Es octubre del 2017. Hace apenas un mes el huracán María impactó en Dominica y todavía el país no logra recuperarse de los vientos que arrasaron con una nación entera. A lo lejos, una mole de hierro gris se acerca a uno de sus embarcaderos. Sus 106 metros de eslora apenas pueden divisarse.
Dentro hay 300 toneladas de ayuda humanitaria. Es el buque patrulla BP 391: uno de los barcos de la Marina de Guerra Revolucionaria (MGR), que perteneció a la Marina de Pesca hasta el año 2004, y cuyo nombre original es Río Damují.
Es un buque multiuso, con capacidad para asegurar un helicóptero, que se utiliza además en la carga y transportación de mercancía –dice a casi un año del evento climatológico Yulexi Puga–, mientras comanda el barco en que nos encontramos, esta vez el BP 390, atracado en la bahía de La Habana.
Entre otras misiones, el BP 390 trasladó desde Venezuela hacia Cuba donaciones para la recuperación de viviendas. Son de los buques más importantes de la MGR por su tamaño y las misiones que cumplen –añade Puga–, entre ellas el patrullaje naval, la protección de objetivos y actos públicos de interés nacional.
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El 3 de agosto de 1963, el joven marinero Félix Castañeda Hernández se encontraba a bordo de la fragata José Martí, a punto de vivenciar un momento histórico. Su navío había sido elegido como tribuna para que el Comandante en Jefe se dirigiera a los marinos que se encontraban a bordo de los buques fondeados en la Bahía de Cabañas. Junto a él, estaban Celia, Raúl y Armando Hart.
Después de inspeccionar la embarcación, de proa a popa, y de haber compartido con los marineros en el comedor, se alistan las tropas. «Fue entonces cuando apareció nuevamente Fidel para pronunciar aquel discurso, donde dijo: “Que sea esta siempre una Marina de Patria o Muerte”».
Así quedaba constituida la MGR, el 3 de agosto de 1963. Es el recuerdo más importante que guarda Félix de sus 39 años como artillero naval. «Hasta el día de hoy, lo ha sido, ha cumplido con el mandato de Fidel», dice.
Roberto Coi Roque, otro de sus fundadores, puede dar fe de ello con solo un ejemplo. «Fue total el apoyo de la Marina tras el paso del ciclón Flora, en la zona de Banes. Por aquella época, la Marina estaba dividida en los distritos naval occidental, central y oriental», cuenta.
Los festivales deportivos, una tradición de la institución armada, correspondían al distrito oriental, de ahí que todos los marineros se encontraran en la zona oriental de Banes, provincia de Holguín. «El festival se suspendió con la noticia del Flora. La misión que nos dieron fue la de evacuar a todo el personal que había en el embarcadero de Banes y las zonas aledañas. Después del ciclón, todos contribuimos en la reconstrucción de las casas».
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Así como para los médicos lo más importante es la anatomía del cuerpo humano, para Iverti es la estructura de las embarcaciones, hacer «los planos del navío, repararlos, conocer cada una de sus piezas y cómo se hacen».
A solo escasos metros del muelle, donde descansan sobre el mar el BP 390 y BP 391, la joven mira con expectación los buques y el crucero que a lo lejos se detienen en el litoral capitalino. «Uno no se imagina, cuando los ve, la cantidad de piezas que traen dentro».
Estudiante de la especialidad de Ingeniería en Construcción Naval, de la Academia Naval Granma, Orden Antonio Maceo, Iverti Bachiller realiza sus prácticas de cuarto año en la unidad de buques de instrucción en Casa Blanca, perteneciente a la Academia Naval Granma, Orden Antonio Maceo.
La institución docente de nivel superior de las FAR, encargada de preparar a los futuros oficiales y suboficiales de la MGR, es la única universidad del mar que tiene nuestro país, un complemento para la formación, donde los guardiamarinas desarrollan sus habilidades, asegura el capitán de corbeta Ernesto Coto García, político de la institución docente de nivel superior de las FAR.
