PINAR DEL RÍO.–En un cuartón que parece un gran campo de fútbol con el césped reseco, varias decenas de vacas tratan de hallar alimento, bajo el sol implacable de un invierno marcado por las altas temperaturas.
«Es que lleva ya mucho tiempo sin llover –explica Armando Gil, uno de los hombres a cargo del rebaño–. Fíjese que cuando uno friega las vasijas después del ordeño, nota que la leche no tiene grasa», añade.
La escena transcurre en las afueras del poblado de Briones Montoto, en áreas de la cooperativa de crédito y servicios (CCS) Celestino Pacheco, pero pudiera tener lugar en cualquier otro sitio de Pinar del Río.
Una vez más, la sequía dispara las alarmas en la ganadería de la provincia, como si fuera cosa nueva, o como si las exhortaciones a prepararse para mitigar sus efectos, que se les hacen a los productores año tras año, fueran en vano.
Es la hora de echar mano a la caña y al kingrass, y a los ensilados y las reservas de heno. Y es la hora en que nuevamente se «descubre» que no se guardó alimento durante los meses de lluvia, ni se plantaron los pastos y forrajes necesarios.
El resultado es una masa que decrece por año, en contraposición a la voluntad estatal de potenciar la producción de carne y de leche para reducir importaciones.
Según los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), por ejemplo, en Pinar del Río el 2016 cerró con 1 360 cabezas de ganado vacuno menos que el 2015, cuando a su vez se había registrado una disminución de 1 993 con respecto al año anterior.
La tendencia se mantiene en el tiempo. O sea, que el 2011 terminó con menos animales que el 2010, el 2012 con menos que el 2011, el 2013 con menos que el 2012, y así sucesivamente hasta hoy, con el 2014 como única excepción.
Sin duda un comportamiento incomprensible, si se tiene en cuenta que en ese mismo periodo fueron entregadas en usufructo para la ganadería, en este territorio, más de 24 400 hectáreas.
En la medida que se incrementan las tierras, disminuyen los rebaños, cuando la lógica indica que debería ser al revés.
Pedro Antonio López, director del departamento provincial de Sanidad Animal, considera que de todos los factores que inciden en esta situación, hay uno fundamental: existen muchos propietarios de ganado, pero pocos ganaderos.
Para el especialista, los principales problemas que arrastra el sector en la actualidad tienen que ver con las condiciones de tenencia y especialmente con la alimentación.
Así lo prueba el hecho de que en el 2016 –aun cuando se consideró un año favorable en cuanto a las lluvias–, se reportaron 2 516 muertes por desnutrición. Además, 1 444 por accidentes, relacionados en la mayoría de los casos, con animales que se salieron de sus áreas habituales buscando qué comer.
«En la mortalidad influyen causas lógicas como una enfermedad crónica, un rayo, un infarto, pero el hambre y los accidentes no lo son –dice Pedro–. A nivel internacional, ni siquiera están registradas, porque no se conciben».
Para evitarlo, explica que hay tecnologías establecidas de toda la vida, como la siembra de forrajes. «De la misma manera que se prepara para el tabaco y los demás cultivos, la tierra se debe preparar para los pastos. Sin embargo, lo que prevalece es la espontaneidad.
«Por otra parte, la hierba, y los residuos de cosecha como la paja del frijol y la planta del arroz, se deben secar y almacenar en los establos».
Es lo que hacen los ganaderos en otras regiones donde el clima tampoco es propicio en algunas etapas del año. «En Europa, por ejemplo, no tienen sequía, pero el invierno es muy fuerte, y los animales se crían en naves, con la comida que se guardó».
Aparte de incidir en la mortalidad, la alimentación, compromete también el número de nacimientos.
Mario Jesús Gómez, subdelegado de la agricultura en Vueltabajo, explica que en condiciones normales una novilla debe estar lista para incorporarse a la reproducción a los 18 meses de edad, pero en la actualidad esto se está logrando mucho después, entre los 28 y los 32 meses.
La demora, señala el funcionario, está dada porque no logran alcanzar el desarrollo corporal que se necesita.
«El animal que tiene hambre no ovula, y si ovula no fecunda, y si fecunda hay aborto, porque la reproducción es un lujo en la naturaleza», amplía Pedro Antonio.

Víctor Planes, un campesino de la zona de Briones Montoto, en el municipio de Pinar del Río, lo tiene bien claro.
Hace siete años perdió cuatro animales durante los meses de seca. «Me pasó porque no me había preparado –reconoce Víctor–. Por eso desde entonces he venido creando las condiciones, para que no me vuelva a ocurrir».
Con ese objetivo, ha plantado caña, morera, kingrass y también pastos. «Esto es algo que todos los productores debemos hacer, porque sin reservas de alimentos no se llega a ningún lugar».
No obstante, reconoce que para muchos esta sigue siendo una asignatura pendiente. «Desafortunadamente, en nuestra provincia no hay cultura de eso», dice.
Es el caso de Juan Díaz, campesino de esa misma zona. «La situación cada día se hace más difícil, porque no llueve», se lamenta este hombre que desde el 2005 se dedica a la ganadería y todavía no ha sembrado el primer surco de pasto o de plantas forrajeras.
Según argumenta, para eso hacen falta recursos, combustible, maquinaria, y hasta ahora no ha podido llegarles.
A merced de los caprichos del clima, con un rebaño de alrededor de 30 animales, Juan solo logró entregar el año pasado 3 185 litros de leche. En cambio, a escasa distancia de sus tierras, Víctor Planes, acopió cerca de 30 000, con una masa de 62 cabezas. Casi diez veces más leche, con solo el doble de las reses.
La comparación da la idea de cuán distinto pudiera ser el rostro de la ganadería, si la suerte –y la productividad– de decenas de miles de animales, hoy no estuviera en manos de la naturaleza. Pero se trata solamente de eso: una posibilidad.
Mientras tanto, en los alrededores del poblado de Briones Montoto, y en muchos otros sitios de la provincia, hay reses hambrientas hurgando en el suelo, y como si no la vivieran año tras año, hay hombres que se vuelven a sorprender con la sequía.



















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