ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
«Vilma desafiaba el peligro, no le temía a nada», testimonia Luis Felipe. Foto: Cortesía del Museo del II Frente

SANTIAGO DE CUBA.–Para Luis Felipe Rosell Soler, quien se les acercaba aquel día cuando caminaba junto a Frank País García por la calle San Jerónimo, había sido hasta entonces la joven elegante, educada, culta y de exquisita sensibilidad por las flores que solía adquirir en su puesto: rosas, claveles, dalias y gladiolos.

«¿La conoces?», le preguntó en voz baja el intrépido jefe de la lucha clandestina, y él apenas respondió: «De vista, es una burguesita de la barriada, pero parece buena persona». Unos pasos más y ya frente a ella, Frank se detuvo y le dijo: «Pues te presento a Vilma Espín Guillois, ella es muy importante en nuestra causa».

Ahora, cuando ha accedido a ofrecer a Granma sus recuerdos sobre la Heroína de la Sierra y el Llano –de cuyo nacimiento en esta ciudad se cumplen hoy 88 años– el destacado revolucionario confiesa que aquel instante en que se quedó frío, fue a la vez de los más felices en su vida, pues «en medio de la lucha ella era un ángel que nos cayó del cielo».

«Realmente me quedé pasmado –asegura–, porque en la zona se comentaba que procedía de una renombrada familia, vivía en una casona y estudiaba en buenas escuelas. Nadie podía imaginar su devoción patriótica y revolucionaria, de ahí que al profundizar en su firmeza y a la vez en la dulzura de su trato, la admiré profundamente».

Centrada en las frecuentes reuniones sostenidas en la casa de Vilma y en el cumplimiento de las misiones asignadas por Frank País, que iban desde el acopio y traslado de armas, la preparación de los combatientes en la Finca El Palmar, propiedad de Luis Felipe, así como al traslado de compañeros, a partir de entonces entre ellos surgió una estrecha relación por la causa y una sincera amistad.

«Ya en los preparativos de lo que sería el levantamiento del 30 de noviembre –refiere–, Frank me manda a recoger en mi auto unas armas allá en La República. Estábamos en la casa de Vilma y en los momentos en que todos me daban consejos porque iría solo, ella se para y le dice a Asela de los Santos: «vamos con él», y así me acompañaron hasta cumplir la misión.

«Vilma desafiaba el peligro, no le temía a nada, y andaba siempre con una pistolita que le vi disparar muy bien. Un día nos acompañó a Frank, Pepito Tey y otros compañeros a unas  prácticas en el campo de tiro del Club de Cazadores. Al retirarnos, tropezamos con una copita de ron rota y Frank propuso dispararle al aire.

«Teníamos una escopeta de mi propiedad y todos, menos Vilma, fuimos tirándole hasta que Frank dijo «vamos, que no hay quien le dé». Ya nos íbamos cuando ella reclama «¿y yo?», pero todos nos reímos, y sin importarle cogió el arma y de un disparo convirtió en polvo la copita lanzada al aire».

Para el levantamiento del 30 de noviembre, Vilma fue designada jefa del Grupo Operativo del Estado Mayor, y como uno de sus integrantes, Rosell Soler valora su firmeza en el cumplimiento de las órdenes impartidas por Frank, y la fortaleza que le imprimió a aquella acción para el futuro apoyo al núcleo guerrillero de Fidel en la Sierra Maestra.

Entre otras acciones destaca su participación con Asela en los envíos de armas a la Sierra, «porque era un trabajo muy duro allá en la Finca El Cañón, que tenía Juan José Otero, en Puerto de Boniato, donde limpiábamos las armas, que luego debíamos empapelar, montar en el camión y cubrir con un cargamento de naranjas.

«Realmente –argumenta–, no sabía qué otra prueba debía verla asumir, pero reveladoras y fehacientes de la entereza de Vilma fueron las horas siguientes al asesinato de Frank País; ante tan terrible momento me pidió dos días después por teléfono que recogiera a Daniel (René Ramos Latour), para una reunión en Vista Alegre.

«Al entrar en aquella casa encontré a otra mujer, fue la única vez en la vida que vi a Vilma con el rostro desencajado, se notaba destruida, pero cuando alguien planteó que al caer Frank, el Movimiento estaba sin cabeza y había que nombrar a un sustituto, ella fue la primera en hablar y expuso que el compañero idóneo para sustituir a Frank  era Daniel.
Esa fue la única propuesta sustentada por la propia Vilma, al expresar que además de sus cualidades de luchador revolucionario, Daniel era el que más cerca había estado de Frank en los últimos tiempos.
«Los compañeros del Movimiento 26 de Julio sabían, y los que aún vivimos lo confirmamos, que ella reunía sobradas cualidades para asumir la jefatura, pero dando muestras de su grandeza y su pureza, para que no quedara brecha a otra salida que pudiese ser dañina, fue la primera en hablar con esa propuesta que por unanimidad aprobamos.

«De aquel momento –enfatiza–, en que participamos cinco personas, solo me falta decir que quise salir primero de esa casa, pero Vilma se adelantó y al pasar pude escucharle «pero qué estamos haciendo, qué estamos haciendo, estamos sustituyendo a Frank». Eso solo podía venir de esa mujer extraordinaria, para quien la vida de los combatientes era lo primero».

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F. P. G. dijo:

1

7 de abril de 2018

08:20:45


Que viva Vilma por siempre...

Miguel Angel dijo:

2

9 de abril de 2018

06:56:00


Que hermoso trabajo, fenomenal. Cuánta grandeza, sensibilidad, valor a toda prueba, humanismo, altruismo, humildad, sentido de la responsabilidad, lealtad, patriotismo y tantas otras cualidades reunidas en una extraordinaria mujer. Tenemos que conocer mas a Vilma, paradigma como combatiente, revolucionaria, madre, esposa. Aprender a amarla e imitarla. Su ejemplo y legado serán imperecederos a través del tiempo.