanques de agua con su tapa, entre otros artículos, a miles de familias afectadas por los fenómenos meteorológicos que azotaron la provincia, y que ocasionaron daños a más de 50 000 viviendas, y también a cientos de personas favorecidas con la entrega de subsidios, expone el directivo.
Importante también es la labor realizada en la mayoría de los consejos populares seleccionados para favorecer la producción local de materiales, los que reciben de manera gradual máquinas para producir bloques, áridos, pisos y otros elementos, asignación que es fruto de la colaboración con el Programa Hábitat II del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Otra tarea en la cual se avanza es la fabricación de tanques de hormigón para almacenar agua, a partir del suministro de moldes a varios sitios seleccionados a nivel comunitario, según el Vicepresidente del Gobierno en Villa Clara, quien reconoció que la provincia está en capacidad de confeccionar más de 13 000 por año.
Estos resultados, aunque muy restringidos aún teniendo en cuenta su alta demanda, se alcanzan en medio de las serias limitaciones económicas del país, en especial en lo relativo al suministro de cemento, acero y áridos, señala Tomás Vázquez Henríquez, funcionario del Gobierno que atiende la actividad en el territorio, quien destacó los pasos que se dan para rescatar la producción de barro y algunas canteras como la de Guajabana, en Caibarién.

La incorporación de los trabajadores por cuenta propia con interés y potencialidades para fabricar materiales es otro de los objetivos que ha rendido frutos en la provincia central, donde suman 65 hasta la fecha.
Con ese mismo ímpetu se emprendió la tarea en La Tunas, cuyo reto en los próximos diez años asciende a 44 541 viviendas, más de la mitad de ellas nuevas y el resto en espera de rehabilitaciones.
Ello implicó que conjuntamente con las estrategias propuestas en el territorio, se revitalizara el llamado «Movimiento popular para la construcción de viviendas», que involucra a todo el pueblo en tan sensible tarea; lo que ha hecho posible que crecieran con rapidez polos de viviendas en todos los municipios, que han devuelto la tranquilidad a disímiles familias.
Oscar Mantecón Licea, vicepresidente del Consejo de la Administración Provincial (cap) que atiende los programas de la construcción, explicó a este medio de prensa que en Las Tunas funcionan hoy 25 combinados destinados a la producción local de materiales. Asimismo, se trabaja por llevar instalaciones de este tipo a 28 consejos populares, de manera que sea posible acercar a la comunidad la solución inmediata de la problemática de la vivienda.
Todo ello ha permitido que en este territorio oriental existan capacidades productivas para todos los elementos de muro, piso, cubierta e incluso se han buscado alternativas como los llamados bloques «u» para la sustitución del cerramiento.
También se impulsa la producción de carpintería de hormigón, que se emplea en algunos de los polos de viviendas, como es el caso del municipio de Jobabo, donde ya existe un taller con capacidad para producir 60 tablillas diariamente, según explicó Rudisbel Zayas Nieves, director de la unidad empresarial de base (ueb) de Mantenimiento Constructivo en esa localidad. Además, existe allí un claro ejemplo de minindustria en el consejo popular «El 12», donde se fabrican varias tipologías de losas y baldosas, rodapiés y bloques.
Otro municipio tunero con resultados en la aplicación de alternativas locales en la construcción de viviendas es Colombia. La utilización de bloques de cemento de bajo carbono, la técnica del mampuesto y el ladrillo de barro han permitido que se trabaje en tres polos de viviendas.
Juan Ramón López Robles, vicepresidente del Consejo de la Administración Municipal encargado de la actividad en el sureño municipio, apuntó que se ha trabajado muy fuerte en la recuperación de hornos para la fabricación de ladrillos y que parte del 1 % de la contribución territorial al desarrollo local también se ha destinado a impulsar el programa.
El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, reconoció durante una reciente visita de Gobierno a Pinar del Río, que esta es la provincia con más afectaciones pendientes de huracanes, y señaló la necesidad de incrementar el ritmo de recuperación.
Mariano Cruz Ledesma, vicepresidente del Consejo de la Administración Provincial a cargo de las construcciones, precisa que todavía quedan allí más de 10 600 derrumbes totales o parciales pendientes, algunos de ellos desde hace 16 años.
En el último lustro, el plan de construcción por la vía estatal en Pinar del Río ha estado oscilando entre las 450 y las 500 viviendas. En el 2018, por ejemplo, fueron alrededor de 470. Unido a esto, se culminaron cerca de 845 células básicas correspondientes a subsidios, el 80 % de las cuales fueron asignadas a familias damnificadas.
