
El sector cuentapropista llegó para quedarse, y así lo evidencian las estadísticas. Hasta lo que va de año ya sumaban 556 064 las personas inscritas en esa forma de empleo, y las cifras continúan en ascenso. Desde la ampliación de esta modalidad en el 2010, ha sido interés de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) acompañarlos, apoyarlos y protegerlos.
Este es un sector complejo, y todas las legislaciones que se están aplicando son experimentales. «Por eso, la CTC se está esforzando por llegar a todos los cuentapropistas, para que ellos vean en nosotros una vía para abordar sus dudas y dificultades. Nos hemos propuesto sindicalizarlos y ya hoy el 81,9 % de estos trabajadores integran el movimiento sindical cubano», explica al diario Granma Rodolfo Jiménez Polanco, funcionario de la Central de Trabajadores de Cuba.
Para promover que el cuentapropista se integrase a la organización, los funcionarios de la CTC realizan las captaciones de forma personal. Visitan cada negocio y conversan con cada trabajador, sin distinciones entre empleadores y empleados.
«Cada cuentapropista tiene inquietudes y necesidades específicas. Por eso, les decimos que la inserción a la Central es voluntaria, y una vez que acceden les damos a conocer sus derechos y deberes», explica Lourdes María Ferrer, funcionaria de esta organización.
Rodolfo Jiménez asegura que, al proponerles integrarse a la organización, unos lo toman con entusiasmo y se suman, otros dudan. Pero generalmente responden de forma positiva. «Aunque esto no significa que nuestro trabajo es tan eficiente –añade–, ni que todo el mundo acepta, lograr casi el 82 % de afiliados es una cifra fabulosa para cualquier lugar del mundo. Desde el punto de vista político esto demuestra que la gente sí desea estar organizada».
ALGUNAS EXPERIENCIAS
Jorge Luis Reyes, mecánico de software del negocio privado Los doctores del celular, ubicado en Infanta y Zanja, en Centro Habana, aún recuerda el día en que los dirigentes sindicales se acercaron al establecimiento para proponerles la afiliación.
«Todos aceptamos y mantenemos con el sindicato muy buenas relaciones. No nos parece tedioso participar de los encuentros mensuales; al contrario, con ellos hablamos de todas nuestras dudas e inquietudes. Aun así, tengo muchos amigos en este sector que no están sindicalizados», explica el joven cuentapropista.
Judith Rodríguez Requejo, estudiante de 5to. año de la carrera de Derecho de la Universidad de La Habana, reconoce que durante su experiencia como trabajadora por cuenta propia percibió que muchos de los jóvenes que trabajaban con ella dudaban de la importancia de pertenecer a un sindicato, hasta que se enfrentaban a algún problema.
«Para qué, eso es solo papeleo y reuniones, y pocas veces nos ayudan a resolver los problemas», decían algunos. «En parte esto se debe al desconocimiento general que existe sobre el apoyo que puede dar el sindicato. Pero en un sector como este, donde en ocasiones ocurren violaciones a los derechos de los trabajadores, tener algún tipo de ayuda nunca está de más», comenta Judith.
Sin embargo, ambos jóvenes tienen aún muchas dudas sobre la sindicalización y relacionan el vínculo con la CTC solo como un recurso que podría ampararlos en una situación extrema –accidente, jubilación, violación de algún derecho–, pero no como un espacio organizado donde cotidianamente se vele por las necesidades y condiciones de trabajo de los afiliados.

«Se ha valorado la posibilidad de un sindicato único para los trabajadores por cuenta propia, pero la práctica ha demostrado que es más factible atender las demandas de cada trabajador por especialidad. La Central tiene creados 16 sindicatos que organizan a los trabajadores no estatales por las actividades económicas que desempeñan: gastronómicos, arrendatarios, artistas, usufructuarios... », reconoce Rodolfo Jiménez.
La organización de los cuentapropistas por sindicatos afines facilita las articulaciones entre el sector estatal y no estatal de la economía, aseguran los funcionarios de la CTC. Por ejemplo, con el apoyo del sindicato, el Ministerio del Turismo mantiene una atención directa con los arrendatarios de viviendas. Las entidades turísticas suelen entablar contratos directos con los trabajadores por cuenta propia y les permitan incorporarse a las ofertas de las agencias, además de viabilizar la relación con inmigración.
POR UNA MAYOR ATENCIÓN AL TRABAJADOR POR CUENTA PROPIA
«Ya pasamos la primera etapa del ordenamiento sindical, que era acercarnos a ellos y organizarlos. Ahora estamos en una etapa superior, necesitamos dar respuestas a las necesidades diversas de este sector, de lo contrario no es creíble la organización», comenta Ana Teresa Reill Revé, abogada de la sección jurídica de la CTC, quien admite que, aunque el Código de Trabajo sí protege a los trabajadores por cuenta propia, existe todavía mucha dispersión legal, lo que «dificulta nuestro trabajo de ayuda y asistencia al cuentapropismo».
Crecencio Hernández Escalona, especialista principal de la sección jurídica de la CTC, coincide con Reill, y asegura que «aunque la Ley 116 del 2013 por la que se dicta el Código de Trabajo, protege al trabajador no estatal, las legislaciones que la acompañan están muy dispersas. Estamos hablando de los Decretos-Ley 278, 305, 306... Es preciso compilar todas estas legislaciones para hacerlas factibles, porque en ocasiones crea confusión tanto en los trabajadores como en los operadores del Derecho».
Por otro lado, se necesita reconocer en ese cuerpo legislativo que el entorno económico en Cuba está cambiando. «Ya existen en nuestro país pequeñas empresas», asegura Hernández. «Un hombre que tenga un restaurante –añade– con más de 50 trabajadores, ya no es un simple empleador, sino un empresario. Se necesitan normativas más específicas en torno a esas figuras que están emergiendo en el mercado privado de la Isla».
Para Rodolfo Jiménez aunque el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social «regula el trabajo por cuenta propia, la vida está demostrando la necesidad de que exista una entidad que estatalmente organice y vertebre la atención a este sector», aseguró.
Según Crecencio Hernández, la CTC es la voz del trabajador y quien se ocupa de sus necesidades individuales, pero necesita una contrapartida eficiente. «En los encuentros que tenemos cada seis meses con los secretarios generales de las secciones sindicales, se nos plantean desde discrepancias con las multas que reciben los trabajadores por cuenta propia, hasta la demanda, por ejemplo, del baño que cerraron en el centro comercial Carlos III, de La Habana. Todo eso nosotros lo recogemos, y dialogamos con las administraciones de cada negocio, pero a veces esto no es suficiente para revertir esas dificultades».
Por tanto, menos dispersión legislativa e institucional ayudaría a la unidad sindical del sector, reconocen los especialistas de la CTC. También advierten como un reto tener que introducir nuevas formas de actuación para favorecer la representatividad de estas personas, el derecho a ser escuchados y hacer valer sus demandas.



















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Rogelio Torras dijo:
1
24 de mayo de 2017
08:59:58
Leo dijo:
2
24 de mayo de 2017
09:13:50
Carlos dijo:
3
24 de mayo de 2017
09:32:58
Paulina Hernàndez Mezonet dijo:
4
24 de mayo de 2017
10:28:14
pacheco dijo:
5
24 de mayo de 2017
15:06:21
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