«La Academia va a cumplir 60 años en Revolución», explica, porque realmente su origen data de 1917, época en la que comenzó a formar oficiales que respondieran a los intereses de los gobiernos capitalistas de turno. «Con el triunfo del Primero de Enero, empezaron a entrar jóvenes del Ejército Rebelde y de la universidad».
Si de tres momentos importantes para la institución se trata, Coto menciona el proceso de perfeccionamiento, cuando se «rompió el tabú de las razas, pues antes de 1959 no podían entrar negros»; el año 1986, cuando entran por vez primera las mujeres a la Academia Naval y se le añade el apellido de «Granma»; y el 2014, como parte del aniversario 50, cuando el General de Ejército le impone la Orden Antonio Maceo.

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En medio de la maleza, la teniente de fragata Daimí Viamonte Guevara, jefa de complejo radiotécnico de una unidad coheteril de costa de la MGR, cumple con la revisión diaria de las redes y medios técnicos, para captar objetivos navales del enemigo. Con apenas 25 años, tiene la alta responsabilidad de preparar a los jóvenes marineros, que durante 12 y 24 meses, realizan allí el servicio militar. «Todos los días se aprende algo nuevo, que te prepara para la vida».
Para el teniente de fragata Eleiqui Pérez, jefe de laboratorio, «la unidad es uno de los eslabones fundamentales de la MGR, los encargados de que la técnica, el armamento, el personal, se encuentren listos para cumplir la misión que se nos encomiende».
El capitán de fragata Eduardo Torriente Castenedo, jefe de la unidad, explica que se fundó el 24 de octubre de 1989. «Su objetivo fundamental es asestar golpes coheteriles contra los buques, el transporte y desembarco del enemigo», en caso de una agresión armada.
La formación se basa en el programa de preparación combativa que establece el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. «Tenemos compañeros que han cumplido misiones internacionalistas. Pero, además, la unidad participó en las revistas por los aniversarios 40 y 60 de las FAR, y en la de los 50 años de la victoria de Playa Girón».
Al marinero Randy Ramón Carrío, por ejemplo, la unidad le cambió la vida. «Soy operador pirotécnico. Llevo un año y un mes, y he adquirido muchos conocimientos que nos hacen confirmar la importancia de la defensa del país».
Salvaguardar las costas cubanas ante agresiones enemigas es una de las misiones fundamentales de la MGR. En ese sentido, el capitán de navío Alfredo Hernández García, jefe de la base naval occidental, afirma que la misma cuenta con unidades combativas, unidades de superficie, instalaciones de lanzamiento de torpedo y coheteril, en función de la defensa de nuestros mares.
Custodiar objetivos de interés del país y apoyar a la economía en misiones de cabotaje, son otras de nuestras misiones, asegura, y añade que el aporte fundamental es la formación de los principales cuadros que han transitado por la Marina.
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Hace días que una nueva misión mantiene ocupado a Yulexi Puga, comandante del BP 390, y a todos sus marineros: los preparativos del buque, su mantenimiento y pintura, les llevan buena parte del tiempo. El objetivo, tenerlo listo para hoy 5 de septiembre, cuando la MGR está celebrando sus 55 años, fecha escogida en honor a los marinos caídos ese día en el alzamiento popular de la ciudad de Cienfuegos.
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Miguel Angel dijo:
1
5 de septiembre de 2018
04:36:57
lazaro Respondió:
5 de septiembre de 2018
14:37:38
Raiza Kozulina de Rusia dijo:
2
5 de septiembre de 2018
05:18:03
R.F.Castillo dijo:
3
5 de septiembre de 2018
15:33:01
Victor Montoro dijo:
4
5 de septiembre de 2018
21:54:12
Miguel Angel Respondió:
7 de septiembre de 2018
06:09:29
ArmandoCardona dijo:
5
8 de septiembre de 2018
16:23:13
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