A ese ritmo, la solución total de las afectaciones se prolongaría por más de una década.
En la actualidad, sin embargo, como resultado de la visita de Gobierno encabezada por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, se maneja la posibilidad de lograrla en un plazo de cuatro años. Para ello, Cruz Ledesma asegura que la producción local de materiales se encuentra en condiciones de multiplicar las entregas que hasta ahora ha venido realizando.
Según el funcionario, en la provincia existen instalaciones dedicadas a esa actividad en las 11 cabeceras municipales y en 30 consejos populares no urbanos.
Además de las unidades estatales, explica que la Empresa de Construcción Civil y Mantenimiento a la Vivienda, y la de Industrias Locales (las dos entidades sobre las que recae el peso fundamental del programa) poseen convenios con más de 50 trabajadores por cuenta propia, que también se dedican a la elaboración de elementos de pared y de techo, entre otros renglones.

Todos por una meta común
La perspectiva desde la que se mira la construcción de viviendas en Cuba no se limita solo a las entidades que llevan esa tarea directamente dentro de su objeto social. Se trata más bien de que se involucren todos los organismos y empresas que tengan potencialidades para ello. En Las Tunas y Villa Clara existen hoy interesantes ejemplos de cuánto puede lograrse gracias a esa voluntad colectiva.
El cemento escoria, por ejemplo, es un residuo que proviene del proceso industrial de la Empresa de Aceros Inoxidables del balcón del oriente, y que hasta hace poco se dejaba perder. Sin embargo, ante el llamado del país, esta entidad decidió ampliar con este residuo la gama de sus producciones, una vez demostrados sus múltiples usos en la construcción de viviendas.
«Puede utilizarse en pisos, prepisos, aceras, así como para levantar paredes y muros o repellar los mismos. Es cierto que su fraguado demora un poco más que el cemento gris, pero el resultado final es muy similar. Solo no es recomendable usarlo en fundiciones de hormigón armado. Nosotros aquí tenemos una planta que hemos ido mejorando, donde le separamos los fragmentos más grandes del residuo industrial para dejarlo en la granulometría requerida. Podemos producir cien sacos diariamente, aunque hay que decir que la demanda es mucho mayor», señaló Camilo Martínez Castañeda, jefe del taller de producción de cal.
También en Las Tunas se logró constituir un Taller de Producciones Plásticas, perteneciente a la ueb Vascal, del municipio cabecera de la provincia. Luis Manuel Cervantes Vázquez, su administrador, explicó a Granma que se producen allí tuberías hidráulicas de diferentes medidas con sus conexiones, conduley y mangueras, así como componentes de instalaciones sanitarias y cajas eléctricas. «Podemos fabricar 500 metros de tuberías diariamente y 400 conexiones. Contamos con varios equipos para este trabajo, pero la extrusora la hicimos nosotros mismos, gracias al intercambio de experiencias con otros productores del país», argumentó.
Otro empeño que es válido destacar es el de las unidades productivas de la Agricultura y Azcuba, con un alto peso en este empeño colectivo.
En relación con este particular, en Villa Clara resulta loable el trabajo desempeñado por entidades como la Empresa de Producciones Mecánicas Fabric Aguilar Noriega, popularmente conocida como Planta Mecánica, en la fabricación de moldes, molinos y otros accesorios encaminados a impulsar el programa de la vivienda en Cuba.
Entre los equipos que integran lo que se ha dado en llamar Programa de Autarquía, figuran molinos trituradores de piedra de diferentes calibres, extrusoras, brazo mecánico para desbastar y una gualdera metálica para losa de canal, todos encaminados a favorecer la entrega de materiales de la construcción a la población, según Idael Hidalgo Cruz, director de la entidad.
Otros elementos elaborados en Planta Mecánica son los diferentes tipos de moldes para la fabricación de bloques de diversos tamaños: baldosas, viguetas y plaquetas, una parte de los cuales ya fueron terminados o están en fase de conclusión, mientras la ejecución de otros está prevista para el próximo año.
Según Hidalgo Cruz, uno de los elementos más importantes del programa es la creación de los llamados moldes Sandino, que incluye la fabricación de estructuras capaces de facilitar el ensamblaje de paneles, columnas y cimientos para casas de dos y tres cuartos, de los cuales ya han fabricado algunos.
Junto a Planta Mecánica, también han laborado en la tarea el Grupo Empresarial de la Construcción, el Grupo de Logística del Ministerio de la Agricultura y la fábrica de Calderas de Sagua la Grande, entre otras entidades que también tienen entre sus planes fabricar distintos tipos de moldes.
Escollos en el camino hacia la vivienda diaria
Es indudable que lo logrado hasta hoy responde primero a una clara voluntad política de dar solución a las demandas que en materia de fondo habitacional tiene el pueblo cubano y después, al entendimiento de esa voluntad por parte de todos los escalones de Gobierno y subordinación.
Negar los avances conseguidos, el incremento de las capacidades productivas, el impacto de las alternativas locales, sería una necedad. No obstante, es innegable que aún persisten escollos que deben resolverse paulatinamente para que la producción local llegue a los estándares necesarios.
En Pinar del Río, por ejemplo, Mariano Cruz Ledesma, vicepresidente del cap a cargo de las construcciones, señala entre los factores que influyen en que las entregas no sean superiores, la disponibilidad de áridos en primer lugar.
A diferencia de otros territorios, en que se puede recoger en los campos la llamada «piedra de potrero», en Vueltabajo este recurso no existe, de modo que se depende exclusivamente de las canteras y de los molinos que en los territorios deben reprocesar el árido que reciben de la industria. Pero en unos y otros existen dificultades. «En las canteras tenemos problemas con el equipamiento no tecnológico y con el desarrollo minero», detalla Cruz Ledesma.
Unido a esto, también es desfavorable la situación de los molinos con los que las industrias locales deben remoler los áridos que reciben de las canteras, para convertirlos en arena artificial o en granito. «De los 57 que tenemos, hay 32 rotos», añade el Vicepresidente del CAP.
Aun así, con los medios existentes, asegura que en todos los municipios pinareños se pueden obtener sin problemas los principales recursos para levantar una vivienda diaria, y en algunos territorios es posible incluso sobrepasar esa cifra. «En Consolación del Sur, por ejemplo, se pueden llegar a hacer hasta tres, y en Pinar del Río, hasta cuatro», afirma.
Así también lo cree Juan Carlos Romero Lugo, especialista de la Empresa Construcción Civil y Mantenimiento a la Vivienda. «Este año, por ejemplo, tenemos un plan de producción de 1 800 000 bloques, pero esa cifra se podría triplicar de contar con el árido suficiente», asegura Romero Lugo.
Las limitaciones con este recurso hacen que no se puedan explotar al máximo las capacidades instaladas.
Armando González Díaz, jefe de producción de la ueb Pinar del Río (pertenece a la Empresa Construcción Civil y Mantenimiento a la Vivienda), reconoce que de los 12 trabajadores por cuenta propia con los que la entidad tiene convenio para la producción de bloques, «hay algunos que están trabajando y otros no, porque no hay árido para darles a todos».
En el centro de producción local de materiales ubicado en la zona industrial, una de las principales instalaciones de su tipo en la provincia, González Díaz señala que se pudieran hacer al mes alrededor de 30 000 bloques. Sin embargo, en noviembre pasado apenas se lograron 11 000.
«Hoy existen diez renglones deficitarios identificados a nivel de país y pertenecientes al balance nacional, que realmente nos golpean, en eso somos realistas más allá de todas las alternativas que hemos puesto en marcha. Creo que hay otros aspectos en los que debemos seguir trabajando, como es el caso de la garantía de moldes para importantes producciones locales, y algo que me parece imprescindible es el seguimiento constante a la calidad.
«Tal vez no podamos darle al pueblo una meseta enchapada, pero si le damos una bien pulida, con buena terminación, habremos dado un paso importante. Creo que nos toca también ser incansables en el control de los recursos y ser cada vez más objetivos en los planes que nos proponemos», así aseveró Oscar Mantecón Licea, vicepresidente del cap en Las Tunas que dirige la tarea.
Para que la meta sea posible
A camisa quitada y con los pies en la tierra fue discutido este tema en el seno de la comisión del Parlamento Cubano que lo fiscaliza. Si bien es cierto que la producción local de materiales no es la única vía que emplea el país para la construcción de viviendas, su peso en esta actividad es cada vez más notable.
Diez años es el tiempo previsto y para ello aún hay mucho que corregir en el camino, porque levantar una vivienda diaria no se trata solo de recursos materiales, se trata de orden, de planificación, de calidad y control. Gran parte de eso se sustenta en el nivel de compromiso de todos los involucrados.
Esta es una meta posible, y lo será mucho más en la medida en que se comprenda que constituye también un complejo engranaje donde todos los componentes deben trabajar al unísono. Al final, la sonrisa agradecida de quien traspasa el umbral del hogar nuevo, justifica todo esfuerzo realizado en el camino que se recorre para levantar una vivienda.
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Jose R.Oro dijo:
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18 de enero de 2019
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20 de enero de 2019
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